La prosa y los versos de Pino Ojeda son novedad editorial. La obra de la artista nacida en Teror y de la que el pasado año se conmemoró el centenario de su nacimiento, se activa para situarla en el contexto de la literatura insular gracias a una doble edición al cuidado del sello Cam-PDS de la novela Con el paraíso al fondo, que fue finalista del Premio Nadal en 1954, y que no se había publicado: y el poemario inédito El derrumbado silencio, que incluye ilustraciones de la serie de Dibujos psíquicos de su propia autoría. Ambos libros han visto la luz gracias al interés manifiesto de la familia que trasladó a la citada editorial la posibilidad de publicar los textos; la colaboración institucional, y una campaña de micromecenazgo a través de CanariasEbook.

Las dos publicaciones son sólo una parte del fondo inédito de Ojeda, y tuvieron ayer protagonismo en la tercera jornada de la 29ª Feria del Libro, en el parque de San Telmo, con la presentación de los títulos en un acto en el que estuvieron presentes el hijo de Pino Ojeda, Domingo Doreste Ojeda; la biógrafa de la artista, Blanca Hernández; y Lola Díaz, de Cam-PDS.

"Era escritora, pintora, escultura, y fue mucho más que eso, fue una mujer que abrió muchas puertas y se introdujo en un mundo para hombres. Hablamos de los años 30, 40 y 50 en Canarias donde la mujer quedaba relegada al papel de madre y esposa, y ella vio que podía ser más, y creo que por ello se convierte en un símbolo", detalló Blanca Hernández en la presentación de la novela y el poemario.

De formación autodidacta, la muerte de su marido en el conflicto civil en 1939 fue determinante en su devenir personal y artístico, en opinión de Blanca Hernández. Pino Ojeda comenzó a publicar su poesía en 1940 en la revista tinerfeña Mensaje, que pondría en circulación su primer libro Niebla de Sueño, en 1947. En 1952 fundaba la revista Alisios, al año siguiente era reconocida con el primer accesit del Premio Adonais con su poemario Como fruto en el árbol , y a partir de entonces su figura adquiere notoriedad a nivel nacional entre la generación de la posguera.

Su obra La piedra sobre la colina le reportó el Premio Tomás Morales en 1956. Años antes, había ingresado en la Escuela Luján Pérez, y tuvo la valentía de abrir en la década de los 50 la Galería Arte, en Las Canteras, como bien recordó ayer el artista Pepe Dámaso. "Pino fue una gran mujer", sostuvo Dámaso acerca de las distintas artes que cultivó la artista.

No publicó más porque tal como explicó su hijo Domingo Doreste Ojeda, "era una persona muy tímida, y lo que publicó en vida lo hizo empujada por muchos amigos que la obligaban a ello; escribía sin parar, pintaba sin parar también, y era contraria a publicar nada".

¿Qué aportó Pino Ojeda a la literatura? Blanca Hernández apunta en este sentido, que aportó "una nueva forma de ser, de hablar, nuevos temas que no habían sido tratados como la maternidad, la relación madre-hija, la sexualidad sentida por una mujer, palabras de un universo también muy femenino y particula". Según Hernández, y aunque en el centenario se impulsaron estas ediciones, exposiciones y un documental desde la familia, falta un estudio sobre su obra y que se incluya en el canal literario". Y recuperar otras obras inéditas.