Poner unánimemente de acuerdo al consejo de administración de Sacyr Vallehermoso se antoja complicado en la actualidad. Sin embargo, el discutido presidente de la constructora, Luis del Rivero, lo ha conseguido. Y no es el único rédito que le aporta el asalto al control de Repsol mediante la sindicación de sus acciones con la mexicana Pemex. Hacerse con las riendas de la única petrolera que queda ya en manos españolas es también lavar la imagen ante los bancos con los que Del Rivero debe renegociar la deuda que le generó a Sacyr hacerse con el 20% de la petrolera. Además, afianza la españolidad de la energética al poner de su parte a un aliado que, de no existir esta huida hacia adelante, podría haberlo sido de inversores chinos o rusos, por ejemplo.

El bloque canario -DISA (Demetrio Carceller) y Satocan (Juan Miguel Sanjuán)- más Juan Abelló declararon la guerra a Del Rivero. Carceller y Sanjuán sindicaron sus acciones en febrero, lo que les convirtió en los máximos accionistas de Sacyr. Desde entonces exigieron mayor presencia en el consejo de administración de la constructora. La obtuvieron, pero Luis del Rivero se autoadjudicó otros dos consejeros, uno para sí y otro para su consejero delegado y mano derecha, Manuel Manrique.

Carceller, Sanjuán y Abelló impugnaron en los tribunales la junta general de accionistas en la que se aprobaron dichos nombramientos. Del Rivero actúa ahora igual en Repsol. Ha sindicado las acciones de Sacyr con las de Pemex como a principio de año hicieran con las suyas en la constructora Carceller y Sanjuán. Y continúa imitándoles anunciando que los nuevos equilibrios accionariales deberán tener reflejo en el consejo de administración de la petrolera.

En buena lógica el bloque canario y Abelló han dado su apoyo a la operación, si bien no tardarán en hacer ver que la ecuación que sigue Del Rivero es la misma que ellos dibujaron en Sacyr con escaso rédito, por lo que volverán a presionar para que su incremento participativo tenga un reflejo exacto en el reparto del poder.

Al mismo tiempo que creaba este paréntesis de paz en Sacyr, el presidente Del Rivero reforzó su imagen ante los 25 bancos a los que tiene que devolver los alrededor de 4.900 millones de bancos con que se endeudó la constructora para hacerse con el 20% de Repsol.

En diciembre finaliza el plazo de amortización de la deuda y tener el control de la petrolera es recuperar muchos enteros de cara al éxito en la renegociación. El binomio Sacyr-Pemex ya incluye en el texto de su acuerdo recuperar para sí la figura del consejero delegado, cargo que ostenta de facto el también actual presidente de Repsol, Antonio Brufau, sostenido por Criteria, el holding de Caixabank que controla el 12,97% del capital de Repsol.

El tercer punto que se anota Del Rivero es el de garantizar la españolidad de la petrolera. Perdida Cepsa a manos del fondo soberano de Abu Dhabi IPIC, el Gobierno de Zapatero ha confiado a Del Rivero el mantenimiento de Repsol en manos patrias. Unirse a la estatal mexicana Pemex es adelantarse a la aparición de un inversor extranjero con iguales intenciones y tomar posiciones ante la futura privatización de Petróleos Mexicanos. En las tardes de baloncesto en La Moncloa era tema recurrente. Zapatero y Sebastián le pidieron que anotara el tanto y Del Rivero ha encestado un triple.