La magistrada del juzgado de la Violencia sobre la Mujer número 2 de Las Palmas de Gran Canaria, María Auxiliadora Díaz, condenó ayer al empresario José Miguel Suárez Gil a un año de cárcel por los delitos de amenazas y coacciones contra su esposa, Josefina Navarrete, derivados de los sucesos acontecidos el pasado 4 de enero en la residencia conyugal que ambos mantenían en Tafira Baja.

Aquel día, el expresidente de la Cámara de Comercio encañonó a Navarrete con una pistola marca Smith & Wesson, modelo Springfield Mass, mientras la amenazaba de muerte profiriendo frases como: "Ninguno de los dos estará con vida cuando llegue la empresa de mudanzas, antes de eso te habré pegado dos tiros" o "¿dónde quieres que te dé el primero, en el corazón o en la cabeza?"

Ambas partes estaban llamadas ayer a una comparecencia ante la juez para aclarar una serie de supuestas violaciones durante el mes de agosto de la orden de alejamiento interpuesta contra Suárez Gil. En el transcurso de la vista, y "ante la repentina voluntad de llegar a una conformidad sobre los acontecimientos sucedidos en el mes de enero", explicó el abogado de Navarrete, José María Palomino, "se celebró un juicio de conformidad y se finiquitó todo el asunto".

De esta manera, "José Miguel Suárez Gil acepta nuestro escrito de conclusiones provisionales", explica Palomino, "y reconoce así que amenazó a Josefina Navarrete sin ningún tipo de requerimiento ni condición alguna, y no por una disputa por el patrimonio, como había defendido desde principios de año".

La abogada penalista había pedido en el escrito de acusación enviado al juzgado de la Violencia contra la Mujer que se le impusiese al expresidente de la Cámara una condena de un año y tres meses de prisión por el delito de amenazas graves no condicionales y cinco años y un día de prisión por el delito de detención ilegal o, alternativamente a este último, un año y nueve meses de prisión por el delito de coacciones graves.

Suárez Gil, finalmente, aceptó ayer los delitos de amenazas y coacciones graves. Dado que por ley las penas en un juicio de conformidad deben reducirse en un tercio, la juez le condena a ocho meses de cárcel por el delito de amenazas graves y otros cuatro por el de coacciones graves. Además, le impone la pena de tres años de privación del derecho a la tenencia y porte de armas y otros tres años en los que se le prohíbe aproximarse y comunicarse por ningún medio con Josefina Navarrete.

La pulsera electrónica

Tras su paso preventivo por la prisión de Salto del Negro entre los días 6 y 19 de enero, la juez dejó en libertad provisional sin fianza a Suárez Gil, a quien se le colocó, como medida cautelar, una pulsera electrónica con la que se le podía localizar en cualquier momento. El dispositivo telemático, además, emitiría un pitido cada vez que Navarrete y Suárez Gil se encontrasen en un radio inferior a 500 metros a la redonda.

En el juicio celebrado ayer, ambas partes no se opusieron a que se suspendiese la privación de libertad de un año decretada contra Suárez Gil, por lo que no tendrá que ingresar en prisión, aunque sí mantendrá la pulsera electrónica que alerta a Navarrete cuando su exmarido se encuentra demasiado cerca de ella.