Literatura

Clubs de lectura, un propósito de año nuevo para volver a leer y compartir

La capital grancanaria presenta una gran oferta de grupos lectores, ya sea en librerías como Agapea y Sinopsis o en bibliotecas como la Insular o la Pública del Estado

También se puede encontrar un grupo lector dedicado a Benito Pérez Galdós y otro de lectura fácil que arranca el 22 de enero

Club de lectura en la librería Sinopsis de Las Palmas de Gran Canaria.

Club de lectura en la librería Sinopsis de Las Palmas de Gran Canaria. / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

Este año quiero leer más. La tinta negra y fresca brilla sobre el papel mientras agarras el rotulador con la mano y esperas a que se seque. Con mirada convencida y determinación, te has puesto a redactar tus objetivos para el año 2024. ¿Los cumplirás esta vez?

El vértigo del año que termina puede ser una buena excusa para la pausa obligada y la reflexión. Es momento para echar la vista atrás y ver lo que se ha perdido y ganado en los 12 meses que se van; también es una buena ocasión de enfrentarse a la hoja en blanco y ver qué versión de uno mismo se quiere ser en el nuevo año que comienza. Perder peso, ahorrar, aprender un idioma o dejar de fumar suelen ser los propósitos más comunes que se añaden a una lista que muchas veces se traspapela y se termina por olvidar. Ya sea por la falta de concreción en las metas fijadas, la pereza o la falta de hábito, los anhelos del nuevo año se quedan en el tintero de lo que podría ser.

El vértigo del año que termina puede ser una buena excusa, entonces, para buscar propósitos más originales y motivantes, quizá una actividad diferente que aporte algo de vida a la alienante rutina y permita compartir un rato de risas y reflexión con los demás. Apuntarse a un club de lectura. Quizá, con la fuerza que da la compañía, el propósito lector -o cualquier otro- pueda volverse más tangible.

Hobby compartido

«Ser lector es un hobby muy solitario. Los lectores siempre queremos comentar los libros que nos estamos leyendo», dice Kevin Ramos, de Sinopsis, que añade que no siempre es habitual contar en círculos cercanos con personas que compartan la pasión por la lectura. Por su parte, la gestora cultural de la librería Agapea, Rocío Rivera, explica el éxito de los clubs de lectura porque, en sus palabras, «gracias a las redes sociales, compartir las lecturas se ha vuelto algo más viral. La gente hace amigos de manera virtual, cada uno en un punto del mundo. Esta manera de compartir los gustos es algo que nos beneficia a todos, conocer a gente con los mismos gustos que tú», reflexiona.

Este gusto de compartir en redes se ha visto, especialmente después de la pandemia, traducido a la vida real.

Tanto Sinopsis como Agapea, ambas librerías ubicadas en Las Palmas de Gran Canaria, cuentan con sus respectivos círculos lectores a los que, a no ser que las plazas estén agotadas, cualquier persona puede apuntarse. «Tenemos un perfil muy variadito, gente adulta, más mayor, gente joven..., y también personas de diferentes puestos de trabajo, desde abogados, dependientes o estudiantes. Son grupos muy heterogéneos», describe Ramos.

En el club de lectura de Sinopsis se leen dos libros al mes. El próximo 18 de enero a las 18.00 horas, momento en el que se celebrará su próxima reunión, el libro que se comentará será Los reglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena. Por otro lado, el 25 de este mismo mes y también a las 18.00 horas, el elegido ha sido Gloria, de Noviolet Bulawayo. Todo el mundo es bienvenido.

Club de lectura en la librería capitalina Sinopsis.

Club de lectura en la librería capitalina Sinopsis. / LP/DLP

Por su parte, la librería Agapea cuenta con cuatro clubs diferentes: el club Nueve lunas, con Inés Solé, en el que se exploran las nuevas paternidades y maternidades, a través de la literatura; el club El ocaso de las palabras con Victoria Guez -el primero que se organizó en esta librería y en el que ahora mismo no hay plazas- en el que se leen libros de todo tipo; Antes de que anochezca, con Alfredo Cabrera, un espacio inclusivo en el que «se explora la otredad», como indican desde la librería; y, por último, el club de lectura juvenil Cazadores de letras, coordinado por Bárbara Suárez. Todos los coordinadores y coordinadoras son, a su vez, trabajadores de Agapea, lo que en palabras de Rivera consigue «fomentar la comunidad de cara a los lectores y fomentar el trabajo propio de los compañeros».

Son ellos los encargados de elegir los libros de cada club, que se plantean, normalmente, de manera trimestral. «Ya tenemos los libros que se van a leer en todos los clubes desde el mes de enero al mes de junio», aclara la gestora cultural de Agapea. Por lo general, buscando adaptarse al ritmo de vida de la mayoría de asistentes, en cada club se reúnen una vez al mes.

Uno de los clubs de lectura que tienen lugar en la librería capitalina Agapea.

Uno de los clubs de lectura que tienen lugar en la librería capitalina Agapea. / Bárbara Gil

Club de lectura africano

Otro club de lectura que se reúne una vez al mes con una temática muy clara es el de Casa África, que empezó a funcionar en enero de 2009, con Antonio Lozano al frente y donde el primer autor que se leyó fue el caboverdiano Germano Almeida. Este club en el que se leen autores africanos o textos sobre el continente, está vinculado a la mediateca de la entidad, que se inauguró en 2008 y que dirige Estefanía Calcines.

«Hemos leído 87 libros con el de este mes. La última reunión del año es el martes, girando alrededor de La huella del zorro, de Moussa Konaté, un autor que también tuvimos aquí gracias a Antonio Lozano y que escribía género negro», relata la coordinadora de este club, Ángeles Jurado.

La unión de este grupo lector, en el que la mayoría de sus integrantes son mujeres, va más allá de la que propician las palabras: también han viajado juntos a diferentes ubicaciones del contienente vecino, a países vinculados a algunas de las obras que han leído. Así, estuvieron en Gambia y Senegal en 2017, en Casamance (también Senegal) en 2018, en Costa de Marfil en 2022 y a la República de Guinea en 2023.

Viaje del club de lectura de Casa África a Guinea en diciembre de 2023.

Viaje del club de lectura de Casa África a Guinea en diciembre de 2023. En la imagen se puede ver a su coordinadora, Ángeles Jurado, y a Koumanthio Zeinab Diallo, la primera poeta del país. / LP/DLP

«El año pasado, seguimos un poco de la ruta de Camarada papá, de Armand Gauz: llegamos al reino sanvi, a Krinjabo, y a Bassam, dos de las localizaciones más importantes de la novela. También a Élima, donde está la primera escuela francesa del país (en ruinas) y donde estuvo una fábrica de procesado del cacao, plantaciones de café y un germen de la historia francesa en el país», relata Jurado haciendo alusión al viaje a Costa de Marfil.

«Este año seguimos las huellas de El rey de Kahel, de Tierno Monenembo. Gracias al embajador español en Guinea, Cristian Font, y la organización de las 72 horas del libro de Conakry, pudimos reunirnos con él. Cruzamos Kahel, una franjita de 26 kilómetros que fue propiedad de Olivier de Sanderval, protagonista de la novela, y nos internamos en el Futa Yalon, un reino africano cuna de resistentes», recuerda la periodista canaria y coordinadora de este club lector.

A día de hoy, cuentan con casi 200 personas en el club. «Hay gente que se conecta desde Madrid o Senegal y usuarios que se apuntaron desde Colombia, Cuba, Argentina, Ecuador o Venezuela», puntualiza Jurado. En su trayectoria, han contado con visitas de diversos autores como Henri Lopes, Donato Ndongo, Antonio Lozano, Xavi Aldekoa, Pablo Martín Carbajal, o Sami Tchak, entre otros.

Además de la medioteca de Casa África, otras bibliotecas de la capital grancanaria también cuentan con sus propios clubs, como ocurre en la Biblioteca Insular o en la Biblioteca Pública del Estado. En esta última, se puede asistir al club de lectura moderado por Parvin Taheri y Josefa Alia que tiene lugar todos los lunes de 18.00 a 19.45 horas. En la Insular, por su parte, hay diversos clubs de lectura, como el de los miércoles y el de los jueves, ambos completos, el club de lectura Líber, que se reúne un miércoles al mes, el club Leer en familia, el grupo de lectura juvenil Distopía, el club de cómic Las Ranas, o el club de lectura El jardín de las delicias, «un lugar en donde se encuentran los humanos con sus deseos y sus miedos, con sus fantasías y sus frustraciones, en donde buscar detrás de cada rincón la inmensidad del universo, al igual que ocurre en el Tríptico», tal y como lo describen en la página web de le Biblioteca Insular donde se puede encontrar toda la información de cada club.

El que no puede faltar

Otro grupo de lectura que no podía faltar en una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria es el dedicado a Benito Pérez Galdós, un club que viene de la mano del Club Canario de Amigos de Galdós presidido por Elisa Hurtado. La catedrática y experta en el autor, Yolanda Arencibia, es la encargada de coordinar las reuniones que tienen lugar el segundo martes de cada mes desde el año 2006, cuando arrancó esta propuesta.

Su próxima reunión, que será el 14 de enero en la Casa Museo Pérez Galdós (donde siempre se reúnen), consistirá en comentar la novela El amigo manso, contextualizando primero la época y, a continuación, pasando al turno de debate en el que cada integrante de este club de 40 personas -aunque nunca asisten todos a todas las reuniones- cuenta sus impresiones.

Club de lectura en torno a la figura de Benito Pérez Galdós.

Club de lectura en torno a la figura de Benito Pérez Galdós. / LP/DLP

El «mejor» club de lectura de Gran Canaria

Además de en la capital, en el resto de bibliotecas de la Isla, como pueden ser las de Arucas, San Mateo o Valleseco, también se reúnen lectores interesados en compartir sus inquietudes literarias. El club de lectura de la biblioteca de Valleseco recibió el Premio Rana al mejor club de lectura de Gran Canaria el año pasado. Este grupo, que se formó en abril de 2004, ha leído un total de 10 libros este año, entre los que se encuentran Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin o Para morir en la orilla de José Luis Correa.

«Actualmente, forman el club 15 personas. La dinámica que sigue es la siguiente: entre todos elegimos un libro, proponemos la página hasta la que hay que leer, y en la primera reunión con el nuevo libro se dedica bastante tiempo a conocer al autor, a su biografía y a todo lo que las personas quieran aportar. En cada reunión se habla de lo que se ha leído hasta el momento y, para finalizar el encuentro, tenemos como costumbre tomarnos un café, infusión y pastas que aportamos los componentes del club», explica su coordinadora, Irene Sarmiento.

Club de lectura de la Biblioteca de Valleseco durante la época pandémica.

Club de lectura de la Biblioteca de Valleseco durante la época pandémica. / LP/DLP

Lectura fácil

«Leer es un derecho», reivindica María Luisa Ortega. Con su club de lectura fácil, esta escritora se encarga de que los clubs lectores puedan llegar a todo el mundo: ya sea a personas mayores con deterioro cognitivo o poca formación académica, a migrantes que están aprendiendo el español y todavía no están familiarizados con la lengua o a personas con cualquier tipo de discapacidad cognitiva.

Ortega comenzó a formarse durante la pandemia para ser adaptadora de libros. «La adaptación tiene una serie de características», comienza a describir, «los libros tienen la letra más grande, el interlineado más amplio, la línea no puede llegar al final de la hoja, los títulos son más grandes y las oraciones compuestas las fraccionamos en oraciones simples. Además, tenemos que buscar sinónimos más sencillos y, lo más difícil, respetar la voz del autor».

Siguiendo esta metodología, ella misma ha adaptado diversas obras y, fascinada por la lectura fácil, se dedica a acercarla a la sociedad con un club de lectura en Siete Palmas para personas mayores y otro en la Biblioteca Pública del Estado que arranca el próximo 22 de enero y al que se puede apuntar todo aquel que lo desee. «Partimos del principio del respeto y de la escucha empática», señala. «Si el otro no quiere leer, también vale, porque quiere escuchar cómo leen los demás», concluye.

La oferta de clubs de lectura en la capital -y en la Isla- es amplia y no deja de crecer. Con la pandemia y las redes sociales como catalizador, este tipo de reuniones se presentan como un aliado perfecto para salir de la rutina, recuperar el hábito de lectura y, sobre todo, compartir palabras -escritas o en voz alta- con aquellos y aquellas que están dispuestos a escuchar.