Teatro

‘¡Ay, Carmela!’, la sombra del fascismo

Una versión de la obra de Sanchis Sinisterra, que transcurre en plena Guerra Civil, llega al Cuyás este fin de semana con los actores María Adánez y Joaquín Notario

María Adánez y Joaquín Notario, en un momento de la representación de ‘Ay, Carmela'.

María Adánez y Joaquín Notario, en un momento de la representación de ‘Ay, Carmela'. / LP / DLP

María Adánez y Joaquín Notario interpretan a los protagonistas de la versión de ‘¡Ay, Carmela!’ que se representa en el teatro Cuyás bajo la dirección de José Carlos Plaza el viernes y el sábado a las 19.30 horas. La actriz madrileña destaca la importancia de la obra como reflexión acerca de la fragilidad de la convivencia democrática y sobre cómo la guerra puede surgir en un momento como la actual polarización ideológica.

«En ¡Ay, Carmela! aparecen las tres banderas del fascismo que luchaban en nuestro país contra la República: el español, el italiano y el alemán», señala la actriz María Adánez sobre el montaje que se representa este viernes y sábado, a las 19.30 horas, en el teatro Cuyás. La actriz madrileña nos recuerda que «vivimos en unos momentos muy polarizados, y que el germen de esta polarización son las redes sociales». Y la obra de José Sanchis Sinisterra nos recuerda «la fragilidad del sistema democrático en estos momentos en el que los polos ideológicos están latentes en la política». 

Por tanto, Ay, Carmela es también una obra que habla de la importancia de no someternos a los extremismos, y de no caer en otro conflicto, pero también de honrar y dignificar a los muertos». Adánez, que interpreta el papel de Carmela, comparte protagonismo junto a Joaquín Notario (Paulino) en un montaje dirigido por José Carlos Plaza. Para ella la obra es la historia misma del teatro. «Tuvo mucho éxito» cuando fue estrenada el 5 de noviembre de 1987 en el Teatro Principal de Zaragoza bajo la dirección de José Luis Gómez, quien también interpretó el papel de Paulino y donde Verónica Forqué encarnó a Carmela.

Un año después, los personajes principales fueron interpretados por Manuel Galiana y Kiti Mánver, con dirección de José Luis Gómez. Más adelante, en 2013, Elisa Matilla interpretó a Carmela y Eduardo Velasco encarnó el papel de Paulino. Y en 2013 Elisa Matilla hizo de Carmela y Eduardo Velasco interpretó el papel de Paulino. Y, finalmente, la versión más reciente incluye a Cristina Medina, en el papel de Carmela, y Santiago Molero, en el de Paulino, A todo esto hay que unir numerosas versiones en toda Europa que consideran a este clásico del teatro contemporáneo español como uno de los más ajustados alegatos contra los fascismos.

 «Considero que es uno de nuestros grandes clásicos contemporáneos y es significativo que no haya parado de representarse, añade Adánez sobre estas versiones. «Es una obra maravillosamente escrita por Sanchis con dos personajes que son un bombón, tanto Paulino como Carmela», Los protagonistas son trovadores que actúan para el ocio del bando republicano durante la guerra civil española. Un grupo de cómicos que ameniza como puede a los soldados republicanos cuando descansan, pero agotados ya de pasar penalidades en el frente. Ambos se dirigen a Valencia pero, por error, van a parar a la zona nacional. Allí son hechos prisioneros, y la única manera de salvar sus vidas es ofreciendo un espectáculo para un grupo de militares nacionales que choca de lleno con la ideología de los cómicos. Todo esto conduce a un trágico desenlace. «Estamos llegando al final de la gira, pero desde la compañía estamos pensando en darle una segunda vida», aclara Adánez.

«Es una función que se puede montar con poquito dinero, sólo hace falta la gramola y poco más, y eso también es un factor a tener en cuenta en una compañía. Pero El motivo de que haya tantas Carmelas es que, desgraciadamente, mientras existan las guerras en el planeta, es necesario que haya una función que venga a recordarnos nuestros horrores», añade la actriz que recuerda que tuvo la oportunidad de estar con Sanchis en un encuentro televisivo y hablar con él mucho y le dijo que, en Europa no paran de pedírselo. 

«Pues qué aporta ¡Ay Carmela!», se pregunta la actriz. «Pues que continuamente nos viene a recordar muchas cosas. Porque, junto a las guerras en Ucrania y en la franja de Gaza se viven conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria.

«Desgraciadamente, los conflictos siguen vivos y Carmela es una muerta que viene a recordar a los vivos los errores que cometemos». La actriz madrileña, que ha estado en innumerables ocasiones en el teatro Cuyás interpretando papeles en obras como Salomé, La señorita Julia, Insolación o La tienda de la esquina, señala que ¡Ay Carmela! es «la historia misma del teatro, que va a ser considerado un clásico porque es una obra brillantemente escrita y es un lujo absoluto para dos actores». 

Pero más allá de todo esto también es un disfrute «porque es la historia de amor de Carmela y Paulino con todas sus vicisitudes hasta que llega el final trágico». Y este es el poder de una buena obra de teatro, «que se requiere continuamente». Aunque conocida a nivel popular, sobre todo, por su presencia en series de humor como Pepa y Pepe, Aquí no hay quien viva, La que se avecina y Farmacia de guardia, María Adánez lleva muchos años en el teatro haciendo personajes dramáticos de primera división con obras tan intensas como Las brujas de Salem o La verdad. «El público de teatro ya me conoce por mi larga trayectoria. Luego está mi carrera televisiva, pero desde el año 2000 no he parado de hacer teatro con muchísimas nominaciones a los Premios Valle Inclán por mis interpretaciones». Y casi todos personajes dramáticos, desde El pequeño Poni hasta Divinas palabras, pasando por La señorita Julia. «El público de teatro me califica como una actriz que lleva en las obras de autor desde hace tiempo. Pero mi carrera en televisión y cine sirven para atraer un público joven». 

Pero la actriz también confiesa que ¡Ay Carmela! ha sido «un empeño mío personal, una función que siempre he querido hacer desde la primera vez que la vi con Verónica Forqué. La vi y me dije ‘yo quiero poner en pie esta función’. Pero tiene la complejidad de los personajes. Aunque, como siempre, ellos requieren de tu experiencia para darle cuerpo, alma y voz».