Eran las 17.44 horas del martes cuando un hombre, ataviado con una gorra y una mascarilla para intentar que no se le reconociera, se paró delante de un local situado en la calle Poeta Pablo Neruda del municipio de Telde. Miró el letrero y, rápidamente, entró, colocándose el sombrero.

En el interior del establecimiento, una peluquería, una trabajadora aguardaba en una mesa, frente a los lavacabezas, mirando su móvil. En ese momento, no había clientes, pero sí un perro, atento a lo que ocurría tras un mostrador.

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