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El desafío ruso

Una traductora rusa que vive en Tenerife ayuda a una ucraniana ingresada de urgencias durante sus vacaciones

Un ejemplo de solidaridad a 5.500 kilómetros de la guerra

La rusa Elena Shuvalova (izquierda) posa junto a la ucraniana Lilia Zolotar, su pareja Alex Kondratiuk y el hijo de ambos Matvii, en el Hospital de la Candelaria. | | MARÍA PISACA

«Lo último que se me hubiera ocurrido es preguntarle si es ucraniana. La asistí, como hubiera hecho con cualquier persona en su situación». Elena Shuvalova es una traductora rusa que reside en Tenerife desde hace más de 34 años. El lunes se topó con un tuit que pedía ayuda para traducir a una familia ucraniana en apuros, de vacaciones en el sur de la Isla, que no habla ni español ni inglés. Lilia Zolotar se encontraba hospitalizada en urgencias de un centro médico de Adeje y los idiomas que dominan ella, su pareja Alex Kondratiuk y el hijo de ambos Matvii son el ucraniano y el ruso.

A pesar del conflicto armado entre ambos países tras la invasión iniciada por Rusia el 24 de febrero, Shuvalova no se pensó ni un segundo ayudar a la ucraniana de forma gratuita. La traductora rusa está en contra de la guerra. Pero por encima de todo está a favor de la solidaridad entre las personas, sean de la nacionalidad que sean. «Nadie esperaba que esto pasara, ni ucranianos ni rusos», comenta Elena.

Pocas horas antes de la guerra

Lilia se vino de vacaciones a la Caleta de Adeje, en el sur de Tenerife, a más de 5.500 kilómetros de su país, con su pareja y su hijo pequeño escasas horas antes de que estallara la invasión. Tras sus primeros días en la Isla, que iban a ser un descanso y se convirtieron en un martirio, la mujer ucraniana se empezó a encontrar mal. Tenía fiebre y fuertes dolores, lo que se unió a la enorme preocupación por su familia y amigos en Ucrania. Todo había dado un vuelco repentino.

Lilia Zolotar acudió a un centro médico de Adeje. La derivaron al Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Sufría una infección renal. Los trabajadores del hospital se toparon con un problema: la barrera del idioma. Alex se defiende con el inglés pero en la Residencia no había nadie que lo entendiera. Twitter fue la vía para encontrar un traductor con el que poder comunicarse con el personal sanitario. Entonces apareció la traductora rusa Elena Shuvalova, que se ofreció sin dudarlo.

Lilia y su pareja Alex están entre los 170 turistas ucranianos que se han quedado atrapados en la Isla

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Lilia, Alex y Matvii están entre los cerca de 170 turistas ucranianos que se han quedado atrapados en Tenerife al partir justo antes de la invasión rusa y no poder –o no querer– regresar ahora a su país, en el que se jugarían la vida. La familia procede de Jmelnitski, ciudad al occidente de Ucrania de 274.000 habitantes bajo el fuego de los rusos. También tienes familiares en Járkov, una de las ciudadanas ucranianas más castigadas por los ataques. Tienen alojamiento en la Isla hasta el próximo viernes, día en que tenían previsto regresar. Pero Alex no quiere que su pareja y el hijo vuelvan a Ucrania. «Estamos pensando en quedarnos en Tenerife e internar buscar trabajo. No queremos vivir del cuento, sino trabajar en lo que salga. Mi pareja es camionero o yo tengo formación en enfermería. No sé qué va a ser de nuestra vida ni de la de nuestros familiares», asegura Lilia.

Ya han contactado con miembros de la comunidad ucraniana que reside en Tenerife –más de 2.000– e incluso con algunos rusos contrarios a la guerra, como la propia Elena, que han montado una cadena de favores para ayudarlos a ellos y al resto de ucranianos que vinieron a pasar unas vacaciones y ahora no saben si van a poder volver a su país. De repente dejaron de ser turistas para convertirse en refugiados. Historias como la de Lilia y Alex se repiten en este grupo.

La comunidad ucraniana en Tenerife ya ha comenzado a reunirse con las autoridades locales, como el delegado del Gobierno central en Canarias, Anselmo Pestana, el presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín, o el alcalde de Arona, José Julián Mena. El objetivo es encontrar lugares donde alojar a estas personas cuando finalicen sus reservas en los hoteles, apartamentos o viviendas vacacionales. Pestana, Martín y Mena les han tendido la mano. Con ayuda de organizaciones sociales, como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado o Cruz Roja, se está montando un operativo para atenderlos en las mejores condiciones posibles.

Además de ayudarles en la traducción, Elena Shuvalova se percató de que el hijo de Lilia estaba desconcertado por el ingreso de su madre en un hospital y la preocupación por la guerra. Elena decidió entonces recoger a Matvii, de 6 años, para que se despejara. Lo llevó a dar una vuelta con sus hijos, Daniel y Alejandro, nacidos en Tenerife y también menores. Fueron a un parque de la capital tinerfeña donde los niños se divirtieron. «Tienen muchas ganas de reencontrarse», explica Elena. «Ellos no saben muy bien lo que está pasando en Ucrania. Son solo niños que quieren jugar».

Dos hijos siguen en Ucrania

Lilia dejó en una Ucrania asediada por las tropas rusas a dos hijos de un matrimonio anterior, un chico de 19 años y una chica de 16. Tenían que estudiar, aunque ahora ya no pueden. La mujer empezó a buscar soluciones para que los dos hijos pudieran salir lo antes posible de Ucrania. Aunque les ofreció irse a Polonia con unos amigos, ellos decidieron quedarse junto a sus abuelos. Está muy agradecida a Elena y su familia por todo lo que la están apoyando. Incluso Elena la ha puesto en contacto con otro ruso residente en Tenerife que se ha ofrecido a estas decenas de turistas ucranianos atrapados en la Isla a darles un alojamiento digno.

«Lo último que se me hubiera ocurrido es preguntarle si es ucraniana», asegura Elena Shuvalova

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La traductora rusa lo tiene claro: «Estoy totalmente en contra de esta guerra. En las guerras, nadie sale beneficiado. Todo es horror y sufrimiento. El conflicto está afectando a todo el mundo, no solo a Rusia y Ucrania. ¡Cómo no íbamos a apoyar a unas personas que están sufriendo tanto!», subraya Elena Shuvalova, que reside en Santa Cruz. Como expresa la traductora rusa, «los problemas los tienen las personas de arriba. Pero siempre pagan los de abajo». Los hechos corroboran las afirmaciones de Elena. Las organizaciones humanitarias calculan que ya hay más de un millón de desplazados por la guerra y han muerto más de 2.000 civiles ucranianos por los ataq ues rusos.

El apoyo de los rusos

Elena no es la única rusa que ayuda a los ucranianos en Tenerife. Como cuenta, otros rusos y ucranianos se ayudan mutuamente a pesar de la guerra en estos momentos tan complicados. La solidad está por encima de la barbarie. «Muchas personas de Rusia están en contra de todo esto y son los primeros en ayudar a la población del país vecino». Para Elena, «los ciudadanos no tenemos ningún conflicto, el problema lo tienen los que mandan».

Lilia recibió el alta el jueves por la tarde. Allí estaba Elena para acompañarla. Está todavía dolorida pero se recupera de forma satisfactoria. De regreso al apartamento de la Caleta de Adeje, Lilia y su familia han decidido quedarse en Tenerife, a pesar de no estar preparados ni material ni psicológicamente. Alex duda si regresar para unirse a la resistencia o ayudar en lo que pueda a su país, pero al mismo tiempo no quiere dejar solos a su mujer y su hijo. Lo que sí tiene claro este camionero ucraniano es que no quiere que Lilia y Matvii regresen a Ucrania mientras siga bajo el asedio militar del Ejército de Rusia. Todo un dilema para una familia ucraniana que vino a Tenerife a disfrutar del buen tiempo y se ha topado con una pesadilla. Lilia no sabe si podrá pero Alex y Matvii quieren unirse hoy a la concentración, organizada por la comunidad ucraniana en la Isla, que se celebrará este mediodía en la plaza de España de Santa Cruz de Tenerife contra la guerra

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