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Crisis migratoria | Acercamiento a Marruecos

España, EEUU y Francia abren una vía para la solución al conflicto del Sahara

Los tres países parecen determinados, por primera vez, a encontrar una salida de la mano de Naciones Unidas | Rabat mantiene congelada la relación con Madrid

José Manuel Albares OLIVIER HOSLET

Marruecos continúa dando la espalda a España. Casi un año después de que estallara la crisis diplomática, el Gobierno aún no ha logrado reconducir la situación. La interlocución entre el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo marroquí, Nasser Bourita, es fluida, pero las relaciones políticas son inexistentes y entre ambos países se suceden continuas fases de desconfianza. Cuando parece que hay avances, porque el Ejecutivo español ha accedido a ayudar a Rabat con sus problemas de déficit de gas después de que Argelia, como represalia por las «tácticas hostiles» de Rabat, le cortara el suministro a través de gaseoducto Magreb-Europa, se produce un asalto multitudinario a la valla de Melilla que solo es posible si Marruecos se desentiende de su labor de control.

Hasta dos intentos hubo la pasada semana, el miércoles y el jueves, con un balance de más de 800 inmigrantes entrando en la ciudad autónoma. Alrededor de 2.500 inmigrantes lo intentaron el primer día y 1.200 el segundo. El reino alauí suele presionar de este modo a España para conseguir que se pliegue a sus demandas. Aunque el ministro de Interior, Fernando Grande-Maslaska, ha rebajado públicamente la responsabilidad del lado marroquí, otras fuentes del Ejecutivo admiten que Rabat envía cada cierto tiempo este tipo de mensajes a España. En estos momentos, la principal petición del reino alauí es que cambie su posición sobre el Sáhara Occidental y apoye el reconocimiento de su marroquinidad y su propuesta de plan autonomista, como hizo EEUU.

Un asunto peliagudo que lleva 50 años enquistado y que motivó la crisis diplomática actual después de que en abril del pasado año Ibrahim Gali, líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Democrática del Sahara, fuera trasladado a un hospital de Logroño en un avión fletado por la Presidencia argelina para ser tratado por la covid a espaldas de Rabat. Como respuesta, en mayo Marruecos permitió que miles de personas cruzaran de forma irregular la fontera con España en dirección a Ceuta y Melilla.

El Departamento de Estado de Biden apoya «con una mente abierta» los esfuerzos de la ONU

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El cambio ahora en esta situación es que los tres países que de verdad pueden influir –España, EEUU y Francia–, «están implicados», según señalan fuentes diplomáticas españolas, en la búsqueda de una solución a través del enviado especial de la Secretaría General de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, nombrado para el cargo el pasado 1 de noviembre.

España porque es la antigua potencia colonial, que en 1975 abandonó el Sáhara, pero que mantiene fuertes lazos con el pueblo saharaui, con el Frente Polisario y, a la vez, con Marruecos; EEUU porque fue el primer gran país en apoyar la pretensión anexionista de Rabat por decisión de Donald Trump, en contra del Derecho Internacional, algo que Joe Biden no ha modificado, y Francia porque es el gran socio europeo del reino alauí y siempre ha visto con buenos ojos su plan autonomista.

Por primera vez los tres parecen determinados a encontrar una salida. El Gobierno de Pedro Sánchez no ha ocultado su disposición a ayudar a Mistura, que además se desplaza por la región en un avión de las Fuerzas Armadas españolas. Lo que hay sobre la mesa es conceder al Sáhara un gobierno propio bajo soberanía de Marruecos, el referéndum de autodeterminación o encontrar cualquier otra nueva salida que invente el representante de la ONU. Mistura ya ha concluido una primera ronda de contactos y las partes están a la espera de su informe.

Ayer, de hecho, la secretaria de Estado adjunta de EEUU, Wendy Sherman, apuntó que su gobierno respalda las gestiones del enviado especial de la ONU y que colaborará con España en la búsqueda de una solución al conflicto.

Sherman mantuvo un encuentro con periodistas en Madrid en el marco de un viaje que previamente le llevó a Turquía y que con posterioridad tendrá etapas en Marruecos, Argelia y Egipto.

La número dos del Departamento de Estado se mostró cauta sobre el futuro del contencioso y afirmó que el objetivo es que la población pueda llevar «una vida digna». Para ello pidió «una mentalidad abierta» que favorezca encontrar una solución al contencioso entre marroquíes y saharauis.

La administración de Joe Biden no ha dado formalmente marcha atrás a la decisión de su predecesor, Donald Trump, quien en diciembre de 2020 reconoció como marroquí el Sáhara Occidental después de que Marruecos decidiera restablecer las relaciones con Israel, pero tampoco ha ahondado por esa vía y el prometido consulado en Dajla no se ha abierto aún.

Sherman insistió en que tanto Estados Unidos como España están «en contacto con todas las partes» y hacen todo lo posible para lograr el resultado deseado, un acuerdo entre las partes que beneficie a toda la población del Sáhara.

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