Entrevista |

Izaro: «El mundo no es un buen lugar, en realidad»

La cantante toca tierra canaria en el ciclo Nosoloautor de la Sala Insular de Teatro con motivo de su disco 'Cerodenero'

La cantante Izaro Andrés, en una imagen promocional de 'Cerodenero'

La cantante Izaro Andrés, en una imagen promocional de 'Cerodenero' / lp/dlp

Izaro Andrés (Bizkaia, 1993) toca suelo canario dentro del ciclo Nosoloautor el próximo 13 de enero con motivo de la gira de su nuevo disco. El espacio de la montaña invernal, diáfano y blanco, que alude a la mente en primera persona, encerró a la artista. Cerodenero es pulsar el botón de reset, después de haberse enfrentado al yeti, los demonios internos, en la cumbre del monte. Un álbum introspectivo y de perdón que reordena de nuevo a la artista. Voz de una generación existencialista, la artista reflexiona en esta entrevista sobre Cerodenero, la exposición mediática y su tonteo con la electrónica.

Cerodenero ha llegado como un tsunami a Euskal Herria, con tres salas llenas después de un año de parón en los escenarios. ¿Existe palabra para definir cómo se siente?

La he estado repitiendo sin parar estos días: satisfacción.

¿Se lo esperaba?

Es verdad que aquí en Euskal Herria siento mucho amor y una conectividad bastante grande. Sí que cuando me tomé ese descanso, algo dentro de mí me decía que mi público me iba a estar esperando un año. Realmente para mí no es un tiempo tan largo. Es como el tiempo natural entre gira y gira en mi cabeza, pero es verdad que hoy en día, como va todo tan rápido te da miedo parar. Pero la verdad que fue precioso volver.

Siempre ha tenido un público agradecido

Es amable, y muy cariñoso. Es verdad que me siento como muy respetada, como que no me miman demasiado.

Por primera vez, sentía la necesidad de escribir desde mi persona como artista, que hasta ahora siempre he escrito desde mi persona, a secas

Para la próxima fecha, el 13 de enero en la Sala Insular de Teatro de Gran Canaria, ¿hay expectativas?

Es la primera vez que vamos a Gran Canaria. Sí que estuvimos tocando en Tenerife hace ya cinco años. Para mí siempre cuando voy a un sitio nuevo es como, "¿Vendrá alguien?", "¿Quién vendrá?". Es la incertidumbre sobre todo. No sabes qué esperarte, pero realmente luego suele ser muy bonito porque hay poco público. Me suele gustar salir a saludar, hablar de cómo nos han conocido, si les ha parecido bien el concierto... es una experiencia un poco más íntima.

En otras ocasiones ha viajado Latinoamérica para actuar. Por el momento, el show más lejano es en Gran Canaria. En esta nueva etapa, se queda más cerca de Euskal Herria...

De momento sí, pero es verdad que le dije a mi mánager que este año estoy abierta a todas las puertas. A veces soy bastante como,"Buf tan lejos no, que me canso". Pero este año me apetece. Como que me he reencontrado un poco con girar. Y a todo lo que venga.

Cerodenero es un viaje introspectivo. ¿Por qué decide representar el yo interior mediante la montaña?

En 2022, después de todo el ruido de la pandemia, justo ocurrió el disco Limones en invierno... fueron unos años complicados, y me cansé muchísimo. Se alargó mucho lo de los limones. Decía, "Uy, ¿esto qué es?". No sabía qué estaba pasando. Ahí me di cuenta de que tenía una montaña gigante construida y dije, "Pues tendré que subir, a ver qué es esto". Por primera vez, sentía la necesidad de escribir desde mi persona como artista, ya que hasta ahora siempre he escrito desde mi persona, a secas. Contar la sobreexposición de tu imagen... el proceso en el que pierdes el control de tu persona, ¿no? Porque está también pululando fuera, mediáticamente. Esa ha sido mi montaña.

A la hora de componer, ¿ha sido todo 'vomitado', o ha dejado reposar lo escrito?

Qué va, ha sido vomitar casi todo [risas]. Sí que hay un par en las que he escrito sobre algo concreto, pero diez canciones de doce han sido vomitadas.

La cantautora Izaro Andrés

La cantautora Izaro Andrés / lp/dlp

En este viaje a la montaña, dibuja en el tracklist de la contraportada la canción El mundo no es un buen lugar, como en el momento cumbre. ¿Por qué?

Hay como una cara que es la subida de la montaña, dura, que es donde está toda la electrónica, para mí es un poco donde me encuentro con la rabia. Ahí donde tengo que gestionar las cosas, ¿no? Y es verdad que luego llega el punto de llegar a la cima y encontrar la perspectiva. Un poco calmar las palpitaciones del corazón y decir, "Vale, todo esto que hemos sentido es real y hay que ordenarlo, pero yo una vez ordenado vamos a tomar perspectiva", porque es verdad que cuando he estado mal, he estado como 'súpercentrada' en lo malo. Esto me ha servido muchísimo para tomar perspectiva y ver sobre qué estaba construyendo esta montaña, qué tipo de montaña es, en qué cordillera estoy, porque no es la única montaña del mundo. Por eso, la perspectiva de la cima era un poco tomar conciencia social a nivel mundo, ¿no? Y pues que el mundo no es un buen lugar, en realidad.

Con este momento empieza la cara B del vinilo, ¿cómo es la bajada al fondo del álbum?

Para mí es como subir a la montaña, encontrarte con el yeti arriba, todos los animales salvajes y la climatología adversa... y ya una vez arriba coger la perspectiva y ya empieza para mí lo que es todo lo el jarabe, la pomada para el alma. El poder apreciar las cosas que si tienes. Hay canciones para mis discos anteriores como limoiondo, que significa limonero, una referencia a mis canciones anteriores. Luego hay una canción pues como un mantra de sanación: udara udara, que significa verano, verano. Es como que si la cantas un montón de veces pues te curas. Hay una canción para mi pareja, las llaves de tu casa. Al final todas las zonas que quedan que es como la reflexión completa de todo el viaje y darle importancia a subir las montañas.

La digitalización de ahora, y cómo vivimos en constantes realidades, es difícil»

¿Es el existencialismo un sentimiento inherente a su generación?

Sí, yo creo que sí. Y del estrés continuo, de la velocidad, porque es verdad que nos despertamos y directamente tú abres una brecha digital, te metes como en la pantalla digital que ya no solo existe tu mundo orgánico palpable que puedas tocar. Antes realmente tú despertabas y llegabas a donde llegaban tus piernas, veías hasta donde veían tus ojos y hablabas con quien te cruzabas. Pero ahora ya el nivel de distancia, o sea, es tan heavy que te metes de cabeza a las nueve de la mañana, recién levantada, en los Golden Globes o en el genocidio en Gaza. Para mí es duro. La digitalización ahora, y cómo vivimos constantemente cien realidades, es difícil.

Precisamente, antes de anunciar Cerodenero, venía de un break de redes sociales

Exactamente, sí. Fue también para mí conciliar la vida, o sea, el trabajo y la vida. Porque sí que había sentido en 2022 que solo trabajaba. Y de repente pensé, es que realmente no tiene sentido solo trabajar. Es una única vida.

Parecía que el limón era una etapa cerrada, pero vuelve a aparecer en este trabajo con limoiondo

Yo creo que para mí era importante porque me enfadé bastante con mi persona de 2022 y con los limones, porque realmente era como sacrificar todo por ellos. Sacrifico mi vida, ocio, dinero, tiempo... todo iba a eso. Como que no había más energía en mí para vivir. Y ahora ya una vez tomado perspectiva he entendido que no es culpa de los limones, que es culpa de que no pude medir, porque no siempre tampoco puedes elegir, obviamente. Para mí era importante escribirle como una canción de disculpa.

¿El limón qué representa?

Significa muchísima vitalidad. A mí me gusta sentirlo todo como multisensorialmente y el limón creo que simboliza un poco eso, porque a la vista es muy atractivo, pero tiene un sabor 'súperpotente', huele 'súperpotente', al tacto es 'súperpotente'. Para mí la vida misma en un elemento, como lo multisensorial.

En este disco, incluye coreografía, un especial cuidado por la imagen estética, experimenta con la electrónica... ¿cree que es su trabajo más total, o bien el más maduro en el sentido artístico?

Es más completo. Siempre he intentado que fuera todo unido, pero esta vez es como que la narrativa es tan obvia. Es casi como una serie, tiene capítulos, cada canción es un capítulo. No tendría sentido si no está completo. También la imagen, las coreografías, todo... Y es verdad que el otro día le decía a mi hermana volviendo a casa, "No sé cómo voy a hacer un disco más redondo" [risas]. Estoy muy satisfecha, porque ha sido muchísimo trabajo, tiempo... verlo ya nacer, y ver que todo tiene sentido, pues estoy súper contenta, la verdad.

En este disco, sobre todo es importante cómo se construyen las cosas.

Ahora toca girar

Me apetece mucho poder conectar con el público porque sí que es una cosa también de la que me tomé una cierta distancia, pero es verdad que mi público propio, mis sesiones de psicólogo, han sido una brújula. En fijarme en la gente amable que viene a permitirme evolucionar en directo, que es para mí un acto muy generoso.

El 'videoclipazo' de 30 minutos y su grado en Comunicación, ¿cuánto Izaro hay en este apartado?

Ha influido bastante. Empecé a estudiar Física porque era buena alumna, y me derivaron a ciencias, pero yo llegué allí y decía: "esto no es mi lugar". Mi padre me dijo, "hay una carrera nueva que se llama Comunicación. No sé lo que es, pero vete". Era un poco de todo. Podías coger la rama de periodismo, luego optar a la comunicación empresarial, comunicación interna, cómo llevar un equipo... A mí me dio la visión para explicar que de muchas maneras puedo comunicar algo exitoso. Con 25 años hice mi propia empresa para poder sacar mis propios discos, ser mi sello. Fue una experiencia poder escribir el guión, pensar todas las escenas, plantearlo, hacer todo el videoclipazo entero, poder bailar, poder coreografiar, y poder hablar con un coreógrafo como Jaiotz, que es maravilloso.

Hasta rompe la cuarta pared en algún vídeo

Para mí era súper importante poder mostrar todo el rato ficción, no ficción, porque se ve ese punto místico de lo que tiene una persona. Como la magia esa que es casi no humana. La ficción no tiene por qué decir mentiras, y para mí es importante que estuviera todo el rato interrumpiéndolo, porque en este disco, sobre todo es importante cómo se construyen las cosas.