La Asociación de Trabajadores Autónomos del Taxi (ATAT), así como las distintas cooperativas de taxistas que trabajan en el municipio de Las Palmas de Gran Canaria (hay 1.642 licencias) se van a dirigir al Ayuntamiento para que emplee mano dura contra los intrusos que les roban clientes con sus coches particulares a las puertas de hoteles, centros comerciales o en el Muelle. La ATAT ha detectado que en los últimos meses estos taxis clandestinos se han multiplicado por tres o más en la ciudad, llegando incluso a la cuarentena, a raíz de la crisis ya que muchos de sus conductores son personas en paro.

"Queremos que se meta caña a esta gente desde el Ayuntamiento y desde el Cabildo, que tiene las competencias para sancionar, porque al final, por mucho que la Policía Local los denuncie, la multa nunca les llega", apunta José Luzardo, presidente de la ATAT. Ésta reclama al Consistorio que dedique a un grupo de policías específicamente a perseguir estas infracciones, ya que las denuncias que se imponen ahora son mínimas debido a la poca dedicación de las autoridades y porque los clandestinos se hacen pasar por familiares de los clientes y es muy difícil cazarlos.

Las sanciones para este tipo de infracción en el transporte oscilan entre los 300 y los 400 euros. Sin embargo, Rafael Pedrero, director insular de Transporte, aclara que el Cabildo sólo las impone cuando el transporte es interurbano. "Si los recorridos son dentro del casco de Las Palmas de Gran Canaria es la Policía Local la que debe hacerlo", dijo. Pedrero, además, reconoció que es cierto que con la crisis ha subido el intrusismo en el sector, y que para combatirlo se han firmado convenios de colaboración con las policías locales de los municipios del sur y sureste de la Isla. Pedrero está dispuesto a hacer lo mismo con la capital.

La ATAT tiene localizados varios puntos en los que estos taxis clandestinos esperan a sus clientes. "Donde más se les ve es en las puertas de los centros comerciales o supermercados como en los de Miller Bajo", relató Luzardo, "estos conductores se acercan sobre todo a las señoras que van solas y cargadas y les ofrecen llevarlas a sus barrios por menos de lo que les cobraría un taxi, aunque al final eso es falso".