Se han cumplido cinco años de la muerte del compositor y cantante Antonio Vega, fallecido el 12 de mayo de 2009, y se estrenado el documental Antonio Vega. "Tu voz entre mil", dirigido y escrito por Paloma Concejero. Lo vi hace unas semanas en el Monopol, en el contexto de un Festival de Música y sencillamente me maravilló, al margen de las emociones que invaden sus canciones tan íntimas, tan soñadas, tan de todos. A lo largo de 124 minutos se suceden las voces del propio Antonio Vega junto a las de aquellos que le conocieron mejor. Creador en los años 80 del grupo Nacha Pop, junto a su primo Nacho García Vega, antes de emprender una carrera en solitario en los 90, el músico desgrana impresiones, recuerdos, deseos y retazos de su biografía. Un material ofrecido en primera persona, recogido durante cuatro años, que desvela aspectos desconocidos de la personalidad de Antonio Vega. Es verdad que el esperado documental ha llegado envuelto en un halo de polémica debido a la indignación en el seno de la familia Vega ha causado el resultado final del trabajo. Como ya es sabido el círculo de Antonio esperaba solo un retrato del músico, de su genialidad artística y de su sensibilidad a flor de piel y se ha encontrado un viaje a los abismos. Una pintura negra del lado oscuro del personaje.

Diré que después de haber visto el documental es tan ridícula la queja de la familia de Vega que trato de buscarle explicación y no se la encuentro. Para empezar el trato que recibe Antonio en el documental desde el minuto uno es exquisito, de admiración. Mimo, rigor, buenos encuadres generosos, mini/documentales familiares de su infancia y de fondo su música hasta llegar a lo que todos los que le seguimos sabemos que llegó. El pozo negro de la droga. Es triste que los comentarios sobre el trabajo de uno de las estrellas del pop en España se vea empañado no por el documental sino por su familia ya que durante la grabación del mismo –vayan a verlo, es muy emocionante- observarán que su madre habla de “aquello” en referencia a la droga y su hermano menciona que estuvo dos años sin querer saber de él “por su estado”. En fin, todo muy feo porque una sospecha que hay mil cosas más que contar ya que, desgraciadamente, a los que le admiramos nada se nos escapa de su vida deprisa, deprisa, sin control, cayendo en picado en los últimos años.

Solo diré que el documental es imponente como musical porque entra exactamente donde queremos que entre, en su vida, sus voz y sus letras y no observo saña con la parte más terrible, y fue mucha, de su existencia. Me quedo con esas imágenes frescas y su crecimiento como artista que demuestra de nuevo que Antonio Vega fue un compositor imprescindible. Hay una frase de quien fue su primera pareja que habla por sí sola de la situación que vivía Vega. Ella estuvo metida en la droga pero llegado a un punto , dice, “tuve que huir de él”. Es decir su locura, creativa y personal, no tenía límites y mejor salir corriendo, venia a decir. Digo que no entiendo la crítica de su hermano Carlos cuando dice “nos sentimos manipulados y engañados. La película es el retrato de un drogodependiente que componía y no la de un gran músico que tenía sus adicciones. La grandeza de Antonio como músico no está reflejada en este documental”. Disculpable desde el punto de vista personal, de familia, pero en ningún caso ajustado a la realidad...

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