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Informe de Cáritas | Evolución de la cohesión social y consecuencias del covid

Los canarios que subsisten gracias a sus familiares se triplican en un año

Uno de cada cinco isleños mantiene su economía «a flote» con la ayuda de parientes y amigos | Un 10% de la población sufre carencia material severa

Paqui Guarda. | ANDRÉS CRUZ

«Mis hermanas no me dejan desamparada, todos a mi alrededor arriman el hombro para que yo pueda pagar las facturas cada mes», explica Paqui Guarda, una grancanaria de 59 años que subsiste gracias a las ayudas que recibe de sus familiares y amigos. Una compra a la semana, un sobre con dinero o el pago de cuentas pendientes, todo es bienvenido para equilibrar la balanza en la economía de esta isleña a la que el covid le arrebató el empleo que le permitía sobrevivir. Y como Paqui, uno de cada cinco canarios, más del 19,3%, subsiste gracias a la caridad de sus allegados. Una cifra que se ha triplicado tras el impacto de la pandemia en la economía canaria según los datos del informe de Cáritas sobre la Evolución de la Cohesión Social y consecuencias del covid-19.

El documento destaca el crecimiento en todas las comunidades del «uso de redes de protección distintas de las públicas, insuficientes para ofrecer la cobertura adecuada, para conseguir alimentos, ropa u otros bienes básicos o dinero para adquirirlos». Especialmente notable fue el aumento de estas redes en Canarias donde en 2019 la cifra llegaba al 6,9% y en tan solo un año el porcentaje creció un 12,4%. Un impulso que convierte a las Islas en la región con los valores más altos, seguida por Andalucía con un 15,6%. La media del país se situó en el 11,3%, por lo que el Archipiélago alcanzó cifras ochos puntos por encima.

«Cuando tienes el agua al cuello cualquier ayuda es bien recibida y siempre solemos tirar de aquellos que tenemos más cerca», explica Paqui, quien mantiene la economía de su casa gracias a las ayudas y a un ingreso «puntual» de 130 euros mensuales por limpiar la escalera de una comunidad de vecinos. La canaria lleva «20 años firmando la cartilla del paro», vive con lo justo y limita sus gastos a las «necesidades básicas». Tener la vivienda en propiedad le facilita las cuentas a Paqui, quien asegura que la pandemia «ha empeorado duramente» su situación económica. La isleña ha perdido algún empleo por el covid y asegura que el «mercado laboral» está imposible para encontrar trabajo.

El informe de Cáritas también recoge los datos de personas que recurren a entidades u organizaciones para pedir ayuda. Las Islas también registraron un crecimiento en este parámetro que aumentó del 3,8% al 6,1% en tan solo un año. Convirtiéndose en la cuarta comunidad con la cifra más alta de España.

Paqui Guarda, canaria en paro: «Si tienes el agua al cuello recurres a allegados cercanos»

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Yurena Tabío, grancanaria en paro, vive una situación similar a la de Paqui, ya que sobrevive gracias a las aportaciones de familiares pero también gracias a las entidades sociales solidarias. Esta isleña convive con sus padres y con sus dos hijos en un hogar en el que el único ingreso es la pensión de su padre. Yurena recurre a las organizaciones para sostener una economía familiar que se tambalea cada mes y que ha empeorado a raíz de la pandemia. «No tenemos para pagar las facturas, por lo menos la ayuda de las asociaciones nos permite tener un plato encima de la mesa», explica Yurena quien participa en la Red de Solidaridad Popular de Jinámar que cada viernes entrega una cesta de comida a los miembros de la asociación. Además recurre a otras organizaciones canarias como Cruz Roja y a distintos bancos de alimentos. Los lujos desaparecieron hace años de la vida de esta grancanaria que ya lleva más de tres años en paro.

La pandemia dobla el número de personas con falta de energía habitual en el Archipiélago

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Otro de los parámetros incluidos en el estudio de Cáritas es el porcentaje de población en carencia material severa según la definición de Eurostat que identifica como hogares en esa situación a aquellos que carecen de una serie de conceptos como: vacaciones al menos una semana al año, una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días, mantener la vivienda con una temperatura adecuada, capacidad para afrontar gastos imprevistos o poder permitirse disponer de un automóvil, un teléfono, un televisor o una lavadora. El efecto general sobre el indicador nacional es muy destacado, ya que el porcentaje de población viviendo en carencia material severa aumentó un 50%, al pasar del 4,7% al 7,0%. El parón forzoso de la mayor parte de las actividades económicas y las restricciones posteriores tuvieron consecuencias muy drásticas en tan sólo unos meses. En tan breve período, el indicador general alcanzó un valor similar al registrado en los momentos más álgidos de la crisis de 2008.

En Canarias el dato creció muchísimo en tan solo un año, pasando de un 4% en 2019 a un 10,5% en 2020, lo que provocó que Las Islas superaran la media nacional (7%) y se colocaran como la segunda comunidad con mayor porcentaje tan solo por detrás de la Comunidad Valenciana. «El importante peso del sector turístico en estas regiones, especialmente el internacional, tuvo como consecuencia un mayor impacto de la crisis en las carencias materiales de los hogares residentes en estos territorios», según indica el informe de Cáritas.

También se dobló, a raíz de la pandemia, el número de personas con falta de fuente de energía habitual. El 2019 el porcentaje era del 0,45% y en 2020 del 1%. Pero los datos no son relevantes si se comparan con el resto de comunidades autónomas.

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