La expectación que levanta el derbi canario en la presente temporada está lejos de lo vivido en campañas pasadas. Ayer, el CD Tenerife tras su aterrizaje en la Isla, se vio carente del calor de su afición a la llegada de su equipo al recinto hotelero en el que pasaría la noche previa al enfrentamiento contra su eterno enemigo. Menos de veinte fieles blanquiazueles se congregaron a las puertas del hotel, sin excesos de ánimos para los jugadores que esperan que hoy saquen un resultado positivo en el Estadio de Gran Canaria.
Tan inerte está siendo este derbi canario que ni los transeúntes grancanarios que coincidieron con la bajada de los jugadores tinerfeños de la guagua profirieron algún improperio tan común en este tipo de partidos.
Del vehículo encargado de trasladar a la comitiva presidencial del Tenerife desde el aeropuerto al hotel, se bajó el protagonista que más miradas atrajo ayer por la noche, pues Paulino Rivero, el que fuera presidente del gobierno de Canarias desde 2007 a 2015 descendió de la escalerilla acompañado de su maleta de viaje y portando orgulloso un pin del CD Tenerife en la solapa de su americana.
"Con ilusión", respondió ante sus sensaciones para el enfrentamiento de esta tarde, que visualizará, eso sí, como un aficionado más.
