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El pueblo goza de su día más dulce

La banda Sureña acompaña el pasacalle de la fiesta de Jinámar

El pueblo goza de su día más dulce

Un año más el barrio de Jinámar sale a la calle para celebrar la chupada de la caña dulce. Ayer los jinameros se encontraron en la plaza del pueblo para, al ritmo de la banda Sureña, chupar la caña tradicional y beber el ron miel característico de la celebración.

Desde las 19.00 horas, que comenzó el pasacalle anunciador del reparto de la caña, los vecinos del barrio y una multitud procedente de otros municipios de la Isla comenzaron a disfrutar de uno de los actos más esperados del programa de fiestas cada año.

Una vez los papagüevos en la calle, la carreta tradicional con las cañas preparada y la banda lista para tocar, tras la celebración de la misa habitual en la iglesia del pueblo, comenzó el reparto de la caña al compás que bajaban las botellas de ron miel bien guardadas en las mochilas para compartir.

Alrededor de 200 personas se reunieron para seguir la música del grupo por las calles de Jinámar, dando alegría y vida al barrio, y gozar de la chupada por la carretera general, junto a los miembros del patronato de fiestas que se divertían orgullosos del buen trabajo una edición más. Además, desde sus casas algunos vecinos se asomaban a las ventanas o salían a la puerta para ver el espectáculo símbolo de una tradición entrañable.

De esta manera, mayores, jóvenes y niños disfrutaron del día más dulce del año que ha estado bien acompañado por el tiempo. A pesar de no lucir un sol resplandeciente durante el día, las nubes no cubrieron de agua la celebración, lo que facilitó el recorrido por las calles y el gozo a la intemperie, dejando que los participantes pudieran lucir su vestimenta.

Como cada año, los grupos de amigos se diferenciaban del resto por llevar un traje o alguna prenda característica que les hiciera reconocerse y mostrar la unión en la celebración. Así, los miembros del patronato, que se encargaron, como cada edición, del reparto de la caña, iban con pantalón negro y camisa blanca que indicaban al pueblo a donde tenían que dirigirse en busca de la caña dulce.

Después de un año entero trabajando, una jornada de sábado de "no parar" y prepararlo todo para que la fiesta salga como lo esperado, o incluso mejor, los socios del patronato pueden respirar tranquilos y sentirse orgullosos de lo obtenido, porque los ojos de los vecinos de Jinámar reflejaron la dulzura que sólo un día bien logrado como este puede proporcionar.

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