El agosto más macabro de la galaxia amarilla. Ni Momo desde la frontal en el 93. El rigor defensivo y la reivindicación de la araña amarilla, a una semana del estreno diabólico en el Calderón ante la legión despiadada de Simeone, se fue al traste con un zarpazo de Baena. La UD, con un notable Raúl bajo palos, no sale airosa de su gran prueba de fuego del verano en Vallecas ante el Rayo de Paco Jémez (1-0) y hoy, por fin, da carpetazo a la pretemporada ante el Mogreb Tetuán de Sergio Lobera.

Los amarillos, con una retaguardia renovada desde los despachos de Pío XII, en la que figuraron las adquisiciones Antolín Alcaraz, Pedro Bigas y Garrido de inicio, supo maniatar las acometidas de Manucho, Bebé y Lass en un primer tiempo notable. Con Vicente como capitán, los de Herrera estiran las dudas tras la derrotas ante el Tenerife y Almería. Ya es el tercer revés seguido.

Clonó el estratega amarillo el tridente de la vuelta de la final de la Copa Mahou ante el ogro del Teide con Viera, Willian José y Araujo. Javi Castellano, Vicente y Roque -derecha- se encargaron de repartir criterio en un choque de intensidad, músculo y escasas ocasiones.

Culio se quedó en el banquillo y el brasileño Willian José puso el balón en juego. Manucho cayó en fuera de en el primer fotograma del choque y Raúl Lizoain tuvo que dejar sus credenciales ante el primer misil de Lass. Una aproximación con peligro de Araujo dejó lastimado al central Zé Castro que precisó de las asistencias médicas. En el minuto 7, el Chino Araujo completó una gran cabalgada y fue derribado por Quini -en una patada sanguinaria-.Una falta sacada por Jonathan Viera (10') estiró el monólogo amarillo que sonó a música celestial en la fortaleza vallecana. Un templo hostil, con la impronta del artesano osado Jémez, donde primera la estética y el talante ofensivo. Bajo la tormenta amarilla de furia y magia, Lass desató un cortocircuito y su disparo a bocajarro fue despejado por Raúl, que firmó una gran noche.

Tuvo una noche agitada y exigida Javi Garrido, el lateral vasco se las vio con Lass en un pulso de fuego. Para quitarse el acoso y la insistencia madrileña, Araujo probó fortuna desde más de 40 metros y Toño sacó sus guantes de acero.

Carrusel de cambios y lagunas

Tras un primer cuarto de esplendor, la UD tuvo que achicar y defenderse de una forma salvaje. En ese estado de psicosis y ansiedad colectiva, llamó la atención la gran actuación del mallorquín Bigas. Completó un partido redondo -en el central zurdo- y su vínculo con Alcaraz fue sideral. Elevaron una muralla de acero amarilla, que solo se vio sorprendida en el minuto 46 con un remate de David García que se estrelló en el travesaño de la portería de Raúl Lizoain. Un tiro muy desviado de Quini dignificó el cambio de ciclo. Le tocaba a la UD, que con Vicente en plan marqués tomó las riendas y el gobierno de un duelo eléctrico.

Manucho por su parte se estrellaba una y otra vez en la figura del eterno Alcaraz. Y en el 32 Jonathan Viera armó una contra de caviar en la que Araujo no acertó en el disparo. El atacante brasileño Willian José sigue luciendo una falta de entendimiento preocupante con Viera y el Chino, que solo se puede curar con más minutos. En ese tridente de gofio, el rol de Willian precisa de más entusiasmo. Atesora clase, le falta más intensidad.

Garrido, en el carril zurdo, estiró su actuación portentosa, en un primer acto italiano, en el que la UD dejó pinceladas de rigor y serenidad. Simón, Alcaraz, Bigas y el zurdo vasco ex del City y Lazio, confirmaron que hay arsenal de furia y músculo para el Calderón. Y más si cabe ante la baja por sanción para esa contienda de estreno de Varas y la nueva conocida de Aythami -a l a que cabe añadir la de Culio-.

A los 40 minutos, Viera firmó un misil de uranio que atrapó Toño en una gran intervención. Bebe fue amonestado por agarrar a Javi Castellano y entonces se encendió la luz. El mediocentro canterano recuperó el esférico pero la contra, que era un dos contra uno, con superioridad amarilla, acabó en pesadilla. El gemelo cedió para Willian que se hizo un lío. Sigue en Copacabana y el artillero carioca completó mal la entrega. La superioridad acabó en esperpento.

Arrancó el segundo acto y lo hizo de forma catastrófica para la UD. Marcó Raúl Baena tras un fallo en cadena de la zaga y un centro con veneno de Ebi (55'). Herrera había revolucionado el once, y dio entrada a David García y Dani Castellano en la retaguardia. En el centro del campo, Jesús Valentín y Culio entraron a escena para proponer cemento y talento. En ataque, Nauzet y Momo acompañaron a Willian.

Con esta revolución, la UD tuvo que remar contracorriente, tras el tanto local, que vino en una acción de fatalidad. Que tiró por tierra el excelente trabajo defensivo del primer acto, prueba de ello fue el lamento de Raúl con un pelotazo tras consumarse la acción del 1-0. Tras el aviso del Rayo al larguero, en un despeje de David García, Nauzet Alemán dispuso de una falta de chocolate en la frontal que se marchó rozando el travesaño de la meta de Toño.

Fantasía sin pólvora

En el 70, el teldense Roque Mesa dilapidó la mejor ocasión al mandar a las nubes un remate desde el corazón del área y sin oposición. Luego llegaría un tanto anulado a Asdrúbal Padrón -que entró en el último tramo por un errático Willian José- que remachó una acción colectiva de mérito. Miku, a la contra, firmó un remate acrobático que se marchó rozando el poste derecho de la portería de Raúl Lizoain.

Los últimos diez minutos, con Nauzet, Asdrúbal y Momo en el tridente de gofio, se escenificó un ejercicio de impotencia. Toño completó otra gran parada y el arrojo de Simón, pletórico en el esfuerzo en el costado derecho, fue la nota más esperanzadora. Tercer 'bolo' consecutivo sin ver portería -tras caer ante Almería y Tenerife-, para un sello que recupera credenciales de rigor en el jardín de Raúl pero sigue lejos de su estado natural de éxtasis ofensivo. Se añoran las toneladas de pólvora de Araujo. La UD, al alza, sigue en Las Antillas. Y llega el Calderón.