Arte

Jordi Teixidor, el pintor que no quería pintar bonito

El artista valenciano se define a sí mismo como "antimediterráneo" en un documental en el que reflexiona sobre su trayectoria y que se presentará el próximo 26 de enero en el IVAM 

Jordi Teixidor en el IVAM.

Jordi Teixidor en el IVAM. / MIKEL PONCE

Voro Contreras

Cuando en noviembre de 2014 el Gobierno le concedió a Jordi Teixidor el Premio Nacional de las Artes Plásticas, lo hizo en reconocimiento del "camino único y difícil" que el pintor valenciano había emprendido en el mundo del arteUn camino, señalaba el jurado, "elegido a conciencia y con independencia".

Ahora que ese camino mide ya más de seis décadas de largo, Teixidor, el insobornable adalid de la abstracción en la escena artística contemporánea en España, sigue mirando hacia delante pero también se permite hacerlo hacia atrás. Primero, a través de una exposición -"Final de partida"- celebrada en 2022 en el IVAM y que reunía obras realizadas desde sus inicios en los grupos de vanguardia Nueva Generación y Antes del Arte, hasta la actualidad. Y ahora a través de un documental -Retrospectiva- que se presenta el próximo 26 de enero en el museo valenciano y en el que Teixidor es el único y total protagonista.

"De hecho -subraya ante Levante-EMV-, del grupo Prensa Ibérica, en el documental no se reproduce ningún cuadro mío y quizá sea eso lo más sorprendente. Debe ser el único documental en el que se habla de un pintor y de su pintura, pero en el que no aparecen sus cuadros".

Jordi Teixidor en 2002, cuando entró a formar parte de la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Jordi Teixidor en 2002, cuando entró a formar parte de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. / L-EMV

Austero, blanco y sin límites

No aparecen sus cuadros aunque el único escenario en el que transcurre la acción -una estancia austera, blanca y con los límites bien definidos- podría ser perfectamente un cuadro de Teixidor si no fuera porque en él aparece Teixidor como una de esas representaciones pictóricas de las que el valenciano ha huido desde que estudiaba de bien jovencito en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos.

Fue justo después de la exposición en el IVAM en cuando los realizadores Miguel Álvarez Fernández, Bruno Dozza y Álvaro Oliveros del Castillo le propusieron a Teixidor hacer con él lo que unos años antes ya habían hecho con el músico Luis de Pablo: sentarlo ante una cámara para que hablara no solo de su trabajo sino de las circunstancias que lo rodean. "Los pintores casi nunca hablan de su pintura, pero la pintura también hay que hablarla, así que dije que sí".

Pero, ¿por qué hablar de su trayectoria a estas alturas del camino? ¿Necesita Teixidor explicar una obra que, como él mismo apunta en el documental, no es tan demandada como la de algunos de sus contemporáneos porque quizá "asusta" al espectador?

"No -responde-, todo lo contrario. Tengo menos necesidad que antes de explicar mi pintura. Lo que pinto es lo que pinto y lo que soy es lo que soy, para bien o para mal. Cuando eres más joven te ves más en la necesidad de dar explicaciones, sobre cuando esa pintura es una respuesta a tus problemas de seguridad y certidumbre sobre ciertos pensamientos. Esta película no es un acto de soberbia sino de madurez intelectual para que el que pueda y quiera entender mi trayectoria, lo haga".

Presentacion exposicion Jordi Teixidor.

Presentacion exposicion Jordi Teixidor. / Mikel Ponce

Un pintor literario

Teixidor nació en València en 1941 y fue el octavo hijo de una familia numerosa en una casa llena de libros. Tanto es así que ‘Retrospectiva’ se inicia con el pintor reconociendo que su principal influencia siempre ha sido la literatura.

"Leer mucho ha sido la base en la que se han cimentado mis ideas sobre la cultura y la creación, el sentir que estás haciendo algo que puede llegar a ser una pintura", cuenta a este periódico. Aun así, también reconoce Teixidor que "últimamente las novelas se me caen de las manos". "En los últimos años -añade- es la poesía la que me está conectando con ese conocimiento de otro medio que no sea la pintura".

Las lecturas le hicieron descubrir una cultura centroeuropea que muy pronto acabó abrazando "como rechazo a mi mediterraneidad"y a esa cultura pictórica "provinciana y pobre" que le intentaron inculcar en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos y que él personifica en la obra de Sorolla, a quien llega a decir en el documental que ha "combatido" alistándose desde casi el principio de su carrera entre las huestes abstractas. "Lo más cerca que he estado de Sorolla ha sido la distancia que hay entre mi casa y la Malva-rosa", dice Teixidor.

"A mí Sorolla me parece un pintor extraordinario -matiza ahora ante Levante-EMV-, pero no me interesa en absoluto cómo se plantea la pintura, la realidad, los objetos, las figuras. Eso sí, pintarlos los pinta como ninguno".

Así que Teixidor fue abstracto cuando serlo en València era "contranatura", dice en ‘Retrospectiva’, y también cuando estaba mal visto por la dictadura y por su oposición, comenta a este periódico. "La abstracción era mi manera de adaptarme a la modernidad en un país en la que el concepto era desdeñado por sectores radicales tanto en la izquierda como en la derecha".

Jordi Teixidor.

Jordi Teixidor. / MIKEL PONCE

Lo sagrado contra lo ocurrente

En ‘Retrospectiva’ hay política ("he perdido cierto interés", reconoce, "o ya no me influye tanto") y también hay religión. O más bien, hay sacralidad, la que, según Teixidor, se ha perdido en el mundo del arte en favor de la "ocurrencia". 

"El arte siempre ha estado vinculado a lo sagrado, desde las huellas de las manos en Altamira hasta ahora -explica a Levante-EMV-. Pero lo sagrado ahora lo hemos cambiado por conceptos que a veces están más cerca del espectáculo que del arte. Nos preguntamos si el arte tiene la misma valoración y funcionalidad que antes. En la medida que lo sagrado ha sido sustituido en la sociedad por el espectáculo y la ocurrencia, yo diría que no".

Teixidor, en todo caso, le sigue preocupando que sus cuadros continúen transmitiendo esa sacralidad que le cuesta encontrar cada vez más en las galerías y los museos. "Es más -añade-, la finalidad de mi pintura es que en ella pueda aparecer ese concepto de lo sagrado. Lo llevo a unos niveles de reflexión, e incluso de seriedad, que algunas personas o tipos de sociedad no les puede interesar. Están en su derecho. Mi obra, si no asusta, sí se distancia de las normas que nos mueven en lo que lo bonito, la ocurrencia y el espectáculo no aparecen. Mi obra se hace quitando y restando".

Jordi Teixidor en el documental "Retrospectiva".

Jordi Teixidor en el documental "Retrospectiva". / L-EMV

De hecho, ‘Retrospectiva’ concluye con Teixidor sentado sobre el fondo blanco y recordando una entrevista en la que Curro Romero dijo que quería seguir toreando para hacerlo cada vez más despacio. "Yo también quiero pintar más despacio, más profundamente".

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