No es un parche, queda claro. De la alineación que propuso Quique Setién ayer sobre el terreno de juego frente al Valencia llamaban la atención dos apuntes por encima del resto, casi más tácticos que de nombres. El primero, la inclusión de Montoro para liberar a Roque Mesa, algo que ya había repetido con buenos réditos -que no con resultado- ante el Deportivo de La Coruña; el segundo, que Prince Boateng , volviera a jugar como delantero centro. Una opción que es más que tangible.

"Por principios ni me lo planteo, porque desde el momento en que coloque a Prince en punta, a Livaja y Araujo los pierdo definitivamente. Hablamos de un problema de gestión y no de ganar este partido", explicó Quique Setién a finales del mes de noviembre en la rueda de prensa previa ante el Athletic Club de Bilbao. Sin embargo, aquella idea ha mutado, al igual que las circunstancias de la UD Las Palmas. Porque ayer Prince volvió a ejercer como delantero centro, como nueve puro, de los que pisan área e incomodan a los centrales. Todo regado con el mayor botín de cualquier ariete: el valor de los goles.

Prince Boateng lo había perseguido. Estuvo a punto de lograrlo pasada la primera media hora de juego, cuando Garay, con uno de los tantos resbalones que hubo ayer sobre el césped del Gran Canaria -alguien se excedió con los aspersores por ahí debajo-, dejó solo a Prince. El remate se marchó por poco -rozado por Diego Alves, aunque no se señalara córner-. Fue su primer aviso.

Al segundo intento, no falló; para eso ya estaba Mangala. El central francés, con un intento de despeje que rozó lo cómico, dejó solo a Prince Boateng dentro del área, que, con su pie izquierdo y calma puso el 3-1 y cerró el partido ante un Valencia con diez.

De espaldas

Por momentos, Prince Boateng, en su particular reconversión al 'nueve', parece que juega a otro deporte. Le gusta proteger el balón con su cuerpo, pisarlo y sentir al defensa por detrás, intentando rascar algo, limpiarle ese balón. Disfruta desde esa posición, como ese pívot que intenta hacerse fuerte en la pintura de una pista de baloncesto.

Pero el alemán sabe cómo sacarle partido a sus 186 centímetros de estatura, escoltado por una buena espalda y unas piernas largas, válidas para esconder el cuero y desesperar al marcador. Unas cualidades físicas imponentes, complementadas con un buen primer toque y unos conceptos técnicos de primer orden.

Así llegó la obra de arte de Jonathan Viera. Vicente Gómez rapiñó un balón suelto que dejó Garay y el centrocampista se lo colocó a Prince Boateng. El internacional ghanés, sin darse la vuelta, en dos toques, con un control orientado sobresaliente en el primero de ellos, dejó un balón de frente a Jonathan Viera que el '21' se encargó de poner en la escuadra.

La salida de Sergio Araujo rumbo al AEK de Atenas deja a Marko Livaja como único delantero centro del plantel. Las alternativas que brotan ahí son las de Prince Boateng y la del último fichaje de la UD Las Palmas: Jesé Rodríguez, anunciado a todo trapo en la megafonía del Estadio de Gran Canaria. De momento, los números respaldan a Prince Boateng, que con seis tantos se mantiene como el máximo realizador del equipo de Quique Setién. Un futbolista que ya ha pantentado en la Isla esa 'M' que forma con la mano para celebrar cada gol.