Albicy, amor eterno al amarillo

Desde su aterrizaje en Gran Canaria en la temporada 2020-21, procedente del Morabanc Andorra, el base francés Andrew Albicy, se ha convertido en el termómetro de un Granca que ha protagonizado sus mayores gestas cada vez que el francés ha sentido la inspiración. Recientemente, en unas declaraciones con motivo de la consecución del primer título de la Eurocup en la historia de los claretianos, el director de orquesta de los amarillos dejaba entrever su deseo de retirarse en el equipo de una Isla en la que tanto él como su familia se encuentran como en su propia casa. Precisamente, es ese sentimiento de pertenencia y de identidad, tanto con el club como con su territorio, el que explica la permanencia en la entidad del jugador de Sévres.

Contra el Real Madrid, el pasado 14 de mayo, Andrew Albicy alcanzaba la notable cifra de 200 partidos en la ACB, tras seis temporadas –tres en Andorra y otras tres en Gran Canaria–, cifra que seguirá creciendo. Tiene contrato en vigor hasta 2025, lo que permitirá a la hinchada seguir disfrutando del talento inagotable de un jugador diferente, al que cuando le respetan las lesiones se convierte en un jugador diferencial, temperamental, capaz de cambiar el sino de cualquier partido. Un jugador con nivel NBA que ha renunciado a la posibilidad de ganar más dinero por una felicidad que le ata más que nunca a su Gran Canaria.

En sus 200 partidos en la ACB, ha disputado 104 en Andorra y 96 con el Granca, con un balance de victorias-derrotas favorable: 101 por 99. El próximo miércoles, en el Nou Congost ante el Manresa (19.30 horas, M+Dep5) busca sumar su triunfo 102 en la Liga Endesa, con la que los claretianos asegurarían la sexta plaza liguera. Además, como el único base de solvencia de aquí hasta el final después de la baja de Ferran Bassas.

En la presente temporada, el base francés mantiene su nivel estadístico, rozando los dobles dígitos de valoración (9,2) habiendo disputado un total de 32 partidos, en los que ha permanecido en pista una media cercana a los 23 minutos, aportando 6,2 puntos, 1,8 rebotes y 4,1 asistencias.

Más allá de sus números, impera su capacidad defensiva y su liderazgo en la pista. En su haber queda quizás ese temperamento que le ha jugado algún que otro disgusto en forma de técnica, pero a sus 33 años es algo que difícilmente ya va a cambiar.

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