Canarismos

Más vale cobarde vivo que valiente muerto

Reproches de Feijóo y gritos de "cobarde" a Sánchez por no replicar en la investidura

Reproches de Feijóo y gritos de "cobarde" a Sánchez por no replicar en la investidura

Luis Rivero

Luis Rivero

Se trata de una frase proverbial empleada para señalar literalmente esta verdad de Perogrullo: que es preferible estar vivo, aún con descrédito y sin honores, que ganar celebridad, pero no poder contarlo por estar muerto. Este decir se puede escuchar entre hablantes isleños con esa peculiar forma comparativa («más vale […] que») que indica un atributo de superioridad y significa ‘es mejor que’ (como se da en otras construcciones gramaticales: «más vale que sobre que no que falte» o «más vale tarde que nunca»). Pero ¿por qué «vale más cobarde vivo que valiente muerto»?, cabría preguntarse. Más allá de las razones que apuntan al origen de esta versión castellana del mismo dicho que señala «más vale perro vivo que león muerto» de la que se reconoce su etimología en un proverbio bíblico recogido en Eclesiastés 9,4, (o este otro similar que dice: «más vale que digan aquí huyó que aquí murió»), la alternativa que plantea el antagonismo: «cobarde vivo» versus «valiente muerto» se corresponde con un registro atávico en el ser humano, según el cual se manifiesta una propensión instintual a conservar la vida, esto es, el instinto de supervivencia que se explica como reacción o pulsión primaria. Lo que hace que, ante cualquier situación de riesgo o peligro para la vida, el individuo tienda a asegurar su integridad física en primer lugar. Esta memoria ancestral se aloja en la parte más arcaica del cerebro, el llamado «cerebro reptiliano» o «complejo R» que entra en acción —por así decirlo— cuando se percibe o intuye un peligro inminente. El cerebro reptiliano es la parte del cerebro [en neurociencia se habla de tres cerebros (o cerebro trino) para referirse a tres partes del cerebro bien diferenciadas: complejo R, sistema límbico y neocórtex] responsable de mantenernos con vida. Lo que implica, por ejemplo, que no tengamos que preocuparnos por respirar, ya de ello se ocupa esa parte del cerebro; o lo que justifica que un homo sapiens huya despavorido cuando se percata de la presencia de una fiera mientras está recolectando frutos silvestres; o lo que explica que cuando vemos en televisión las imágenes de una catástrofe provocada por un incendio en una discoteca —pongamos por caso— venimos a saber que se han producido más víctimas por aplastamiento de la gente que en la huida ha caído al suelo que a causa del propio fuego; y es que el cerebro reptiliano no tiene otro fin que el mantenernos con vida a cualquier costo. Situaciones extremas aparte, un contexto típico donde se puede escuchar este dicho es entre «la pollería» o «el piberío» que se retan a ejercitar e imitar ciertas habilidades mostradas por alguien en ocasiones anteriores, como puede ser tirarse desde lo alto de una piedra para zambullirse en el mar. Emular la osadía de los predecesores más atrevidos puede poner en riesgo la propia vida. El desistimiento del sujeto al que se le ha desafiado (provocado por el miedo que se desata como mecanismo de autoprotección) es tachado de cobarde por los otros miembros del grupo que reprochan su abandono esperando la reacción intrépida. A lo que este responde: «vale más cobarde vivo que valiente muerto». Para significar que es preferible preservar la vida que abrazar la temeridad que puede llevar a la muerte. [Como se encarga de recordarnos aquel otro proverbio de origen bíblico que Cervantes recoge ya como proverbio popular en el Quijote: «Quien busca el peligro perece en él» (Quijote I- XX)].

En resumen, el dicho viene a justificar que es preferible estar vivo sin ningún tipo de reconocimiento que muerto con honores y loas. Valora lo preciosa que es la vida y no censura a la persona de ánimo pusilánime (al «ñanga»), sino que más bien se justifica una actitud responsable ante el comportamiento temerario y atrevido, porque ya se sabe que «el que coge mal por gusto, al infierno a quejarse».