Miles de personas en España están en tratamiento con tiroxina. La tiroxina, también llamada tetrayodotironina o T4, es una hormona secretada por la glándula tiroides. La tiroxina regula el metabolismo celular. Una disminución de la hormona tiroidea ralentiza el metabolismo, lo que puede producir aumento de peso, debilitamiento muscular, aumento de la sensibilidad al frío, disminución del ritmo cardiaco y una pérdida de las actividades mentales de alerta. Un aumento de la secreción acelera el metabolismo, produciendo aumento del apetito, pérdida de peso, irritabilidad, nerviosismo, taquicardia e intolerancia a los lugares cálidos.

Según cuenta el último número de la revista The Scientist, en 2007 las farmacias de Nueva Zelanda empezaron a despachar una nueva presentación de la tiroxina. A los 18 meses de la introducción de los nuevos comprimidos, la Agencia de Vigilancia Farmacológica había registrado que la frecuencia de efectos secundarios se había multiplicado por 2.000. Algunos de esos efectos podían deberse al propio medicamento, como letargo, dolor articular y depresión, pero la mayoría de ellos eran síntomas que no se asocian ni con el medicamento ni con la enfermedad, como dolor en los ojos, picor y náuseas. La tiroxina era exactamente la misma y la nueva formulación era equivalente a la anterior. El único cambio era que el laboratorio que lo fabricaba había trasladado su fábrica de Canadá a Alemania y que en el proceso de fabricación había alterado sus características inertes, como el tamaño, el color y la marca de las pastillas. Entonces, ¿por qué la gente enfermaba?

Tras meses de pesquisas, se descubrió que pocos meses antes del informe final de la Agencia, los medios de comunicación habían estado informando sobre la posibilidad de que los efectos secundarios se debieran a cambios en la formulación del medicamento. A partir de ese momento, a medida que los periódicos y revistas diseminaban la noticia, aparecían más efectos secundarios, lo que sugería que la "persuasión" social era un factor determinante detrás de esta epidemia de efectos secundarios. Los pacientes no se inventaban los síntomas; lo que sentían era real, pero en la inmensa mayoría de los casos no podían ser atribuidos a las propiedades farmacológicas del medicamento. Los pacientes habían sido víctimas del efecto nocebo.

La mayoría de los médicos no saben lo que significa nocebo, aunque eso no signifique que no reconozcan este fenómeno. Nocebo es un adjetivo que se usa para calificar las respuestas o reacciones no deseables que manifiesta un individuo al tomar un compuesto farmacológicamente inerte. Las respuestas orgánicas del sujeto no están generadas como resultado directo del fármaco sino como consecuencia de las expectativas pesimistas propias del sujeto al pensar que el fármaco le causará efectos dañinos, dolorosos y desagradables. En el nocebo no tiene ni porqué existir un fármaco real. Pero aun así, las consecuencias dañinas y desagradables a nivel fisiológico y emocional sí lo son. Todos los médicos saben que la manera en que hablan y se dirigen a sus pacientes tiene una enorme influencia en los efectos y actitud del paciente. En 1886, John Mackenzie, un cirujano de Baltimore describió que al mostrarle a una mujer que padecía de alergia una rosa artificial de un parecido extraordinario con una flor verdadera, desarrolló una reacción alérgica grave con congestión nasal y dificultad para respirar. Algo parecido a cuando la gente alérgica a los perros empieza a estornudar cuando ve un perro al otro lado de la acera.

El efecto nocebo es la versión opuesta del efecto placebo. El efecto placebo es el conjunto de efectos positivos sobre la salud que produce cualquier acto médico con intención terapéutica y que no se deben al efecto específico de dicha intervención. Por ejemplo, es efecto placebo el conjunto de efectos positivos que aparecen tras la administración de un fármaco y que no se deben a su acción, o el conjunto de efectos positivos que aparecen tras una intervención quirúrgica y que no se deben a los efectos de la reparación quirúrgica. Se trata de un fenómeno psico-fisiológico en el que los síntomas pueden mejorar mediante el tratamiento con una sustancia placebo, es decir, una sustancia sin efectos relacionados con aquello que estaría causando los síntomas, siempre que el paciente no conozca que está tomando un placebo en lugar de un fármaco. Al igual que el efecto placebo, el efecto nocebo no depende sólo de expectativas racionales sino del condicionamiento inconsciente.

El efecto nocebo fue descrito por primera vez en 1961 por el médico Walter Kennedy, quien lo definió como una cualidad inherente en el paciente más que en el remedio. Para Ted Kaptchuk, director del Programa de Estudios Placebo en el Hospital Beth Israel de Boston, el efecto nocebo es tan frecuente o más que el efecto placebo y es de suma importancia en la contención del gasto sanitario en todos los Sistemas Nacionales de Salud. Todos los días, los pacientes que acuden a los Centros de Salud o a los hospitales nadan en un mar de efectos placebo y nocebo. Buen día y hasta luego.