Último debate de la Nacionalidad de esta legislatura. Primer debate de política general tras la salida del PP del Gobierno. Estas dos circunstancias permitían a algunos periodistas aventurar un careo un tanto agrio entre el presidente Paulino Rivero y su hasta hace dos días vicepresidente, José Manuel Soria. Pero no hubo nada de eso. Fue, sin duda, un debate de argumentos, de altura, también de guiños y advertencias, pero un debate de guante blanco, hasta el punto de que Rivero hizo un gesto inusual con Soria: saludarlo desde su escaño cuando el portavoz del PP regresaba al suyo tras intervenir.

Ni siquiera una ridícula interpretación del Reglamento que impidió a Soria responder a la réplica de Rivero enturbió un intercambio "honesto" (Rivero) de mensajes entre los dos socios. Tan honesto que Rivero preguntó a Soria si "tiene un plan A y plan B" en función de que pueda asumir tareas de gobierno en las Islas tras el 22-M (plan A) o quede en la fría oposición y pida el rescate de Mariano Rajoy desde Madrid (plan B).

El presidente del PP había aludido antes a las "dos almas" del nacionalismo canario, que no deben ser contradictorias entre la canariedad y la españolidad. Para eso Soria tiró de Pérez Galdós: "Nosotros [los canarios] que más distantes estamos, más próximos debemos estar al corazón de la patria". El portavoz popular le pedía al presidente que compatibilizara sus "dos almas"; Rivero prefirió preguntarle a Soria por sus "dos planes".

Otro guiño más de Rivero. Al presidente parece no caberle en la cabeza que tras las elecciones puedan producirse negociaciones conducentes a un pacto entre el PSC y los populares. Nadie sabe en el Parlamento por qué a Rivero se le hace tan difícil contemplar esa hipótesis de trabajo.

En síntesis, éstos fueron los argumentos del PP contra el Gobierno nacionalista y su presidente: 1.- por mucho que el Ejecutivo regional haga por superar la crisis acabará fracasando porque el origen del problema está en la política económica y laboral de Zapatero; 2.- los acuerdos de Madrid entre nacionalistas y PSOE "son el mayor fiasco en la historia de la autonomía"; 3.- ojo con los acuerdos para bonificar a las compañías aéreas porque "pueden espantar a las que llevan 30 años trabajando con Canarias"; y 4.- el PP no acepta en modo alguno "modular" el crecimiento de la población.

Soria, en su intervención, hizo también un anuncio que sorprendió: "Esta legislatura pone fin a un ciclo político, un ciclo donde lo que ha primado es la búsqueda de la estabilidad parlamentaria, de sumar 31 diputados. En el nuevo ciclo político que se abre la prioridad serán los consensos, no las alianzas ni los pactos de gobierno". Las palabras de Soria dieron para todo tipo de conjeturas, algunas de ellas aventurando un Gobierno nacionalista en minoría de Rivero sostenido desde la oposición por el PP a la espera de las elecciones generales, un año después.

Rivero pasa

Rivero pasó por alto las reflexiones lanzadas por su ex aliado político y se centró en responder uno por uno al argumentario del PP. Frente a las críticas populares a la política económica de Zapatero, el presidente no quiso entrar a defenderla, aunque dejó claro el ya conocido criterio nacionalista de que la responsabilidad en el deterioro de la actual situación es compartida "entre los dos grandes partidos del Estado".

Segundo punto, los acuerdos entre CC y el PSOE. Al presidente se le escapó una confesión: "Aprovechamos la debilidad de Zapatero para obtener acuerdos ventajosos para los canarios". Rivero se preguntó nuevamente si en un contexto de crisis y restricciones presupuestarias habría sido posible mantener el flujo de la inversión estatal en carreteras, o la reducción de las tasas aéreas, a las que Soria no atribuye ningún mérito en el aumento de las entradas turísticas, pero que el presidente considera que han sido claves.

En relación con la política de bonificaciones a las compañías aéreas, Rivero repitió que no existe discriminación, que es una oferta del Gobierno a todas aquellas que creen nuevas rutas o aumenten sus capacidades de carga en las ya existentes. El PP teme, sin embargo, que estas aerolíneas que aprovechan los apoyos del Ejecutivo acabarán por abandonar las Islas en el momento en que desaparezca el respaldo público.