Entrevista | Javier Haddad Conde | Arquitecto. Director de Estudio Onda Arquitectura

«El proyecto es solucionar con un único gesto»

Javier Haddad Conde

Javier Haddad Conde / Jose Carlos Guerra

Javier Durán

Javier Durán

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Javier Haddad: «Parte de nuestra responsabilidad como arquitectos es crear objetos atractivos, esto se puede conseguir con intervenciones pequeñas como el pomo de una puerta, también en otras de mayor magnitud como un edificio»  

Con Apple diseñó una treintena de Apple Stores en países como Suecia, Reino Unido, Holanda, Francia, Bélgica y España. Desde Nueva York y Tokio colaboró para tres estudios galardonados con el premio Pritzker: Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa / SANAA, REX (OMA-NY) y SOM, donde participó en proyectos como el New Museum en Nueva York, Museum Plaza en Louisville y Greenwich Academy, Connecticut. Como fotógrafo, otra de sus facetas, realizó dos series documentales de proyectos que recibieron premios por el Instituto Americano de Arquitectos (AIA) y la American Society of Landscape (ASLA). La renovación y adaptación de la histórica Galería Canalejas de Madrid, con una potente intervención para redefinirla hacia el lujo, también forma parte del catálogo del Estudio Onda Arquitectura, integrado además por Juan Ramón Landeira. En Las Palmas de Gran Canaria, donde nació en 1976, acaba de poner en marcha el Residencial Plaza América, pieza clave para la continuidad de Mesa y López hacia el Auditorio, y ha dado a conocer su trabajo para el nuevo pabellón de Infecar. En medio, más de una vivienda privada, y de fondo la pasarela Onda Atlántica, en el Istmo.

¿Qué une a unos proyectos tan diferentes y con funciones tan distintas?

Sí, he hecho un museo, las tiendas de Apple, edificios residenciales en Nueva York, un puente... Proyectos que aparentemente no tienen mucho que ver. La labor del arquitecto es enfrentarse a ese tipo de situaciones. Ahora estoy haciendo un hotel, también una clínica dental, ¿qué tienen en común? Parte de nuestra responsabilidad como arquitectos es crear objetos y espacios de deseo, es decir, que sean atractivos, y eso se puede conseguir con intervenciones pequeñas como el pomo de una puerta, también con otras de mayor magnitud como un edificio.

El mundo, la sociedad, cada vez se complica más y el cliente no se queda atrás, es más exigente.

Absolutamente. Por ejemplo, en el concurso de la pasarela se exigía que fueras sólo un arquitecto. Claro, después de trabajar en Estados Unidos y ver que allí se proyecta con consultores en cada uno de los campos, creo que ser el arquitecto orquesta no es lo ideal. Lo que tienes que hacer es rodearte de ingenieros y expertos de cualquier campo. Bien, pues en la pasarela contactamos con unos ingenieros de caminos que nos ayudaron con todo el tema de los cálculos, porque el arquitecto ni siquiera está habilitado para hacer el cálculo para un puente. Y ellos nos comentaban que se presentaban mucho a concursos y no ganaban. Ocurre que el exceso de conocimiento, focalizado en un punto, a veces te hace repetir la misma tipología, en cambio esta fusión de distintas mentes ayuda a crear cosas nuevas.

«El proyecto es solucionar con un único gesto»

«El proyecto es solucionar con un único gesto» / Javier Durán

¿Y la necesidad de arriesgarse?

Sí, hay un punto de vista fresco desde la inocencia, aunque con responsabilidad y conocimiento.

En el caso de este proyecto que ha transformado el Istmo hay un aprendizaje desde la construcción naval.

Hay que ser humilde y crítico con lo que sabes, es decir, identificar lo que no sabes y buscar los recursos. Hay gente que te puede ayudar perfectamente; en este caso fuimos a los astilleros para preguntar por el material, que fuese resistente al entorno marino, en concreto a la empresa Feroher Y al final salimos de allí con un esquema distinto, muy similar a la estructura de los barcos. La forma en triángulo se mantuvo, pero la manera de construir vino por parte de ellos, algo que resultó muy beneficioso porque en vez de tener una piel de materiales distintos, con sistemas de tornillería que podrían crear problemas, acabamos con una estructura y material único...

¿Una escultura?

Sí, la forma sale desde el concurso. Nosotros queríamos que fuese un objeto que iba a quedar en la ciudad, una escultura con utilidad. Es icónica y a la vez pasa desapercibida; a veces no la ves porque es liviana y parece de papel, pero si te pones debajo adquiere esa presencia, y si la miras desde el aire ya no te digo.

«El proyecto es solucionar con un único gesto»

«El proyecto es solucionar con un único gesto» / Javier Durán

Un complejo equilibrio entre creación y utilidad, ¿no?

Cada momento debe demandar una expresión totalmente distinta. En la pasarela nuestro objetivo siempre fue resolver todas las necesidades que se plantearon con una solución unitaria y sencilla: querían que fuese peatonal, para bicicletas, patinetes y personas con movilidad reducida... Nosotros, una vez entregada la propuesta, conocimos las del resto. Y me acuerdo que había propuestas de una escalera por aquí o un ascensor por allá. Aquello empezaba a parecer un Frankenstein, porque para cada problema te voy dando una solución. Claro, nosotros hicimos todo lo contrario, es casi como un iPhone, que no dejan de ser dos paneles de vidrio que hacen un sándwich, muy minimalista, pero que a la vez tiene una gran potencia, es capaz de ofrecerte muchos servicios necesarios.

¿Quizás esa sea la clave de sus trabajos?

Sí, en general casi todos nuestros proyectos tienen esa connotación, identificar cuáles son nuestras necesidades y todos los problemas. A partir de ahí, intentamos solucionarlos con un único gesto.

Usted participó en el concurso de la frustrada Gran Marina, año 2004, con la propuesta Kazujo Sejima y Ryue Nishizawa. De alguna manera, la pasarela Onda Atlántica debería ser un instrumento para llegar a algún sitio, a un espacio aún no resuelto. ¿No le parece?

Es un tema que lo hablo mucho. Esta es una ciudad lineal con mucho frente marítimo, pero si te fijas la Avenida Marítima nos ha robado esa conexión con el mar. Sólo tenemos una acera, que además está desconectada del resto de la ciudad. Antes teníamos el despacho en Luis Doreste Silva, y cuando llegué de Estados Unidos venía un poco con la idea nostálgica de pasar tiempo cerca del mar. Me compraba la ensalada, pero no sabía por dónde cruzar, dónde sentarme... Y nunca lo hice. Entonces, ¿qué pasa? Con el muelle del Sanapú tenemos la última oportunidad para crear una apertura de la ciudad, de una trama urbana que pueda discurrir de una manera más natural frente al mar. Tenemos Las Canteras, que es la joya, pues vamos a replicarlo por el lado este, donde no tenemos nada.

«El proyecto es solucionar con un único gesto»

«El proyecto es solucionar con un único gesto» / Javier Durán

En este sentido, su despacho ha lanzado una propuesta para reordenar esa área portuaria...

Esa fue una iniciativa que tomó el estudio sin ningún tipo de encargo. Hemos trabajado de manera global en toda la zona y propusimos seis estrategias diferenciadas: la primera, la más importante, es intentar eliminar una rotonda que ahora no tiene ninguna función. Tampoco la configuración del muelle de Santa Catalina presenta una bienvenida aceptable para los cruceristas. El segundo asunto es el centro comercial El Muelle... ¿Qué ocurre? Estos equipamientos funcionan mejor cuando se crean en una única planta; el edificio está en una situación privilegiada pero está vacío, y eso no lo va a arreglar una fachada o unas terrazas nuevas. La gente lo que quiere es caminar y aquí para entrar ya tienes que subir una escalera mecánica y meterte en un sitio oscuro. Lo que hacemos entonces es fusionar la rotonda de la trasera de Elder y Miller con la del Acuario, lo que nos va a permitir liberar todo este espacio de tráfico. Se nos abre entonces, por decirlo de alguna manera, un mundo de oportunidades. Por ejemplo, se podría sacar el Carnaval o los conciertos a esta zona, y de paso convertimos el Parque en un pulmón verde, con suelos blandos y más vegetación, donde te puedas parar a descansar. Y luego desarrollar [por el borde, en dirección al Acuario] una gran zona verde

Y desaparece El Muelle, ¿no?

Sí, es la opción, por decirlo de alguna manera, más valiente. Nuestro proyecto propone unos pods con espacios comerciales en planta baja, como ocurre en el puerto de Málaga, y en las plantas altas oficinas, algo que demandan mucho las empresas que vienen a la Isla por los incentivos fiscales. También se plantea una torre, que puede ser más alta o más pequeña, e incluso no estar. Esto no es una propuesta cerrada, está en fase de master plan, sólo hablamos de usos. Hay mucha vegetación, bancos para sentarse, un paisajismo de texturas... Lo que todo el mundo desea realmente de un parque.

¿Qué tenemos que aprender de Estados Unidos en arquitectura?

Lo primero que cabe mencionar es que los americanos nos admiran muchísimo, tienen en buena consideración del trabajo que se hace en Europa y en España, en particular. Lo que ellos hacen mejor es la manera de organizarse para trabajar, empiezan desde la estandarización de lo sistemas, puedes ir de oficina en oficina, pero todo está muy bien regulado, al igual que el acceso a la información está perfectamente clasificado. Sus edificios están más estudiados, es decir, la cultura anglosajona, e incluyo también el norte de Europa, tiene una gran capacidad para anticipar y proyectar. En España, debido a nuestra cultura, nos resulta más difícil anticipar, se nos da mejor lo de improvisar; es por eso, sin embargo, por lo que tenemos grandes artistas. Gaudí, en la casa Batllo, trabajaba con un alzado y una maqueta, no tenía más, el resto lo improvisaba. La tecnología avanza y cada vez más. El aluminio es un universo, el cristal es otro... Trabajamos con consultores de ascensores, iluminación o fachadas porque todo es muy complicado. Claro, todo eso es dinero, y tanto en Estados Unidos como Japón o en el Norte de Europa los proyectos se pagan de forma distinta. Pero es inevitable que la evolución vaya por ese camino.

«El proyecto es solucionar con un único gesto»

«El proyecto es solucionar con un único gesto» / Javier Durán

El Residencial Plaza América está en marcha, un proyecto con bastantes condicionantes ¿Cómo ha sido?

La construcción de este edificio es el primer paso para el desarrollo del plan que tiene la ciudad para ampliar la avenida Mesa y López hacia el Auditorio. Junto a la ampliación de la rotonda de Las Américas, está recogido en el Plan General del 2013 y lleva ya planteado desde hace más de 20 años. La volumetría original de la parcela definía una serie de volúmenes edificatorios muy pegados entre sí, creando espacios muy angostos, oscuros y sin vistas. Un edificio con muchos problemas que no terminaba de sacar todo el potencial a su ubicación, la proximidad al mar y su papel significativo para la ciudad, entre otras cuestiones. En el concurso de ideas exploramos alternativas distintas a la original, pues estábamos convencidos de que algo mejor se podía sacar respetando, eso sí, la edificabilidad original. Tras varios intentos encontramos esta opción de supermanzana abierta a modo de graderío que se asoma al mar, y que mejora en muchos aspectos la configuración del volumen original. Generábamos también una gran plaza interior que a su vez estaba abierta al barrio, y proponíamos una imagen arquitectónica con mayor carácter para la ciudad. Aún a riesgo de que nos pudieran eliminar por no cumplir con los condicionantes originales del concurso, decidimos hacerlo y presentar nuestra opción alternativa. De alguna manera, sentimos la responsabilidad de presentar lo que a nuestro juicio era una opción mejor frente a la alternativa segura y fácil de aceptar lo existente.

¿Cómo surge en arquitectura la idea definitiva ?

Prueba y error. En Nueva York, con el New Museum, hicimos 72 opciones totalmente distintas, maquetas físicas... Las pones sobre la mesa, las debates, ves los pros y los contras y sigues desarrollando. Al día siguiente buscas una opción totalmente nueva y desvinculada con las anteriores. Este sistema te permite identificar alternativas que no son las más inmediatas o obvias. Tienes un rango más rico a la hora de decantarte por una u otra opción. Es importante identificar antes de nada las necesidades para que tus propuestas den respuesta a estos.

Hablemos del nuevo pabellón del recinto ferial. ¿Cómo se hace un edificio de estas características en un mundo donde la tendencia es hacia lo inmaterial, hacía el negocio en red?

Sí, yo he tenido ese perjuicio en el sentido de que hoy en día ya no hacía falta, lo tenemos todo en internet. Pero se produce el efecto contrario, porque ahora mismo conoces muchos productos, estamos mucho más expuestos y, sin embargo, tienes la necesidad de interactuar y palpar lo que hay. De hecho, la ferias están adquiriendo más importancia ahora que antes. Infecar es un recinto que tiene más de 50 años, las necesidades de los eventos cambian. Además, con las nuevas infraestructuras el recinto podrá aspirar a la realización de eventos de mayor envergadura y de diferente tipología. Ahora hay una demanda de espacios diáfanos , de grandes alturas y multifuncionales.

«El proyecto es solucionar con un único gesto»

«El proyecto es solucionar con un único gesto» / Javier Durán

¿Son importantes los concursos para garantizar la calidad del arquitectura?

Nosotros nos presentamos a bastante concursos y licitaciones. En los casos de la pasarela, el Residencial Plaza América y el edificio de Infecar ha sido a través de concursos. Y en la estación para la metroguagua, en Hoya de la Plata, fue una licitación a la que nos presentamos. En la sede de la Biosfera, en Fuerteventura, otro tanto de lo mismo... En Málaga, en Barcelona... El concurso, obviamente, hay que buscarlo, y nosotros lo hacemos. Lo bueno que tiene es que haces un trabajo previo, digamos, antes de entablar la relación con el cliente. Entonces, si tienes la suerte de que lo ganas, el cliente de alguna manera ya se ha enamorado de ese objeto. Esa propuesta, por tanto, adquiere más fuerza para resistir el paso del tiempo de un proyecto que si trabajas con una comisión directa...

¿Muchas horas de trabajo?

Sí... Mucha gente trabajando, también en nuestra oficina de Madrid.

¿Salen de un pozo de décadas?

Yo, personalmente, nunca he visto la arquitectura en un pozo. Vine de Estados Unidos en el 2014, donde también hubo crisis. De hecho dejé de trabajar como arquitecto por la economía y me dediqué a la fotografía de arquitectura profesional. Es verdad que desde que montamos el estudio aquí ha sido un período de subida, de crecimiento. Pero, como decía antes, nosotros vamos a buscar los proyectos y hay muchos que no salen.

Hay un reto permanente.

Es una de las cosas que hablamos entre nosotros. Vamos a ver, una constructora cuando presenta una licitación hace unos números y los lanza. Nosotros no, tenemos que hacer un proyecto. Un trabajo intelectual y técnico que involucra a bastantes personas. Claro, uno al final piensa que se regala mucho trabajo tras reuniones intensas e intercambios sin pausa. Me parece que es algo que deberíamos ir solucionando. La situación ahora es que antes de que te den tienes que dar todo.

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