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Los cuatro pilares de una vida plena

La presencia del psiquiatra chileno Claudio Naranjo en la Isla ha favorecido un acuerdo de colaboración educativa con la fundación que lleva su nombre

Alejandro Torrealba, en el Auditorio Alfredo Kraus durante el congreso. JC CASTRO

Con esa característica determinación que asociamos a los que combaten por causas justas, Alejandro Torrealba hace balance de los retos alcanzados en el III Congreso Internacional de Meditación y Ciencia, que se clausuró anoche en el Auditorio Alfredo Kraus . Es el presidente del comité organizador y una figura muy significativa en la historia reciente del budismo en Canarias. En el año 2005 recibió la transmisión del Dharma del maestro tailandés Ajahn Dhiravamsa, hecho que lo convirtió, junto al también tinerfeño Denko Mesa, en el primero de los maestros budistas canarios. Como si anticipara futuras conexiones personales, Dhiravamsa fue, mucho tiempo antes y en California, el iniciador de Claudio Naranjo en el sutil arte de la meditación vipassana.

El congreso, cuyos cuatro pilares han sido: educar para la vida, para la salud, para la paz y para la muerte, ha cumplido un sueño en su tercera edición, la vuelta de Claudio Naranjo a las Islas, a sus ochenta y dos años. "Pero hay más, mucho más, desgrana Torrealba, como la presencia de los consejeros de Educación y Sanidad del Gobierno canario; y la asistencia de profesionales e investigadores de primera línea entre el público y los ponentes". Conviene recordar que esto es algo que no ocurrió cuando el congreso echó a andar. "Hubo que ganarse su confianza edición tras edición". Pero se abre un tiempo prometedor, porque como recuerda Torrealba, "esa nueva visión de la educación, del cuidado de la salud y de la realidad de la muerte" ha ido permeando los discursos y prácticas institucionales. Esta visión se sustenta en la comprensión de esa "relación íntima que se da entre el cuerpo y la mente". Además, también se cuenta con modelos en los que inspirarse. "Hasta treinta y tres departamentos de medicina integrativa se han creado en Estados Unidos, entre los que se encuentran los de Harvard y el M.D. Anderson Cancer Center con sede en Houston".

El día de su llegada a la isla Claudio Naranjo se alegraba, sorprendido, de que los representantes institucionales canarios hubieran sintonizado con las propuestas articuladas en el congreso; porque no ocurre así en muchos otros lugares. Su presencia y prestigio han permitido que, tras una productiva reunión de dos horas con la consejera de educación, ambos se comprometieran a desarrollar proyectos que serán supervisados por el propio psiquiatra chileno y para los que se contará con la participación de los equipos docentes que trabajan en la fundación creada por él.

A estas buenas perspectivas se suma la próxima implantación en Canarias del Programa SAT -cuyas siglas en inglés significan 'buscadores de la verdad'- y que constituye para el propio Claudio Naranjo su aportación personal al desarrollo humano y por tanto, a la educación. Alejandro Torrealba, a quien Claudio Naranjo eligió como colaborador suyo el pasado año, será uno de los responsables de poner en marcha este programa de trabajo psicoterapéutico que se estructura en varios módulos anuales, mediante la realización -muy probablemente en esta isla- del curso de introducción inicial.

La actual cultura de la muerte es unos de los asuntos que más preocupan a Torrealba: "Es parte de la vida, te lleva al presente, pero no se nos educa para esto. No se habla de la impermanencia y de la interdependencia de todas las cosas. En la tradición budista se recuerda incansablemente que basta el conocimiento de estos dos hechos para que un ser humano pueda experimentar la vida en toda su plenitud. "El problema, sintetiza Torrealba, es la desconexión de la vida, yo he estado en países de Asia donde los niños participan de los cambios de la vida, porque es lo natural". Para asumir el reto de humanizar nuestras vidas se están configurando equipos que investigarán la importancia del entrenamiento cuerpo-mente en cuatro áreas de la actividad humana: la deportiva, que va a reclamar la colaboración de las familias; la educación formal, los cuidados paliativos y el tratamiento del cáncer. "Se están haciendo contactos prometedores", apostilla.

Desde su posición como instructor nacional de yoga tibetano de la tradición Bön, la más antigua del Tíbet, Alejandro Torrealba ya ha formado a médicos de los hospitales Dr. Negrín y Materno. A su centro, que tiene el nombre de uno de los más famosos yoguis y poetas del Tíbet, Milarepa, han acudido muchos enfermos de cáncer a lo largo de los años. Todos ellos, recuerda, "complementan su tratamiento con los mismo ejercicios que mejoran la calidad de vida de los enfermos que son tratados en M.D. Anderson Cancer Center". Mejoran y aprenden también a vivir según aquella máxima de Milarepa: "Si eres un ser humano, piensa, siente, habla y actúa como tal".

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