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Lo que ignora Clavijo

La brevedad ha sido lo más grato de la intervención del presidente Fernando Clavijo en el debate sobre el estado de la Nacionalidad. Dentro de lo que suele ser habitual y de la disponibilidad de tiempo que se concede al jefe del Ejecutivo, empleó poco más de cincuenta minutos de los cien posibles. Folios bien leídos, aunque con algún que otro traspié. Breve y bueno, dos veces bueno, dejó escrito Baltasar Gracián. ¿Alguien se esperaba alguna pirueta? ¿Algún conejo en la chistera? El mismo Clavijo advirtió que se fija más “en muchas pequeñas soluciones” que en esperar una “mágica” intervención que arregle los problemas de las Islas. Por lo tanto, nada del más difícil todavía.

El fruto de este parto tras ocho meses de Gobierno resulta, todo sea dicho, tan menguado como esperanzador. Como buen embarazo precisa algún tiempo más de gestación y poder así contemplar el florecimiento de tanta mesa, diálogo, promesa, fondo, plan y proyecto. El pueblo canario respeta al que es resolutivo en su trabajo político, y no al que es bueno sólamente hablando de sus propósitos.

El mejor lugar de Europa para invertir es más, mucho más, que Gran Canaria y Tenerife. Aunque este axioma lo habían descubierto millones de europeos hace años, conviene recordarlo. Ahora bien, es cierto que resulta más difícil conocerse a uno mismo que conocer a los demás. Esta es la razón por la que Fernando Clavijo ha subrayado que el canario “se ignora e ignora que se ignora”. Una evidencia inmediata de esta ignorancia se encuentra en la política de Coalición Canaria. Tal día como hoy resulta inevitable echar la vista atrás y recordar la última intervención en el debate de la Nacionalidad del presidente Paulino Rivero. Cuando en 2015 afirmó el entonces líder de CC que Canarias había superado los momentos más difíciles de su etapa democrática. Pelillos a la mar. Esa es la prueba de lo que ignora Clavijo. Su gobierno suelta lastre, majo y limpio, para justificar que en ocho meses se empieza a dar la vuelta al calcetín. Poco importa que el Ejecutivo precedente haya sido también de CC-PSOE. Se ignora y se dice que la realidad obliga al Gobierno a revisar algunos de sus dogmas, como los urbanísticos.

Han transcurrido ya veintitres años desde que CC gobierna las instituciones autonómicas. Un repaso a la situación actual es, sin duda, la mejor referencia para medir los resultados de aquel ilusionante proceso nacionalistas de autogobierno y comprobar si el Archipiélago ha ido bien, ha retrocedido o simplemente se ha estancado. Clavijo quiere transformar la sociedad canaria. Y a su Gobierno compete liderar ese cambio. La experiencia de este corto recorrido como presidente permite ver reflejadas sus carencias, pero me atrevo a asegurar que está en condiciones de superarlas. Es un momento decisivo para emprender un nuevo camino.

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