Las nubes aventuraban lo que iba a pasar. Y pasó. Cayó un chaparrón de los buenos en el Estadio de Gran Canaria antes y durante el último entrenamiento de la selección española de fútbol de cara al partido amistoso internacional contra Bosnia. Una sesión a puerta abierta donde España recibió el cariño de la afición grancanaria, que pobló las gradas del recinto de Siete Palmas y aguantó la lluvia estoicamente para agasajar al equipo dirigido por Luis Enrique Martínez.

Entre paraguas y chubasqueros, la grada del Gran Canaria empezó a aclamar a los futbolistas de la selección. Los que más: Isco Alarcón, Marco Asensio, Iago Aspas o David de Gea. Eso sí, cada uno tiene sus gustos. Bastaba con mirar a la grada para encontrarse con pancartas menos recurrentes. 'Gayá, ¿me das tu camiseta?, rezaba una cartulina. "Soy lateral y desde que sonó para el Real Madrid empecé a fijarme en él", cuenta Gabriel Díaz, jugador del Arguineguín, plaza donde "algunos futbolistas buenos han salido".

España estuvo alrededor de una hora sobre el césped del Gran Canaria, que aguantó como pudo el agua del cielo. Cuando enfilaba el túnel de vestuarios, Saúl Ñíguez, centrocampista del Atlético de Madrid, pasó a la ronda de autógrafos y 'selfies'. Él fue el designado, en un acto preparado y medido, para acercarse a un público que quería más de los futbolistas. La avalancha de niños y jóvenes sobre el centrocampista ilicitano. En uno segundos y como buenamente pudo, Saúl puso su rúbrica, su cara e intentó llegar a todos.

Una de esas firmas se estampó sobre la camiseta de la selección española de Cristian Blanc, integrante de uno de los equipos benjamines del Huracán. "Me apretaron un poco, pero saqué la mano y me voy", cuenta sin soltar la prenda, el nuevo trofeo de su casa. No corrió la misma suerte su compañero de equipo, Carlos, que aunque no encontró la rúbrica de Saúl sí se llevó una experiencia "para repetir" y una sonrisa al ver tan de cerca, al menos de distancia, al equipo nacional. Porque sí algo echó en falta la afición ayer, un día más, fue la otra cercanía de la propia selección.