La UD era un vendaval, un caballo desbocado, espoleado por el empate de Araujo, que asediaba la portería del Racing a golpe de corneta. Llegaba y llegaba el amarillo como una manada de lobos ante una víctima herida cuando Valerón movió el balón a la banda y Aythami sirvió un centro medido al segundo palo. Apareció, entonces, Nauzet para templar, de cabeza, el cuero y regalar el tanto a la llegada en carrera de Ángel López. Golazo, remontada, tres nuevos puntos y liderato provisional.

Pero no fue nada fácil. El proyecto de Paco Herrera al frente de la UD Las Palmas marchaba con viento a favor, invicto en la categoría y buscaba el triunfo ante un rival sin puntos. Acompañaba al conjunto amarillo, incluso un halo de superioridad en su caminar por la categoría. Sin embargo, ayer se encontró con un rival correoso, hundido en la clasificación, un campo pequeño y minado, cometió un fallo en defensa y, de pronto, parecía haber perdido la armadura de la imbatibilidad. Era un escenario conocido y una derrota segura en un pasado muy reciente. Pero esta UD no es así.

Los amarillos se encontraron con un rival duro y agresivo que durante la primera mitad anuló todas sus virtudes a base de palos y cuchillos. Es el peaje que implica el disfrutar de unas vistas de lujo en lo alto de la clasificación. Nauzet y David Simón habían probado suerte ante la meta rival; poca cosa. La UD avisaba de sus intenciones, con paredes y desborde por las bandas, pero poco a poco su juego se fue haciendo evidente con diez jugadores de campo -todos salvo Raúl- diestros. El balón habitaba en la banda derecha. Faltaba amplitud. Mientras, Araujo era objeto de una defensa agresiva y apenas tenía contacto con el cuero. El conjunto del Cantábrico, el rey del norte, según rezaba una pancarta, se mostraba muy agresivo -con 20 faltas y seis amarillas en el primer tiempo- y generaba peligro a partir de la recuperación en el centro del campo. Las Palmas era otra. Había perdido el control en la zona medular, pese a su potente trivote.

La UD se había mostrado sólido en defensa. No regaló una oportunidad hasta que la concentración desapareció en el minuto 30, tras un despeja fallido, al cielo, en la frontal del área que cayó como un trueno sin que nadie acertara en el salto. Así, tras una cesión de cabeza, el cuero llegó a Miguélez que, libre de marca, batió a Raúl con un golpeo raso. Las Palmas encajaba su segundo tanto del curso y encaraba, por primera vez en la Liga, un partido con necesidad de remontar un marcador adverso; era un ejercicio del más difícil todavía.

Reacción y asedio

Tras el paso por el vestuarios, la UD regresó sin cambios pero con nuevas ideas. Ángel empezó a ganar la banda izquierda. El juego ganaba en amplitud y, de pronto, Las Palmas se sintió superior. Comenzaba a morder y a llegar por las dos alas, pero, sin embargo, no llegaba el remate ni en el balón parado ni en jugada. Los amarillos dominaban, era el dueño y señor del encuentro en el segundo tiempo, pero el Racing perdonó el segundo en una contra perfecta que erró Javi Soria, en el minuto 57, con toda la portería a su disposición.

Tras esto, Paco Herrera sumó a Valerón y Guzmán, el pase y la velocidad, a la ecuación y la UD se convirtió en un vendaval, con el Mago de Arguineguín moviendo el cuero de un lado a otro del campo. En el 65, el Flaco tuvo un disparo en el interior del área, pero pecó de generoso y la ocasión se marchitó en un pase imposible. El Racing, mientras, buscaba cualquier ocasión para pedir la asistencia médica y perder tiempo sobre el césped.

Todo se oscureció para los locales al perder un efectivo con una entrada salvaje de Javi Soria sobre David Simón, que el colegiado castigo con roja directa. El asedio tras esto fue total con Guzmán imparable por la izquierda pero se encontró sin rematador y sin pase. Herrera consciente de esto quemó todas las naves y a falta de 15 minutos, sacó a Héctor Fugueroa. Era un todo o nada, mientras, el Racing respondía con peligro al contragolpe. Hasta que, por fin, llegó el empate en el 78 con una acción de fortuna de Araujo, un delantero tocado por una varita mágica. El argentino había recuperado el balón, lo condujo con recortes, al estilo Turu Flores, y se lo cedió a Nauzet Alemán. Mientras el de Las Mesas armaba el tiro, el ´Chino´ Araujo continuó su carrera por lo que el disparo del extremo rechazó en la pierna del pichichi amarillo y batió a Mario.

Las Palmas no bajó la intensidad. Rozó el gol con un disparo de Guzmán Casaseca en el vértice del área y continuó. El Racing estaba noqueado. El ruidoso Sardinero estaba mudo. Y llegó el gol, a cuatro del final, con el centro de Aythami, la asistencia de Nauzet y el remate de Ángel López. La UD firmó así su victoria más trabajada y la más valiosa, desde su carácter ganador.