Los trabajadores del hotel Santa Catalina recibieron ayer las cestas de Navidad pese a que aún quedan unas cuantas semanas para que se inicien las fiestas más familiares del año. El ya ex gerente del alojamiento, Manuel Padrón, quiso de este modo agredecer a los trabajadores el cariño mostrado en el último día en que el hotel estaba en sus manos, después de que el pasado lunes se hiciera público el traspaso del negocio a la cadena Barceló tras ganar el concurso público que abrió el Ayuntamiento.

Manuel Padrón y su familia, que durante 23 años han estado al frente del establecimiento, se despidieron ayer de los trabajadores con un pequeño aperitivo en el salón Palmeras. En principio, la reunión iba a ser después de comer, a la hora del relevo de los dos turnos para que coincidieran todos, pero una fatídica noticia obligó a cambiar de planes y reunir a los trabajadores a la hora del almuerzo. La joven Susi Romero, que trabajaba de recepcionista en el hotel, estaba ayer de cuerpo presente.

Padrón, que había estado recogiendo durante toda la mañana algunas de los cuadros que quedaban de la época en que el Casino estuvo abierto en el establecimiento, entre 1987 y 2010, señaló que no le importaba adelantar la hora del traspaso de papeles, fijada para medianoche, para evitar que la situación "no resulte agónica".

Enfado

El exgerente del hotel más emblemático de la ciudad volvió a reiterar su malestar porque ningún representante del Ayuntamiento, ni de la sociedad del Santa Catalina se hubiera presentado estos días a darle las gracias por los servicios prestados. "No se quisieron hacer ni una foto conmigo el pasado lunes, ni siquiera por agradecimiento", subrayó, en relación a la presentación pública del nuevo concesionario que hizo el pasado lunes la concejalía de Turismo. Padrón recibió el pasado mes de octubre una carta del Ayuntamiento agradeciéndole los servicios prestados cuando se le comunicó que el nuevo gestor iba a ser el grupo mallorquín Barceló.

Y recalcó "la falta de rigor" que había habido en el concurso público y como su empresa, que se presentó junto a la cadena Riu, ha intentado hasta el último momento hacer valer su proyecto de renovación, presupuestado en 17 millones. "Me siento muy molesto con mi casero, con el Ayuntamiento, porque no han valorado en nada todo el esfuerzo que mi padre hizo aquí cuando la reforma. Cuando había que gastarse seis, él se gastó 18; no escatimó un duro". Así se lo dijo a los trabajadores, a los que explicó en unas breves palabras que había hecho todo lo indecible por seguir gestionando el alojamiento, en el que de forma directa e indirecta trabajan 160 personas.

Los trabajadores, por su parte, se movían ayer entre la tristeza de decir adiós a la familia Padrón y la incertidumbre que supone la entrada de nuevos jefes. El presidente del comité, Hassan Ouchini, comentó que los empleados se encuentran más tranquilos desde que hace unos días uno de los responsables de personal de Barceló contactara con ellos para decirles que todos los "contratos van a seguir" y que los responsables de Turismo y Urbanismo del Ayuntamiento les dijeran que estuvieran tranquilos ya que los empleados serían subrogados. "Estamos más tranquilos; hace unos meses la gente no paraba de preguntar que qué iba a pasar. Sin duda alguna habrá otro sistema de trabajo al que habrá que acostumbrarse. Yo, personalmente, estoy muy agradecido con todo lo que he aprendido con la familia Padrón, tanto en mi trabajo como en lo personal".

Mari Carmen Rodríguez, gobernanta desde hace ocho años en el hotel, dijo que "echarían de menos a la familia Padrón", pero se mostraba optimista con la nueva concesionaria y feliz de que hotel se renueve. " Vamos a echar de menos a la familia Padrón, pero estoy entusiasmada con la nueva etapa del hotel y la reforma que se va hacer. Siempre que se cierra una puerta se abre una ventana", puntualizó.

La nueva concesionaria, que ayer inspeccionaba todas las instalaciones para hacer inventario de las mismas ante notario, se reunirá hoy con los trabajadores.

Pero ayer era el día de la familia Padrón. Y todos quisieron darles las gracias por el buen ambiente de trabajo que han creado en estas dos décadas; en la que los propios empleados se han sentido parte del clan. Manuel Padrón se despidió diciéndoles: "Llevo trabajando con mis jurídicos desde hace quince días para que esto se parara. Ayer [por el viernes] acudí al gobierno autónomo para parar esto pero ya no hubo tiempo. No sé qué va a pasar la semana que viene, Barceló entra hoy [por ayer]y nosotros salimos porque tenemos que salir. En el futuro veremos qué pasa. Me voy a despedir con un hasta luego, no con un hasta siempre, porque voy a seguir luchando por esto".