Letras | Miguel Ángel Sosa Machín Escritor

«Mi novela tiene el peso de sacar a la luz toda la ignominia de Tefía»

Miguel Ángel Sosa es el autor de la novela ‘Viaje al centro de la infamia’ en la que se basó la exitosa serie de Atresplayer ‘Las noches de Tefía’. Justo cuando acaba de salir la tercera edición de este trabajo, el escritor grancanario detalla cómo fue el proceso de elaboración de la obra, la dura vida en la colonia agrícola durante el franquismo de la que trata el argumento, y de los títulos más importantes de sus carrera literaria. 

Miguel Ángel Sosa con un ejemplar de su libro

Miguel Ángel Sosa con un ejemplar de su libro / Juan Castro

¿Participó en el guión de la serie que se basa en su libro?

Sí, pude dar mi opinión y comenté cosas. Pero desde que me leí el guión, que lo hicieron Miguel Del Arco y Antonio Riojano, supe que había algo sólido, inspirado e interesante que me gustó mucho. Me he leído varios guiones porque la novela ya tuvo un intento de adaptarse a una película de Sigfrid Moleón y Andrés Santana con los que me vi y participé en prepararla, pero la crisis de 2008, impidió que se llevara a buen puerto. Después, también hubo un intento con Félix Sabroso de hacer un documental. Y Pedro Almodóvar se interesó también. Pero todo ha derivado en, por fin, esta serie que ya se han emitido en Atresplayer. 

Ha logrado importantes premios a nivel cinematográfico.

Tiene el premio a la mejor serie de ficción LGTBI en los Mipcom de Cannes. Y también hubo un premio Ondas para el actor Patrick Criado junto con Juan Diego Botto. Está nominado en el Festival de Ficción de La Rochelle como mejor serie de drama europeo y tiene cuatro nominaciones a los Iris como mejor actor, mejor serie de ficción, mejor guión de ficción y mejor producción de ficción. 

¿Cómo definiría la Tefía que aparece en su novela?

Como una colonia agrícola penitenciaria que estuvo funcionando desde el año 1954 al 1966. Tefía había caído en el olvido, no se sabía lo que ocurrió allí. Entonces empecé a investigar y me cité con personas que habían estado encerradas. Todo comenzó cuando estaba escribiendo una novela y leí en la prensa una reseña que hablaba de Juan Curbelo Oramas, Juanito el pionero, que estuvo preso allí por homosexual con la ley de vagos y maleantes, aunque allí también había alcohólicos, fumadores de grifa o autores de delitos menores. Hubo intentos de meter por cuestiones políticas a gente acusándolas de homosexuales. Yo pregunté entre mis amistades cuando comencé a trabajar sobre esto, y nadie lo conocía, y te estoy hablando de finales del año 2000. 

¿Y a qué fue debido ese desconocimiento de lo ocurrido?

A que el franquismo se trabajó muy bien el olvido. Entre otras cosas existía el miedo. Yo tengo un amigo, que su padre había sido represaliado por el franquismo y no lo sabía la familia. Había estado en un campo de concentración, pero no hablaba de eso por miedo. Pero la importancia de mi novela no está tanto en que saco a la luz eso, sino que a la gente le ha gustado. Una cosa es lo que tú cuentas y otra cosa que me importa a mí mucho más es cómo lo cuentas. Y la novela es escabrosa, entra en detalles de cosas que ocurrieron y no exagero lo más mínimo. Saca a la luz las estructuras de esa locura que se respiraba. Un ambiente ennegrecido, opresor, pero no solamente para el que fue llevado como preso, sino para los propios torturadores, para los propios que reprimían, para todos los funcionarios encargados de esa represión. Piensa que el director de la prisión pertenecía a la orden de los Carmelitas Descalzos. Y lo que yo leía en los informes sobre él era propio de un verdadero sádico. Y decían también que era homosexual. La represión a veces ahí funciona de manera durísima. 

¿Qué fue lo más complejo del trabajo de investigación?

Fue encontrar en el Archivo Histórico los expedientes de la colonia agrícola penitenciaria de Tefía porque no constaba como tal sino que pertenecía al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. Tampoco se sabía la fecha y tuve que empezar a revisar todo desde el año 50 y fue en el 54 cuando empiezo a encontrar los primeros documentos. También hubo que pedir permiso al Tribunal Superior de Justicia porque estaba protegido por la cuestión de la confidencialidad. 

¿Cuáles son sus principales influencias literarias?

Principalmente se resumen en Fran Kafka, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, García Márquez o Italo Calvino. Y en España Carmen Matín Gaite, Machado, Lorca, Cernuda o Miguel Hernández

¿La serie ha repercutido positivamente en la venta del libro?

Desde luego que sí, pero los recorridos de los libros son muy extraños. El mío tampoco es que haya tenido una enorme difusión, pero ha ido pasando de mano en mano, de boca en boca. Se acaba de publicar una tercera edición porque las anteriores se habían agotado. Y me gusta mucho más el diseño porque se ve con más claridad la portada de la segunda edición. Es un cuadro de Goya titulado El vuelo de brujas que vi en un museo en Berlín anunciando una exposición. Nada más verlo quise que fuese la cubierta de la novela ya que tiene mucho que ver con el peso de sacar a la luz toda esta ignominia o infamia de Tefía. En la primera edición no lo conseguí, pero en las otras sí. Si uno se detiene en el cuadro entiende la conexión claramente. 

También ha publicado dos títulos muy interesante que tratan sobre temas históricos canarios en la editorial Cam-PDS.

En 2008 publiqué Los dominios del viento que aborda la complicidad de Franco con el nazismo en Fuerteventura. Transcurre en el verano de 1960 donde el protagonista pasa sus vacaciones en Morro Jable, junto al mar, en casa de su abuelo que le va desvelando los extraños sucesos ocurridos en la playa de Cofete a partir de la llegada en 1937 de Óscar Schüter, el señor de Jandía, un extranjero que encarga la construcción de una gigantesca mansión situada bajo los grandes riscos que separan la playa del resto de la isla. Luego, en 2009 publiqué Los latidos del tiempo que transcurre en la primavera de 1937 en los alrededores del pueblo de Allora donde Ezequiel Ceres se tropezará con el asesinato de varios hombres por un grupo de falangistas. El miedo hará que guarde el secreto durante setenta años y su mutismo será una gota más en un mar de silencio que provocará una serie de descalabros entre los familiares de esos desaparecidos. Unos familiares que mantienen viva la memoria de unos seres que tanto obsesionarán a Ezequiel.

¿Qué otras obras literarias ha escrito hasta el momento?

En 1992 publiqué el libro de relatos Tardes de alisios que supone un viaje por la mágica historia cotidiana de los un mundo de realidades particulares que se difuminan en el tiempo. Luego, El lugar donde muere la noche, fue mi primera novela que se llevó el premio Poeta Domingo Velázquez de novela. Es un viaje de encuentro de un abuelo y su nieto, una reconciliación entre los dos. No está muy bien ubicada, pero hay quien dice que es Fuerteventura y hay quien dice que es Agaete. En 1995 publiqué Un ángel que quería cambiar su destino, un libro juvenil compuesto por cuatro relatos alrededor de lo mágico. En 2003 un relato infantil titulado La rana Esmeralda y en 2006 la novela Viaje al centro de la infamia. Luego, en 2014, se publicó Los pies del cielo, que trata sobre una anciana que sabe que morirá pronto pero necesita asegurarse de que su historia, la historia de su vida, será conocida. Todo su pasado gira en torno al engaño, la maldad, y los convencionalismos sociales. Para escapar de él y aunque suponga un último desgarro interior. Lo último, que salió en 2021, es Anatomía del tiempo, una obra sobre el alcance metafórico de los términos temporales.

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