El Municipal de Butarque soñaría con ser un lugar intrascendente hasta el final de la temporada. La duda casi ofende. El Leganés mataría por convertirse en uno de esos equipos que, sin el aliento en el cogote del descenso, vagan en esa llamada tierra de nadie, donde el descenso queda lejos y solo está en juego cada jornada, como valor mayor, la dignidad del escudo -que no resulta poca cosa-. En definitiva, el Leganés cambiaría su pellejo por la UD Las Palmas ya mismo. Sentir la calma de los puntos y ver desde el púlpito cómo son otros los que se desafían por escapar del infierno es mejor que verse abocado en ello.

La UD visita hoy al Leganés (19.30 horas, BeIN LaLiga), un equipo que pelea para dejar atrás a los tres últimos clasificados de la competición cuanto antes -ahora es cuarto por la cola, tres puntos por encima del descenso-; un club que se juega la vida en cada uno de los cinco partidos que restan antes de que se acabe la competición. Justo todo lo contrario que el cuadro amarillo, que ya avista la arena de la playa y el olor a Nivea con el objetivo principal de esta campaña cumplido: certificar la tercera temporada seguida de la UD Las Palmas en Primera División.

Con 15 puntos en juego todavía, la UD está salvada. Un hecho que, antes de que arrancara la temporada, la institución insular hubiera firmado con su alma. Sin embargo, desde hace meses, la UD vive en un sentimiento de contrariedad entre la realidad -lo que hay, lo palpable- y lo imaginario -conjugando en subjuntivo y con condicionales-. La salvación es lo real; estar en la pelea por otras cotas de mayor empaque, lo imaginario.

Conformada con lo primero, la UD Las Palmas empieza en el sur de Madrid una serie de al menos cuatro partidos donde su rival siempre se juega algo más que el honor. El primero, el Leganés, la salvación. Después, llegarán a Gran Canaria, Atlético de Madrid y Barcelona, separados por una visita a Gijón. Casi nada. Todo para cerrar LaLiga contra el Deportivo de La Coruña -que hoy aún no está salvado- en Riazor. Poca broma con eso.

Ante ese panorama, la UD Las Palmas corre el riesgo de salir completamente roto si no se esmera en dar lo mejor de sí. El final de la 'era Setién' entra en sus últimos días. Las jornadas de gloria más reciente de la institución amarilla llevan la firma del cántabro en el banquillo. Ahora, en este tramo gris de campaña que ha protagonizado la UD -11 puntos de 39 posibles en las últimas 13 jornadas-, los grancanarios tienen la opción de maquillar una segunda vuelta mediocre.

Volver a ganar fuera, algo que la UD Las Palmas no hace desde el verano -en agosto al Valencia en la primera jornada de LaLiga-, es un tanto que el equipo se quiere marcar. Al igual que quedar lo más arriba posible. Y es que la posición final no solo se premia con la honra; también hay dinero. Porque la diferencia entre un peldaño arriba o uno abajo en la tabla se congratula con una suma que está alrededor de los 500.000 euros.

Sin Viera, Prince, Macedo...

Para el partido del CD Leganés, Quique Setién cuenta con una buena lista de bajas. De esta convocatoria se han caído Prince Boateng, y David García, por lesión; junto a Marko Livaja y Michel Macedo, por sanción. Cuatro hombres que se unen a las bajas de Jonathan Viera y Vicente Gómez. Así que la UD viaja con todo lo demás hasta la capital, con la entrada de Javi Castellano, como novedad, y la presencia de Erik Expósito, delantero del filial como reclamo. El tinerfeño tiene opciones de asomarse a un once con novedades en un puesto donde Jesé parte con ventaja.