El Festival Internacional Canarias Jazz & Más inicia el próximo sábado, en Gran Canaria, su edición número 25 con la Noche Africana. Ayer, con motivo de las bodas de plata, su director, Miguel Ramírez, participó en un encuentro con algunos valedores del proyecto en el Club LA PROVINCIA. Ramírez, que aseguró que el proyecto hubiera sido inviable sin la suma de estos y otros "activistas" del festival, repasó las claves del éxito y permanencia de esta propuesta con Gonzalo Angulo, exconsejero de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Fausto Bethencourt, exdirector de programación del Auditorio Alfredo Kraus y con Felipe Díaz, director del Aula de Música Moderna de la ULPGC.

Miguel Ramírez, conocido como el 'colorado', recordó en primer lugar el nacimiento del proyecto, cuando la Isla solo contaba con algún festival intermitente. "Yo era un músico joven y existía un colectivo de músicos gracias a la labor de Luis Vecchio y Bebe Martin que fueron los maestros que introdujeron las escuelas", explicó éste. Entonces, tras un festival con una asociación en favor del Sáhara Libre en el Estadio Insular, Angulo le citó, "si era capaz", en su despacho a las ocho de la mañana. Me preguntó. ¿Tú que quieres hacer? La respuesta fue un festival con músicos de aquí y de fuera y que apueste por los municipios. Así nació la historia, una Semana Santa de 1992, en los límites de Gran Canaria y con músicos de la propia Isla.

A los pocos años entró el patrocinador y esto permitió que el festival pudiera desplazarse a otras islas, un aspecto en el que Angulo admitió haber sentido cierta reticencia inicial por la falta de seriedad de "algunas" instituciones que debían colaborar. "Pero al final, el salto a toda Canarias fue muy importante", sentenció. Además este señaló haberse inspirado en esta apuesta en su pequeña afición al jazz y clubes célebres de los 70 y 80 como fueron Elefante Blanco y Half Note. El exconsejero explicó que su prioridad en la gestión del cargo pasaba por ampliar el horizonte del espectro musical, especialmente en lo formativo, más allá del folclore y la clásica. "Me interesaba sobre todo el tema formativo", priorizó éste.

El salto a los grandes conciertos, como el de Herbie Hancock, se realizó gracias a las coproducciones con los auditorios de Gran Canaria y Tenerife. Fausto Bethencourt ya había participado en los festivales previos y se sumó a este proyecto.

Por su parte, Felipe Díaz es el director del Aula de Música Moderna de la ULPGC pero se confesó seguidor acérrimo antes de convertirse en profesor. "El festival ha sido para mí y para muchos canarios la herramienta con la que hemos aprendido a oír músicas diferentes, aunque ya tenía un bagaje", puntualizó antes de revivir cómo esperaba todo el año al anuncio de la programación por si aparecía alguno de los músicos que más le interesaban. "Y siempre tuve la suerte de que alguno caía, como Paquito de Rivera", añadió. Además, recordó conciertos en el Paraninfo de la Universidad como el que ofreció el guitarrista Stanley Jordan y, ya con el Aula en marcha, el bajista Christian McBride. También revivió los distintos directos del saxofonista tenor Michael Brecker. "La gente se quejaba. Otra vez él. Y yo pensaba que, si él quiere, que venga a tocar todas las semanas".

Díaz recordó a Wayne Shorter y Ramírez disculpó su actuación. "El primer año que iba a venir sufrió una desgracia. Murió su mujer y cuando vino dos años después todavía estaba muy tocado", señaló.

"Siempre hablamos de los monstruos, pero y los emergentes", interrumpió Bethencourt antes de recordar: "por aquí pasó un tal Brad Mehldau y Diana Krall, muy jovencitos". Mientras, tras un pregunta del público, Ramírez explicó que el cambio de espacio previsto para Christian Scott se debe a un ajuste al coincidir con un directo en Alemania y "porque viene con unas condiciones muy aceptables".