¿Qué son las extrañas algas que están inundando las playas de Canarias?

Las macroalgas halladas en varios puntos del Archipiélago son sargazos que han viajado desde un mar cercano a Florida

Esta especie no es nociva por lo que, aunque pueda resultar molesta, no supone ningún riesgo para la población

¿Qué son las extrañas algas que están inundando las playas de Canarias?

Andrés Gutiérrez

Verónica Pavés

Verónica Pavés

En los últimos días, las costas de Canarias han recibido la visita "sin precedentes" de unas raras algas de color parduzco y pequeñas vesículas, conocidas como sargazos. Las ingentes masas de macroalgas que han cubierto algunas zonas de baño, como la de Valleseco en Santa Cruz de Tenerife o la Playa de la Nea en El Rosario, han llegado al Archipiélago arrastradas desde el Mar de los Sargazos cercano a las costas de Florida. Y no han venido solas. Las manchas vegetales han trasladado hasta las costas canarias a cangrejos, pequeños pececitos, invertebrados imperceptibles e incluso cocos tropicales. Y aunque no es la primera vez que estas algas hacen acto de presencia hasta Canarias, los investigadores afirman que nunca antes se habían constatado la llegada de una cantidad semejante ni durante tanto tiempo. 

Desde mediados de marzo estas grandes manchas pardas han hecho acto de presencia en distintos lugares del Archipiélago, especialmente aquellos que, por su orientación, suelen sufrir la llegada de basuras (como microplásticos). El oeste de La Palma, El Hierro, la playa de la Nea en Radazul (El Rosario), el oeste de Tenerife o Santa Cruz han sido algunos de los lugares en los que los investigadores han avistado este tipo de manchas de origen caribeño y natural.

Estas macroalgas, que la ciencia conoce como Sargassum, tienen su origen en el Mar de los Sargazos. Esta zona perdida en medio del Atlántico norte y cercana a las costas de Florida –conocida popularmente como el Triángulo de las Bermudas marino–, es un área de aguas calmadas que recibe su nombre por los grandes florecimientos de estas algas que se dan allí. La zona abarca aproximadamente 1.100 kilómetros y no toca ninguna costa.

Posición del Mar de los Sargazos, donde afloran estas macroalgas.

Posición del Mar de los Sargazos, donde afloran estas macroalgas. / Wikipedia

Ya en 1942 Cristóbal Colón se topó, mientras buscaba Las Indias, con una mancha vegetal como la que se ha visto esta semana en la playa de Valleseco en Madeira. El fenómeno le ocasionó tal impacto que llegó a mostrar temor porque su barco pudiera quedar encallado por culpa de la presencia de estas macroalgas. Aquel momento pasó a la historia de la ciencia, al ser el primero en describir esta especie, pero también por ser el que puso de manifiesto la histórica conexión de las arribadas de estas raras macroalgas con la Macaronesia.

"Lo que estamos viendo es un fenómeno natural", argumenta Emilio Soler, investigador del Observatorio Canario de Algas Nocivas y doctor en ciencias del mar por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). "En Canarias guardamos incluso un ejemplar del año 2005", añade, por su parte, Daniel Álvarez, biólogo marino de la Universidad de La Laguna (ULL), que se encuentra haciendo su tesis doctoral precisamente sobre sargazos. 

Lo extraño, por tanto, no es que estas manchas hayan llegado a Canarias, si no la intensidad con lo que lo han hecho. "Normalmente, no llegan en tanta cantidad", argumenta Álvarez, que incide en la posibilidad de que las tormentas que ha habido al oeste de Canarias este invierno las hayan empujado más allá de sus destinos habituales. 

Mancha de sargazos en las costas de Tenerife.

Mancha de sargazos en las costas de Tenerife. / Andrés Gutiérrez

La influencia de las corrientes

Soler, por su parte, hace alusión a otro fenómeno que se ha producido este año en el Atlántico y que podría estar detrás de esta llegada inusual de sargazos. Todo tiene que ver con los mecanismos que regulan las corrientes del océano que separa a Canarias de América: la Oscilación del Atlántico Norte o NAO. "Es como El Niño en el Pacífico y se produce por la interacción entre las bajas presiones de Islandia y las altas presiones de Azores", relata Soler.

Cuando ambas se encuentran a plena potencia, la NAO es positiva, por lo que la corriente fluye hasta Groenlandia. Sin embargo, cuando la NAO es negativa, la corriente se debilita y gira hacia Europa y el Atlántico medio, lo que puede ocasionar, entre otras cosas, que estas bolsas de sargazos lleguen hasta la Macaronesia y las costas africanas y españolas. 

"Este año hemos tenido una NAO negativa persistente, que ha permitido ese flujo meridional y nos ha traído de regalo esos sargazos", resalta Soler, que advierte de que la NAO cada vez tiene menos momentos de tranquilidad y equilibrio.

"El cambio climático está haciendo que este flujo sea más inestable y provoca en él cambios muy abruptos", remarca el investigador. Y es que al océano le está pasando lo mismo que a los entornos terrestres: la crisis climática empieza a diluir las estaciones meteorológicas ocasionando cambios meteorológicos muy bruscos de una semana a otra.

No hacen daño

Estas especies no son nocivas por lo que, aunque puedan resultar molestas –desprenden un fétido olor cuando mueren–, no suponen ningún peligro para la población. Pero aunque estas grandes plataformas vegetales flotantes no desentrañan ningún problema para la salud de los isleños, sí que pueden transportar encima o enredados en ellas ciertos polizones que no suelen estar en Canarias.

Algunos de estos organismos son inofensivos, como los pequeños cangrejos amarillos que han llegado a La Palma; otros son algo más problemáticos, como las carabelas portuguesas. Estas últimas, emparentadas con las medusas pueden ocasionar urticarias si se entra en contacto con ellas.

Una vecina de La Palma recoge un coco enredado entre las manchas de sargazos.

Una vecina de La Palma recoge un coco enredado entre las manchas de sargazos. / El Día

Estas algas se enredan con otros elementos, como cocos, o incluso con la fauna local. Es el caso de las salpas, unos invertebrados inofensivos que a menudo son confundidos por medusas, pero que nada tienen que ver con ellas. Las salpas son comunes en Canarias y, precisamente la primavera es uno de sus momentos favoritos de crecimiento. 

Los municipios poco pueden hacer ante la llegada de estas algas más allá que esperar a que mueran o a que las corrientes se las vuelvan a llevar. "Pueden limpiar, pero es verdad que al retirarlas se suele eliminar más arena que alga, por lo que estás contribuyendo a la erosión del litoral", advierte Soler.