El padre de Raúl Lizoain es todo un personaje. En apenas dos días en Madrid se ha convertido en una figura destacada de los programas deportivos. Detrás de su voz pausada y de la sensatez con la que habla, también llama poderosamente la atención que Gabriel Lizoain sea ciego de nacimiento. Una situación que él vive con absoluta normalidad y que no le ha impedido, entre otras cosas, disfrutar plenamente con los partidos de fútbol. Confiesa que le gusta ir al campo, eso sí acompañado de una radio y de su mujer, quien le va diciendo cómo se colocan los jugadores.

Gabriel Lizoain ha resultado ser un gran filósofo de la vida. Antes del partido ya anunciaba en un gran titular que tal vez "la cartera puede que gane a la cantera", como así fue. Pero siempre mantuvo una aptitud optimista, "si se pierde, no pasa nada, hay que seguir luchando". Él lo sabe bien, su vida no ha sido fácil. Pero tampoco se queja. En compañía de una gran parte de su familia no ha querido perderse el debut de su hijo Raúl como portero de la UD en Primera. Una situación difícil para el joven jugador, sobre todo cuando delante se tiene a un contrincante con tantos galones. Pero Gabriel Lizoain demuestra cada vez que habla, que en esta vida, hay que tomarse las cosas con calma y filosofía. Triunfos y derrotas son sólo las caras de una moneda. Esta vez tocó perder, pero puede que la próxima vez tengamos más suerte.