Samantha Hudson: "No persigo la controversia, es la polémica la que me busca a mí"

Artista, cantante, actriz y activista del colectivo LGBTI española acaba de lanzar su nuevo trabajo discográfico ‘AOVE’ compuesto por cuatro temas con sonidos electrizantes

Actuó el pasado 16 de junio en la gala ‘Queen of Queens’ en el Gáldar Pride 2023.

La cantante Samantha Hudson, durante su actuación el pasado viernes 16 de junio durante la gala ‘Queen of Queens’ del Gáldar Pride 2023.

La cantante Samantha Hudson, durante su actuación el pasado viernes 16 de junio durante la gala ‘Queen of Queens’ del Gáldar Pride 2023. / Rayco Tacoronte

Su nuevo trabajo, compuesto de cuatro canciones, se llama AOVE. ¿Por qué ese nombre?

Me sonaba como algo muy conceptual y son unas siglas muy potentes. Soy consciente de que tiene ya un acrónimo asignado, que es aceite de oliva virgen extra, pero siempre me empeño en complicarme la vida. También lo planteaba como un trabajo de ambición personal para desbancar a ese producto nacional, patriota y suculento, por otro producto nacional patrio y más suculento. 

Es un trabajo cañero y muy bailable... 

 Sí. Creo que estoy en una etapa de experimentar con nuevos sonidos. He vivido un año muy intenso , yendo a todas las fiestas nuevas que iban surgiendo en Madrid, y me he dejado influenciar por todo ese mundo de la noche. Ese revival de la contracultura de club que está emergiendo. Estoy muy contenta y satisfecha con esta estética sonora. Creo que me sienta muy bien ser una chica bakala y ravera. Es el proyecto más profesional y, tal vez, mejor ejecutado que he hecho hasta la fecha. La primera letra de cada tema se corresponde con el acrónimo AOVE (Adicta al sonido, Otra vez, Vodka Redbull y Es lo que hay).  

¿Es más de rave o discoteca?

Donde esté el disfrute y la parranda. Si la rave pinta fenomenal, pues me voy para allá, pero sí la discoteca promete darme unas buenas anécdotas y hacerme pasar un buen rato no veo inconveniente. Soy extremadamente hedonista. 

En el primer tema de AOVE se confiesa ‘Adicta al sonido’...  

Siempre me ha gustado mucho bailar. Creo que es de mis actividades favoritas y, como dice la canción, casi siempre lo hago sola. No suelo rendir cuentas a nadie de fiesta, me gusta estar haciendo el amor a los estrobos en total solitud y lo percibo como una especie de trance o ritual. Para mí es una meditación sentir como penetran en mi interior todos esos bajos tan persistentes, esos sonidos tan electrizantes y dejar que mis apéndices se muevan sin control. Soy extremadamente disfrutona.  

¿Qué valor tiene el vodka Red Bull, además del nombre de su tercer tema?

Es un homenaje a la bebida que me ha acompañado a lo largo de mi adolescencia, como buena persona criada en Magaluf. Habla de ese tira y afloja con una persona que te hace tilín, o tal vez tolón, en la discoteca. Es el hedonismo sin precedentes y sin barreras.

Muy actual...

Va muy en consonancia con los tiempos que corren. Después de la crisis que ha venido, la inflación, la especulación, la Covid o la guerra de Ucrania, me da la sensación de que todo el mundo estaba muy saturado. Venimos de una ola de cuestiones sociales, que han emergido y han cogido mucha fuerza, y estoy en mi etapa más de muñeca, de bailar y simplemente dejarme llevar por la música. Estamos muy cansadas y, como dijo Cindy Lauper, ‘las chicas, solo quieren pasárselo bien’.

Un poco ‘Carpe diem’...

Sí. No se si es la opción más prudente, sensata o adecuada. No sé si es un paliativo o tal vez el síntoma de la burbuja convulsa en la que nos encontramos, pero desde luego es la onda en la que estamos ahora y yo creo que no hay marcha atrás. Al menos hasta dentro de una buena temporada.

Me gusta estar haciendo el amor a los estrobos en total solitud, es una especie de trance

¿Qué la inspira?

He ido bastante de fiesta, siempre dentro de un control, porque con la agenda que tengo no me puedo permitir entregarme al desfase por completo. Me inspiré en esas fiestas nuevas que surgían, alguna rave, de los DJs y del descubrimiento semanal de Spotify. Todas las artistas musicales siempre intentan experimentar con nuevos sonidos y encontrar una nueva dirección hacia donde encausar su proyecto. Creo que la música electrónica, y concretamente estos sonidos tan maquineros, son mi respuesta a todas esas preguntas que tenía sobre mi carrera profesional. 

¿Ha madurado?

Siento que vengo de un punto más teatral, ceñido a un neoshow de varietés, con los antiguos espectáculos que tenían mucha parte de monólogo y que eran como un teatro de lo absurdo. Ahora estoy en una faceta más musical y de cantante. El nuevo show, AOVE Black Label, que estrenamos el en el Sonar, es en esencia un concierto con mucha energía y una propuesta más madura. Esa sería la palabra para definir esta etapa. 

¿Qué referentes tiene? 

Le he prestado siempre mucha atención a la música. Hasta hace bien poco pensaba que era algo que le sucedía a todo el mundo, pero he descubierto que hay gente que escucha música y otra que la vive. Personalmente no me ciñó a ningún género musical ni se me ocurriría jamás hacer alarde de ser una pureta de ningún estilo. Me gusta dejarme influenciar por todo. Actualmente escucho desde cosas más antiguas, como las canciones que ponían en la Ruta Destroy de finales de los 80 y los 90, a iconos del electroclash de los 2000 como Tiga y actuales como Brutalismus 3000 y Miss Bashful

Es mi proyecto más profesional que he hecho. Me sienta muy bien ser una chica ‘bakala’ y ‘ravera’

¿Cuál es el secreto del éxito? 

Ser maja (risas). Creo que ser una persona natural y sobre todo agradable. No sé si es algo en lo que me esfuerce o simplemente es intrínseco, pero creo que el mundo es de las personas que son amables con el resto. A pesar de todos los detractores que tengo y todo el odio que recibo, siento que soy una chica bastante querida. También me he permitido el derecho al error, a equivocarme, a experimentar y a no tener miedo. Siento que es uno de los temas que más coartan a la gente que quiere dedicarse al mundo artístico, esa presión por alcanzar la excelencia y la perfección en todo. 

La definen como artista, cantante, actriz y activista. ¿Qué faceta tiene más peso para usted?

La de cantante sin duda. Al final, aunque ahora mi propuesta sea la que más me satisfaga, yo siempre que he hecho música y he realizado proyectos que han definido cada etapa en la que vivía. También es una parte muy fundamental para que un artista o tenga éxito o se sienta exitosa, el que tu obra hable de ti y hable de ti de una manera honesta y auténtica. Creo que eso es algo de lo que de lo que puedo presumir, y también es importante porque es mi principal sustento económico. Al final, aunque mucha gente no lo crea o no lo sepa, yo vivo de la música y de dar conciertos. 

Si el Benidorm Fest me promete la diversión, que tanto ansío, yo ardo en deseos de acudir

¿No siente el peso de ese discurso de activista?

Supongo que significarme en según qué temas te cierra algunas puertas. Pero no creo que me pueda quejar de nada. De hecho, debo de ser una de las pocas personas a las que posicionarse le ha salido bastante bien. Al final yo nací de una controversia y tampoco es que las persiga más bien es la polémica la que me persigue a mí.  

¿Iría al Benidorm Fest?

Sí, por qué no. No es una opción que descarte. Tengo mi trayectoria al margen, pero es un festival que valoro mucho. Devolvió a la televisión esos momentos musicales que hace tiempo no se veían y que han desaparecido, sobre todo en la televisión pública. No hago distinción entre una rave, una discoteca o ir a tomarme algo en una terraza. Voy donde esté la diversión y si el Benidorm Fest me promete esa diversión, que tanto ansío, pues yo ardo en deseos de presentarme y participar en el festival.