Un recorrido de entre dos y tres horas por algunos de los edificios emblemáticos e históricos de La Oliva acercarán al visitante a la historia no solo de Fuerteventura, sino del poder militar, judicial, político y económico que impusieron los coroneles durante los siglos XVIII y XIX en este municipio majorero. Un paseo por la historia de este pueblo majorero, que costará tan solo seis euros.

Este es el objetivo de la Ruta de los Coroneles que pondrá en marcha el próximo mes de enero el Ayuntamiento de La Oliva y la Asociación Cultural Raíz del Pueblo como oferta complementaria no solo al turismo sino a la divulgación de la cultura y la historia de este pueblo. Una iniciativa que busca dinamizar la economía local y la cultura de una zona estrechamente vinculada a la historia de Fuerteventura y especialmente a los auténticos señores territoriales de aquella época.

El pueblo de La Oliva alberga un significativo número de edificaciones, públicas y privadas que representan su evolución histórica, cuyas huellas pueden ser descifradas en cinco inmuebles: la Casa de la Cilla, la iglesia de la Candelaria, la Casa de los Coroneles, el Centro de Arte Canario Casa Mané y la Casa del Coronel. Estas edificaciones históricas forman parte de la citada ruta cultural y turística.

El último inmueble que se sumó a la Ruta de los Coroneles ha sido la Casa de la Cilla. Anoche se firmó el acuerdo de colaboración entre el Cabildo de Fuerteventura y la Asociación Cultural 'Raíz del Pueblo' que permite poner en servicio e incorporar esta reliquia histórica, ubicada en el casco viejo de La Oliva, a esta importante iniciativa.

"Gracias a este acuerdo Raíz del Pueblo asumirá la gestión del centro museístico, con la posibilidad de ampliar horarios y actividades, de manera que el museo no se cierre en sí mismo, sino que contribuya a potenciar los valores de su entorno y hasta a aportar dinamismo económico. Es una experiencia que, si da buenos resultados, queremos seguir extendiendo a otros centros y museos del Cabildo, de manera que sirvan para activar el entorno a través de pymes o asociaciones", explicó el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera.

La presentación del acuerdo contó también con la participación de la consejera insular de la Red de Museos, Candelaria Umpiérrez, y de la alcaldesa de La Oliva, Claudina Morales, así como la concejal de Cultura y Patrimonio Histórico de La Oliva, Soledad Aguiar.

Claudina Morales destacó que "junto a la Casa de los Coroneles, el mercado de la Casa del Coronel, la Iglesia y la Casa Mané, ya se concreta el germen de una ruta por nuestro patrimonio cultural que queremos seguir ampliando" .

En representación de Raíz del Pueblo, colectivo que se hará cargo de la gestión de este museo, Concepción Fleitas recordó "a todas las personas mayores de la zona que en su momento aportaron información, recuerdos y utensilios, para completar los contenidos de este museo, que ahora queremos dinamizar con actividades, charlas, conferencias, etc. A finales de enero queremos tener ya en marcha un programa específico".

Acontecimiento social

El acto de la firma protocolaria se convirtió en todo un acontecimiento social, no en vano asistieron al mismo numerosos vecinos de La Oliva, protagonistas directos de la evolución del municipio y en especial de trabajadores del mundo rural que pudieron comprobar en el museo de la casa de la Cilla la historia del sector agrícola de Fuerteventura. Además, mucho de los asistentes aportaron a este museo no solo el material gráfico que adorna sus paredes sino numerosos aperos de labranza.

El Museo del grano de la Casa de La Cilla, recuerda y pone en valor la historia cerealística de la isla, no en vano Fuerteventura fue durante siglos el principal granero de Canarias desde donde se abastecía de sementera a la mayor parte de las islas del Archipiélago, principalmente a Tenerife y Gran Canaria.

En Fuerteventura se crearon cillas en Betancuria, Tindaya, Tetir, Tiscamanita y La Oliva. La función de estos almacenes era guardar las cosechas de la Iglesia, bien aquellas obtenidas de los ganados y tierras de su propiedad como las que correspondían en concepto de rentas decimales.

La Cilla de La Oliva es un edificio del siglo XIX con paredes de piedra y techo a dos aguas, claro ejemplo de la arquitectura tradicional. La edificación estuvo a cargo de Francisco Carrión y el coste ascendió a 2.007 pesos y dos cuartos. En 1836 fue incautada por el Estado a raíz de la desamortización de Mendizábal. Salió a subasta pública y cayó en manos privadas. El abandono planeó sobre el edificio hasta que fue adquirido por el Cabildo que en 1997 lo convirtió en el Museo del Grano La Cilla.

En el museo se recrea la cultura generada en torno a la obtención de cereales. En su interior, se exponen aperos de labranza, textos y fotografías que ayudan al visitante a comprender la importancia que tuvo el grano antaño y cómo se las ingeniaron los majoreros para explotar unas tierras áridas y castigadas por la eterna ausencia de agua. En sus paredes también se explica el ciclo agrícola: preparación de la tierra para el cultivo y para el aprovechamiento del agua, el arado de las tierras o el tiempo en el que se realizaba la siembra.