El desvío por la vieja carretera de la Cuesta de Silva por las obras de la duplicación de Pagador-Guía ha hecho revivir a esta antigua vía su antiguo esplendor, ya que muchos conductores han vuelto a usarla para llegar a la capital grancanaria. Ayer, una cola de un kilómetro de vehículos hizo recordar la importancia de esta carretera, que durante más de 100 años fue el principal acceso que tuvieron los vecinos de Guía, Gáldar y Agaete para dirigirse a Las Palmas de Gran Canaria.

Con la inauguración de los puentes de Silva en 1983, la cuesta pasó a ser una carretera secundaria, sólo utilizada en la actualidad para llegar al Cenobio de Valerón, para los paseos domingueros o para acortar trayecto en los desplazamientos hacia las medianías,

Ayer martes, con motivo de las obras de duplicación de la carretera Pagador - Guía, el tráfico fue desviado durante buena parte de la jornada por la Cuesta de Silva y muchos conductores volvieron a recordar un ayer no muy lejano, en el que los viajes a la capital eran una odisea.

El desarrollo urbanístico que sufrieron los municipios de Guía, Gáldar y Agaete en los años 60 y 70 del siglo pasado originó que la Cuesta de Silva quedara obsoleta, ya que se trata de una vía estrecha, con muchas curvas, incapaz de absorber el intenso tráfico de la zona.

Fue entonces cuando comenzaron las demandas viarias de la comarca, que se tradujeron en la construcción de los puentes de Silva, y en el inicio de la autovía del norte, que cerca de 30 años después, está sin culminar.

Los vecinos de la zona observaban atónitos, el inusual trasiego de vehículos, una estampa viaria que desde hace muchos años, no se vivía. Sin embargo, hasta principios de los años 80, los vecinos del noroeste transitaban a diario por la Cuesta de Silva. Los antiguos coches de hora y los coches Pirata eran asiduos de la carretera, ya que para muchos vecinos, ésos eran el único transporte del que disponían. En aquella época, bajar a la capital a realizar cualquier gestión, conllevaba días de preparación para las familias. Cuando todo estaba listo, quedaba un largo trayecto de más de dos horas de ida y vuelta, que en muchas ocasiones saldaba con mareos de los viajeros.

A medida que el progreso fue llegando al Norte, el parque móvil fue aumentando, y los atascos kilométricos en la Cuesta de Silva se convirtieron en el pan de cada día. Por este motivo, la construcción de los puentes de Silva se vivió con mucha expectación en la comarca, ya que se creía que con los puentes desaparecerían los atascos, pero las previsiones fueron erróneas y el norte lleva a sus espaldas más de 30 años de calvario viario.

Ahora, la comarca mira con esperanza hacia las nuevas obras viarias, el cuarto carril que se inaugurará en diciembre, y la duplicación de la carretera Pagador- Guía, que estará finalizada en el 2011. También se espera que la futura carretera de La Aldea, cuyas obras se prevén para este lunes, posibiliten la mejora de las comunicaciones en esta comarca grancanaria.