Ya es conocido. Una patera con veintitrés inmigrantes subsaharianos a bordo arribó en la mañana del miércoles a la playa de Maspalomas, principal zona turística de Gran Canaria, donde fue avistada al llegar a la costa por personal del servicio de limpieza de playas. Hasta el lugar se desplazaron efectivos de la Cruz Roja que atendieron a los ocupantes de la patera, veintiún hombres y dos mujeres, que confirmaron que estaban en buen estado de salud, así como agentes de la Policía Nacional que pusieron bajo custodia a los inmigrantes.

Los ocupantes arribaron sobre las ocho de la mañana por sus propios medios a la zona denominada Punta de Maspalomas y permanecieron aislados en la arena de la playa durante 6 horas hasta que se confirmaba si la fiebre alta que tenía unos de ellos guardaba alguna relación con el ébola. Lo sorprendente es que durante ese tiempo bañistas que transitaban la playa no fueron advertidos de lo ocurrido y se acercaban sorprendidos al grupo de africanos. Los efectivos sanitarios que colaboraron en el traslado de los 21 ocupantes de la patera a un centro de acogida antes de ser devueltos a su país señalan que ante la posibilidad de que se detectara un caso de ébola durante unas horas reinó el pánico. Uno de los testigos del suceso comenta que “nadie se dio cuenta de que de haberse detectado un positivo la arena de la playa no es el mejor sitio para frenar otro posible contagio”. Lo sorprendente es que durante las seis horas que los ocupantes de la patera estuvieron asilados turistas que transitaban Maspalomas no fueron advertidos y se acercaban sorprendidos al grupo de africanos. Escuchando ayer las llamadas de aviso que realizaron los efectivos de Cruz Roja desde la playa a urgencias sanitarias produce vergüenza.

Uno de ellos, al ver que la tardanza para atender a los inmigrantes era ya de varias horas, (tardaron seis) recrimina a sus comunicantes esa tardanza en llegar a Maspalomas porque dice enfadado que “en cinco horas se da tres veces la vuelta la isla”. Más o menos. Cabreo monumental de unos trabajadores que esperaban órdenes de quienes no saben qué hacer porque la improvisación es diaria. Pero nada. Si lo que querían era que Canarias ocupara de nuevo noticiarios nacionales les ha salido redondo. Ayer, jueves, las islas y su playa más hermosa fueron objeto de burla y de vergüenza. Programas de tv detallaron cómo se habían mantenido aislados a 21 inmigrantes en la arena de la playa, sin la más mínima protección al sol, al frío, etc., teniendo en cuenta que esos seres humanos hacía pocas horas que habían realizado la dura travesía agua desde Marruecos hasta alcanzar aguas canarias. El médico que fue avisado tardó 5 horas en llegar a la zona. Marco Aurelio, alcalde de San Bartolomé de Tirajana, decía ayer en la Ser que “el protocolo activado no tenía nada que ver con la necesidad del momento. Está a años luz”, vino a decir en una entrevista nacional.