Cine

La reina del sexo

Con la muerte de Raquel Welch desaparece el último ‘sex symbol’ internacional

de la década de los 70 | En 2001 fue distinguida por el Festival de Las Palmas

Raquel Welch en el Segundo Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.

Raquel Welch en el Segundo Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. / Nacho González

Claudio Utrera

Claudio Utrera

Provista de un busto prominente, hombros anchos, cara angulosa, pómulos marfileños, piernas esbeltas y unos ojos intensamente oscuros, Raquel Welch (Chicago, 1940/Los Ángeles, 2023) se ha hecho acreedora, tras su desaparición ayer a los 82 años, de un bien merecido podio en el firmamento estelar del viejo Hollywood. Podio que habrá de compartir con otras estrellas de su generación, aún en activo en su mayoría, como Jane Fonda, Sophia Loren, Maggie Smith, Judi Dench, Shirley MacLaine, Rita Moreno o Brigitte Bardot, figuras que siguen mostrando su buena forma como actrices de primera línea, a pesar de los muchos años que presiden sus respectivas carreras.

Las más que notorias limitaciones de la Welch como intérprete, debilidad que no comparte con sus virtuosas colegas, nunca le impidieron, sin embargo, mostrarse cauta ante papeles para los que no se veía lo suficientemente dotada pero que, en algunos casos, logró bordar como, pongamos por caso, la bella y atormentada alcohólica de La mujer de cemento (Lady in Cement, 1968), de Gordon Douglas, acompañada por un Frank Sinatra rebosante de talento en su rol del detective Tony Rome, el popular personaje que aparece en muchas de las novelas negras de Marvin H. Albert, o su admirable composición como una transexual en Myra Breckenridge (Myra Breckenridge, 1970), de Michael Sarne, junto a la mismísima Mae West.

El filme, que refleja la vida de un hombre que se transforma quirúrgicamente en mujer y al enamorarse de otra pretende recuperar su condición original, está inspirado en la novela homónima del controvertido Gore Vidal y entre sus múltiples encantos figuraba un número importante de citas y guiños que hicieron las delicias de la cinefilia en aquella inolvidable década de la que la actriz fue, sin duda, uno de sus más venerados ídolos, especialmente entre el público masculino. En cualquier caso, su papel en esta memorable y transgresora película sigue considerándose el mejor de su larga carrera profesional.

Raquel Welch se ha hecho acreedora, tras su desaparición a los 82 años, de un bien merecido podio en el firmamento estelar del viejo Hollywood

Aunque su debut en la gran pantalla en 1964 como call girl en el reparto de Una casa no es un hogar (A House Is Not a Home), de Russell Rouse, no presagiaba en modo alguno el enorme éxito que alcanzaría años más tarde, su presencia en este estimable drama del veterano Russell Rouse, junto a Shelley Winters, Robert Taylor y Cesar Romero -basada en el libro de memorias de Polly Adler, una de las madame más populares del Nueva York de los años de la Prohibición-, despertó el interés de los productores que supieron captar de inmediato su descomunal belleza en medio del nutrido ramillete de starlettes que integraban el extenso reparto de aquella memorable cinta, fue lanzada directamente al estrellato en producciones de gran calado, como la desternillante comedia Por favor, no molesten (Do Not Disturb, 1965), de Ralph Levy y, sobre todo, en sendos filmes míticos del cine de aquella década, hoy rehabilitados por la crítica, como Viaje alucinante (Fantastic Voyage, 1966), del gran Richard Fleischer y Hace un millón de años (One Million Years B.C. , 1966), de Don Chaffey, uno de los nombres más destacados de la Hammer Film.

La película, recientemente remasterizada por la Warner, actualmente propietaria de todo el archivo de la productora británica y reestrenada en los cines de EE.UU y de Reino Unido con una acogida inusitada, fue filmada en escenarios naturales de las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife y, aunque injustamente despreciada en su día por amplios sectores de la prensa especializada, actualmente ha adquirido el estatus de película de culto y ocupado un lugar preferente entre la abundante producción cinematográfica que reúne la famosa compañía desde sus inicios a finales de los años 50.

La enorme repercusión comercial de ambas producciones le sirvió a la actriz de hábil plataforma para desplazar su actividad al viejo continente donde protagonizó títulos tan sarcásticos, ingeniosos y tronantes como Dispara fuerte, más fuerte…no lo entiendo! (Spara forte…piú forte…non capisco, 1966), del actor y director italiano Edoardo de Filippo, compartiendo cast con un ya más que consagrado Marcello Mastroianni.

También encabezó el reparto de varios westerns: especialmente de ¡Bandolero! (Bandolero!, 1968) y de 110 rifles (Cien Rifles, 1969), bajo las batutas de Andrew V. McLaglen y de Tom Gries, respectivamente. El primero compartiendo género con dos grandes de Hollywood y el segundo acompañada por un desconocido Burt Reynolds y por Jim Brown, interpretando un curioso papel de india mexicana revolucionaria, agresiva y despiadada como un auténtico guerrero, pero ardiente y sensual como una gata en celo. Una trama por otro lado sembrada de acción y de muchos lugares comunes, pero impregnada de abundantes guiños feministas que la alejan del arquetipo convencional al que en no pocos de sus aspectos se aproximan.

En Bandolero!, rodada en territorio mexicano, dos proscritos, interpretados por Dean Martin y James Stewart, toman a Raquel Welch como rehén . Pero, pese a que nadie pareció fijarse en otra cosa que no fuera su escultural cuerpo, fue nominada en aquella ocasión al Oscar a la Mejor Actriz, aunque no lo ganó. ¡Paradojas de la Academia!

Edward Dmytryck, fue otro de los grandes que la tuvo a sus órdenes en Barba Azul (Bluebeard, 1972), uno de los trabajos menos brillantes del autor de Encrucijada de odios (Crossfire, 1947), Historia de un detective (Murder, My Sweet, 1944) o de El Motín del Caine (El motín del Caine, 1954) en donde encarnaba con indiscutible solvencia a una de las siete mujeres erotizadas por Richard Burton/Barba Azul a lo largo de la película.

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