Automovilismo

Derrapes con sabor escandinavo

A sus 15 años, Eddie Ramírez Eriksson, de padre grancanario y madre sueca, se forma en Ingenio para debutar en los rallys, tras brillar en los karts y en las carreras de resistencia

Eddie Rodríguez Eriksson posa con el pulgar derecho hacia arriba en señal de aprobación

Eddie Rodríguez Eriksson posa con el pulgar derecho hacia arriba en señal de aprobación / Juan Carlos Castro

Santiago Icígar

Santiago Icígar

Mitad grancanario, mitad sueco. Eddie Ramírez Eriksson, de 15 años, comparte lo mejor de dos mundos. La pasión de los españoles y la meticulosidad de los suecos, una combinación explosiva para un piloto que, después de demostrar su pericia al volante en los karts y en las carreras de resistencia, se prepara a conciencia en Gran Canaria para intentar conseguir su sueño: llegar a competir en el Mundial de Rallys (WRC).

La historia de Eddie Ramírez Eriksson nace en Telde, lugar del que es originario su orgulloso padre, Agustín. Allí fue concebido antes de trasladarse su familia a Suecia, el país de su madre, donde nació y donde reside. A pesar de los tres años y medio que llevaba lejos de la Isla, en gran parte por motivo de la pandemia, este joven de 15 años agarró con fuerza la oportunidad de volar hasta Gran Canaria para asistir a un exhaustivo curso de conducción de rallys en la Academia VDM, en Ingenio, un paso necesario en su afán de cumplir uno de sus sueños deportivos dentro del automovilismo.

A pesar de que su pasión la ha encontrado en las cuatro ruedas, en sus orígenes probó fortuna en el motociclismo, en concreto en las carreras de speedway -mini motos- en Suecia. Agustín, su padre, recuerda cómo empezó la incursión de su hijo en el mundo del motor: «Fuimos su madre y yo con él a ver una competición de speedway y le gustó mucho, por eso le compramos una moto». Sin embargo, debido a un accidente entrenando, Eddie «le cogió cierto respeto a la moto y no quiso volver a competir; tenía tan solo cinco años». «A los seis probó en los karts; se sintió bastante seguro desde el principio y vimos que volaba sobre la pista», rememora con nostalgia su orgulloso progenitor.

Por su parte, Eddie recuerda ese día en el que cambió su vida como si fuera ayer mismo: «Acudimos a una pista de karting en Suecia y había dos niños allí, uno de 12 y otro de 13 años. Mi padre para que me animara a competir con ellos me prometió que si les ganaba una carrera me compraba un kart; conseguí ganarles a los dos y él cumplió su promesa al día siguiente».

La irrupción del joven grancanario en los karts resultó bastante exitosa en tierras escandinavas. «Gané en cuatro ocasiones consecutivas el campeonato de Smola, en dos categorías diferentes y también todos los campeonatos de clubes», declara el joven.

Tras demostrar su potencial en los karts, decidía dar el salto a un nuevo reto. Participó en los campeonatos de resistencia con tan solo 12 años, ganando en Suecia nuevamente dos campeonatos de resistencia de cuatro horas, formando equipo con su padre, el primero de ellos conduciendo un Peugeot y el segundo, un Renault.

Este año lograba su último éxito. Con 15 años se imponía en el campeonato RACE de turismos en Madrid, valedero para la Copa Challenge by SMC. Su corta edad no le impide conducir vehículos en Suecia, si bien hasta que cumpla los 18 años se debe de conformar con llevar el volante de lo que se conoce en el país escandinavo como tractores, uno vehículos convencionales que tienen un límite de velocidad de 30 km/h y que están obligados por ley a portar una señal indicando su condición.

La constancia, su mayor virtud

El joven destaca por su asombrosa capacidad para «marcar el mismo tiempo», recalca Agustín, quien asume que su retoño, quizás, «no es un piloto que vaya a ser un especialista en conseguir la pole», pero es capaz de ser «muy constante en su ritmo».

El mismísimo Stig Blomqvist -piloto sueco campeón del mundo de rallys en 1984- ha piropeado a Eddie. «Le colocas una tiza en la parte de atrás del coche y pasa 50 veces la tiza por el mismo sitio, es capaz de guardar siempre la misma trazada y clava los tiempos», relata Agustín Ramírez.

Eddie sueña con llegar a competir un día en el Mundial de Rallys (WRC) y en el Campeonato Sueco de Turismos (STCC). Tiene claro que del mundo del motor le apasiona «la velocidad, la adrenalina de la competición y ganar carreras». Un brillo especial se aprecia en sus ojos cada vez que habla de su pasión por los coches.

«Es capaz de guardar siempre la misma trazada y clava los tiempos»

Stig Blomqvist

— Campeón del Mundo de Rallys (1984)

Para Agustín, el salto a los rallys es el paso lógico que le toca dar a su hijo a estas alturas de su trayectoria deportiva, aunque desea que todo se desarrolle con una transición calmada, sin prisas, porque «es una modalidad totalmente nueva para él». En Suecia, su lugar de residencia, «el 90% de los rallys son de tierra», señala el progenitor. Este destaca, como algo fundamental en el desarrollo de su vástago, que en su país «los pilotos comienzan muy jóvenes y se les da una oportunidad cuando ven que cuentan con el talento necesario para ser pilotos».

En su opinión, en el curso de conducción que ha llevado a cabo Eddie en Ingenio «ha demostrado que tiene condiciones para poder cumplir sus sueños, pero necesita continuar trabajando duro para no quedarse por el camino».

El propio piloto asume que conducir en tierra resulta complicado: «Necesito aprender cómo es el comportamiento del coche en cada momento sobre el terreno, porque al contrario que en el asfalto, el coche siempre tiende a irse de atrás y eso hace que su conducción sea más complicada».

Como curiosidad, Agustín relata que de la veintena de patrocinadores que tiene Eddie actualmente, «los ha logrado él personalmente, tocando puerta por puerta y ganándose su confianza».

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