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El baluarte de la neopsicodelia

El grupo American Football se mantiene entre los grandes artesanos del pop clásico de guitarras en una tradición que pasa por Smiths, Travis o Slowdive

El grupo norteamericano American Football en directo. lp / dlp

Si Coldplay hubiese mantenido el carácter independiente de sus inicios, seguramente hoy sonaría como American Football. Pero el grupo londinense se ha dejado invadir por el mainstream y hoy su estilo resulta de lo más impersonal. Por eso, para los que sientan nostalgia por ese sonido de guitarras critalinas creadas al amparo de la neopsicodelia británica, resulta recomendable la música de este elegante cuarteto de Illinois que realiza una propuesta con alusiones a grandes bandas anglosajonas de los ochenta y noventa.

Al igual que sucedió con sus dos anteriores trabajos, cada una de las canciones de este disco supone la posibilidad de repasar algunas de las referencias más exquisitas del pop en los últimos treinta años y, además, con tres invitadas de excepción. Así, el tema Every wave to ever rise, en el que interviene la cantante canadiense Elisabeth Powell, líder de Land of Talk, mantiene una progresión similar a los primeros los primeros The Church en donde los dos instrmentos de seis cuerdas crean el típico entramado melíodico de los orígenes del britpop. A continuación es Hayley Williams, cantante del grupo estaounidense Palore, la que acompaña a Mike Kinsella en las voces, en una canción que recuerda a grupos algo olvidados de los noventa como Travis o Doves.

Por otro lado, la tercera invitada es, nada menos, que la londinense Rachel Roswell, exintegrante de Slowdive y Chapterhouse y que actualmente emprende su carrera en solitario. Y, curiosamente, interviene en un tema de shoegaze como I can feel you en la línea del estilo elegante de sus dos pryectos anteriores con toda su plenitud vocal.

Y en el resto de las canciones el cuarteto norteamericano saca a relucir su verdadero talento. Así Heir apparent absorbe el sonido de grandes de la música indie como The Chameleons con un final de seductor de coro femenino in crescendo a lo Talk Talk. Y algo parecido ocurre en la final Life support que incluye ramalazos de grupos como Adorable o Kitchens of Destruction. Pero es la delicada Doom in full bloom quizás el mejor momento de todo el disco donde la sombra de los Smiths del Strangeways, here we come sale a relucir de una forma epecialmente afortunada. Un disco, en definitiva, que mantiene al grupo norteamericano como principal representante de ese sonido artesanal y preciosista que afortunadamente aún sigue vivo.

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