Opinión | Volando bajito

Rubiales en su telaraña

Archivo - El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, sale de declarar en la Audiencia Nacional

Archivo - El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, sale de declarar en la Audiencia Nacional / EDUARDO PARRA / EUROPA PRESS - Archivo

Estos días al hilo del caso Rubiales y el camino que el asunto va tomando en los tribunales, dos años y medio de prisión le pide el fiscal al artista por el beso no consentido a Jenifer Hermoso, y que llega a la sala como agresión y coacción del tonto del bote a la jugadora, sin contar la maraña financiera de la que también tendrá que aclarar. Refrescando la memoria creo que el tipo ha creído Dios, que podía con todo. Recuperando informaciones leo episodios indignantes. Hablo no ya del beso sino del acoso que sufrió la jugadora y su familia para que Jeny grabara un vídeo de apoyo a Rubiales. De aquellos días hay una imagen humillante, otra más, en la que Rubiales celebra el éxito de selección echándose a Jeny al hombro paseándola por el cespe ante el asombro de los millones de personas, testigos de su locura. Esa imagen, la utilización de su madre enferma o las conversaciones con Piqué repartiéndose el botín con aquello de «Rubi, Rubi…», en un tono más propio de una relación amorosa. Reconozco que el caso Rubiales y su desarrollo me fascinó desde que escuché un postcap en El Confidencial, medio que fue el primero que investigó la maraña de Rubiales. Ya es sabido que cuando conocemos noticias que nos impactan se nos graban a fuego como un hecho histórico en nuestra vida. He seguido el caso con extrema curiosidad así que cuando vi a Pedro Sánchez cerca de Rubiales se me cayeron los palos del sombrajo. Esperé en vano una posición crítica de Sánchez con el desalmado y nunca llegó. El colofón de aquellos primeros días fue la denuncia pública de Juan, tío de Rubiales, que trabajó para su sobrino hasta que decidió contar lo que sabía cómo hombre de confianza que fue. Dinamita pura. Y ahora a esperar que el iluminado pise suelo español para ser detenido. Sí viene, claro.