Duermen en literas, sin recursos y escuchando testimonios de primera mano. Ochenta estudiantes de las más variadas disciplinas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) saben ya cómo es de dura la vida en un campamento de refugiados. El segundo simulacro llevado a cabo este fin de semana en el campo de maniobras de La Isleta por el Centro Universitario de

Cooperación Internacional para el Desarrollo (Cucid) con la colaboración de la Fundación Universitario, el centro académico, la Brigada de Infantería Ligera Canarias XVI y ONG como Acnur (la agencia de la ONU para los refugiados), Cruz Roja, CEAR y Médicos del Mundo les ha dado otra visión de la vida.

Los chicos han tenido la oportunidad de acercarse a una cruda situación que hoy azota a 43 millones de personas en todo el mundo. Y muchas de ellas no muy lejos de aquí, en África.

Una pequeña parte de las inmensas instalaciones castrenses varió su fisonomía para acoger una reproducción a pequeña escala de un campamento. Sólo que en esta ocasión los ocupantes de las tiendas no eran familias perseguidas y o víctimas de una hambruna, sino un grupo de jóvenes que tienen, entre sus proyectos a corto y medio plazo, el deseo de convertirse en cooperantes. Para acercarles en la distancia a lo que se vive fuera del primer mundo, la responsable de comunicación de Acnur en España, María Jesús Vega, les impartió una charla sobre los protocolos de creación de un campamento y les enseñó parte del ´utillaje´ metálico que se emplea; en la tienda de al lado, Ayoze Gil, de Médicos del Mundo, seguía con atención las explicaciones que su compañera Eva Roca daba sobre atención sociosanitaria; y al fondo era Manolo Santana, jefe de equipo del Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencia (ERIE) de Cruz Roja, el que mostraba a esta ´cantera´ de cooperantes el instrumental tecnológico que el organismo emplea para comunicar a estas pequeñas ciudades surgidas de la nada en lugares inhóspitos. En una cuarta ´estancia´, cuatro refugiados saharauis ofrecían el testimonio más directo del drama que les ha tocado vivir. Sus temores son de tal nivel que ayer pidieron a los medios que visitaron el complejo que no tomasen imágenes de sus rostros.

Visita institucional

Al lugar se asomaron tanto la vicerrectora de cooperación de la ULPGC, Rosario Berriel, como el presidente de la Fundación Universitaria, Carlos Estévez; y el comandante militar de la provincia de Las Palmas y general jefe de la Brigada de Infantería Ligera Canarias XVI, quienes destacaron la importancia de seguir colaborando en proyectos de esta clase. El mando militar incluso recordó que las tropas españolas con base en la isla atesoran experiencia al respecto tras pasar por varios países.

Ayer no les faltó público objetivo. Borja Cámara, y Aythami Quintana, de Telde y Las Palmas de Gran Canaria, fueron dos de los afortunados que se empaparon de procedimientos y técnicas diversas "para ayudar a gente que no goza de las condiciones que nosotros tenemos aquí".

Y es que, "definitivamente, después de esto ves el mundo con otros ojos", reseñó el primero.