El joven meta Unai Marino, que acaba de cumplir 22 años, frenó ayer al CD Tenerife y logró que el Amorebieta sumara un punto (1-1) en un partido en Lezama que abrió Guruzeta aprovechando un doble fallo grotesco del cuadro blanquiazul en sendos despejes y empató Enric Gallego en un discutido penalti por una supuesta mano de Larrazabal.

Fue una jugada en la que el carrilero local salió despedido en una disputa aérea con Alex Bermejo y el balón le fue a una mano, que tenía extendida. La sala VOR pidió al árbitro que la revisara y García Verdura pitó falta máxima.

A partir de ahí, sin un dominador claro, más peligroso el Tenerife, que tuvo media docena de ocasiones para el 2-1. En cuatro de ellas lo impidió Marino, quien, ya en la segunda mitad, le hizo una de las paradas del año a Bermejo: una increíble mano cuando el balón parecía ya dentro. Pero no marcó y no se repuso tras la derrota en el derbi.