Un Barça conservador le endosa la tercera derrota del curso al Granca (73-83)

 El conjunto claretiano aguanta 35 minutos en la pelea y Abrines mata el encuentro con tres triples finales

Brizuela defiende la posesión del balón ante AJ Slaughter

Brizuela defiende la posesión del balón ante AJ Slaughter / CBGC

David Rodríguez

David Rodríguez

Aguantó el Gran Canaria 35 minutos en el encuentro, alternando comandancias en el marcador con el Barcelona, hasta que el cuadro culé sacó la carta de los millones sobre el parqué. Ese talonario que te permite tener a Álex Abrines en el banquillo sin apenas aportar en el partido juegue todo el último cuarto y mate el encuentro con tres triples directos a la moral claretiana, que asume su tercera derrota de la temporada (73-83).

A pesar de que el primer cuarto concluyó con el marcador adverso para los intereses locales con cuatro puntos por debajo en el luminoso al reflejar un 14-18 momentáneo, la entraña de Lakovic podía sentirse cómoda porque su equipo estaba manteniendo a raya a su rival con un ritmo espeso. Con Grimau el conjunto azulgrana juega a marcadores altos y con esta escasez sabía que iba a tener oportunidades de sacar rédito positivo.

John Shurna mantuvo a los amarillos con ocho puntos en este primer periodo en el que los interiores catalanes acapararon el primer ecuador del mismo con la presencia de Da Silva y dar paso a la conclusión del mismo con los puntos del dúo de la selección formado por Darío Brizuela (5) y Joel (6) Parra que han llegado al club para dar un barniz español al vestuario junto a Willy Hernangómez.

Quería el equipo insular un partido lento, pegajoso, e incómodo para que el criterio de Antonio Conde estuviera nubloso y que no cayera en el tópico de que es más fácil pitarle a los conjuntos grandes. Porque con el precedente ocurrido la pasada temporada cuando el árbitro del partido expulsó a Lakovic en Granada y la posterior sanción de cuatro partidos al esloveno, la relación entre el colegiado y el entrenador no iba a ser la más fluida y así se notó desde el primer minuto, literal.

De esta forma, hasta el minuto 16 solo se habían anotado un parcial 10-8 en el que ambos conjuntos se habían citado en la línea de tiros libres ocho veces, seis de ellas de forma consecutiva. Atascar el partido iba a ser una de las tretas por las que el Granca iba a recorrer la primera parte del encuentro para estirar el chicle hasta el final del mismo.

No le importaba a los de casa marchar por detrás en el tanteador con tal de que la diferencia no se fuera a más de dos canastas. La táctica del conejo estaba siendo empleada en la primera parte y se ejecutó de la mano de un Brussino que dejó de parecer el pecho frío del que muchos le llegaron a tildar en su primera etapa en el club.

El argentino entró en máxima ebullición con 12 puntos en el segundo cuarto, siete seguidos, con dos triples lejanos marca de la casa que celebró con los brazos abiertos y lanzando un guiño a la grada disfrutona del Arena, e incluso después de dejar un mate ante la mirada de otro matador como Satoransky hizo un gesto de supremacía.

Bailó Nico el mejor tango traído desde Cañada de Gómez para contribuir a dejar el resultado en un cómodo 37-32 con el que irse al descanso y seguir con el plan establecido antes de presentarse al examen del tercer cuarto que tanto le está costando al Gran Canaria esta temporada y del que había advertido Lakovic a sus jugadores para que no cometieran el mismo pecado ante un depredador como el Barcelona.

Gestión de minutaje

Lo solventó como pudo el cuarto el Granca, dado que siguió por delante en el luminoso con el 59-56 con el que se dejó correr el reloj, pero la cuantía de canastas encajadas ya no le hacían tanta gracia a Lakovic. Veía como el equipo azulgrana estaba empezando a correr y ya la carga de kilómetros que traían de su viaje desde Atenas había pasado a un segundo plano.

Había equilibrado la aportación de los hombres de banquillo el Granca respecto al Barça, en especial gracias a la aparición de Miquel Salvó en los últimos instantes del cuarto, en el que pidió el balón sin destajo para impedir que los azulgranas creyeran en la remontada cuando se pusieron por delante con el 50-51 momentáneo.

Pero quedó patente que la gestión de energías la empleó mejor el equipo catalán, puesto que en los últimos diez minutos activaron el modo ganador y a poco que se puso el traje Euroliga le endosó 27 puntos a los locales. La aportación ofensiva culé fue in crescendo y así quedó reflejado en el marcador final.

Pagó cara la carga de faltas de Brussino, inexistente desde el minuto 22 del encuentro cuando marcaba 18 puntos en su casillero y tal como acabó su aportación. Ethan Happ tampoco estuvo afortunado en la lucha por el rebote y con varios despistes permitió a los rivales anotar con facilidad en su aro.

Con los tres triples matadores de Abrines y el destape de Jokubaitis en el último cuarto, sin que AJ Slaughter dejara destellos del jugador ofensivo que ha demostrado en las cuatro temporadas que lleva en la Isla, el Gran Canaria firmó su tercera derrota de la temporada.