La luz atlántica, el aire azul, la contención lírica que nombra el simbolismo de las Islas, "mi casa el mar", que bañan el hondo legado poético de Manuel Padorno (Tenerife, 1933-Madrid, 2002) respiran en la edición de las Obras completas del poeta, que publica la editorial Pre-Textos con la colaboración de la Fundación CajaCanarias. Su primer tomo, que acaba de ver la luz, glosa la trayectoria poética de Padorno entre 1955 y 1991, que despega con el relato dramático Oí crecer a las palomas y desemboca en Una aventura blanca.

Su editor, Alejandro González Segura, profesor de Secundaria en Madrid, ha capitaneado un arduo proceso de criba y revisión para bordar el tapiz del primer tramo literario de uno de los grandes poetas en castellano de la segunda mitad del siglo XX. "La obra de Manuel Padorno es muy extensa, por lo que, en este primer tomo, el proceso de edición ha consistido en una selección muy exhaustiva y muy rigurosa del mejor texto de cada poema o del mejor texto corregido por el poeta", explica el editor, que ha contado con la colaboración de Patricia Padorno, hija del poeta, para emprender la excursión al corazón de este legado poético, en "un largo camino de rastreo, búsqueda y comparación continua entre un texto y otro, porque siempre hay varias versiones de cada poema", señala González.

Tomo I

A este primer tomo se sumará la publicación de un segundo volumen el próximo 2017, que parte de la desembocadura de su predecesor hasta el poemario póstumo Edenia (2007), seguido de un tercer y último volumen, en 2018, compuesto por sus obras inéditas. La publicación de este último aspira a coincidir con una exposición retrospectiva de la vida y obra de Manuel Padorno, para finales de 2018, impulsada por CajaCanarias.

Cada uno de los volúmenes poéticos cuenta con una introducción que, en el caso del Tomo I, desgrana la biografía de este poeta tinerfeño que voló a Madrid en los años 50 del pasado siglo, como tantos grandes intelectuales canarios -Martín Chirino, Juan Hidalgo, Manuel Millares- que exploraron desde la capital sin mar las metáforas y misterios de las Islas.

"A cada libro se le ha añadido una introducción para proporcionar las claves fundamentales de cada tomo, así como unas notas que aclaran cuestiones de tipo referencial o bibliográfico", detalla González. De esta manera, el segundo volumen introduce al lector en las claves de la poética padorniana, y el tercero ahonda en la dimensión de "el otro lado", que es como designaba Padorno a "una realidad simbólica que fue creando a lo largo de su escritura poética", en palabras del editor.

El recorrido literario de Manuel Padorno cristalizó en un legado poético "muy amplio y complejo, que atravesó varios periodos", señala González. "Por eso, en este primer tomo hay un poco de todo".

Sus comienzos se enraizan en la corriente de la poesía social, que anticipó la imprescindible Antología Cercada, y que atraviesa títulos como Oí crecer a las palomas (1955) o Coral Juan García, el Corredera (1977), pero revestidas de elementos "experimentales y neovanguardistas". "Luego, en los años 80, su poética atravesó un periodo muy complejo, intercalado con fases de silencio, porque Padorno siguió escribiendo, pero sin publicar, explica el editor. "En esta etapa su obra se articuló en los tanteos y en la búsqueda, que a ratos resulta bastante posmoderna, culturalista y muy hermética. Y ese periodo también está recogido en este primer tomo". Entre medias, A la sombra del mar (1989) se erigió en una de sus obras más influyentes y fundamentales, distinguida con el accésit del Premio Adonais de Poesía y donde está contenida "toda la esencia de la obra padorniana".

Y como en el grueso de la poética insular, el mar y la luz irrigan muchas de las obras padornianas. "En el caso de Manuel Padorno, la insularidad y lo vernáculo canario están muy presentes, sobre todo, en la obra de los 80, con títulos como Una bebida desconocida (1986), que es un libro de mucha indagación y casi costumbrismo. Además, coincide con el periodo en que, paradójicamente, vive en Madrid, que es cuando más echa de menos la tierra, los paisanos, los olores y las palabras. Más adelante, esa esencia de lo canario se manifestará de manera más lírica y simbólica, menos costumbrista".

Por último, el Tomo I incluye algunas obras de los años 90, como El hombre que llega al exterior (1990), Desnudo en Punta Brava (1990) o Una aventura blanca (1991). "Una obra donde el poeta retoma su rumbo, tras esa fase compleja de los 80", explica González. "Padorno se reencuentra con su palabra y vuelve a publicar, además, en sellos más prestigiosos, que inauguran un poco la etapa final de su poesía".

Con todo, el editor de este primer itinerario poético afirma que "la figura de Manuel Padorno ha sido injustamente valorada en los ámbitos académicos, críticos o, incluso, en los premios o nóminas de poetas pertenecientes a una generación o no". "Ahora, esto se ha analizado en perspectiva y se ha puesto de manifiesto que, en relación con los poetas del 50, una generación poética muy importante y entre los que hubo grandes nombres, se aplicó una mecánica generacional que apartó a algunos compañeros. En el caso de Padorno, también él se apartó por sí mismo por su manera de ser, porque se definía como un solitario. Pero el resultado ha sido que no se le ha reconocido como merece, por su enorme calidad, hasta pasado el tiempo. Y la edición de estas obras completas rema en esa dirección".