La lucha canaria está de luto por la pérdida de uno de los integrantes de la una de las sagas más ilustre de luchadores que ha dado el Archipiélago. Ignacio Hernández Ortiz 'Pollo del Callejón IV' falleció en la madrugada de ayer a los 52 años de edad.

El bregador, que llegó a ostentar la categoría de puntal B, pasó por multitud de equipos en las Islas y su pérdida deja un vacío enorme en la familia de los terreros. Y es que más allá de su calidad como luchador, en el recuerdo de la lucha canaria queda su calidad humana, su sencillez y naturalidad. Algo que le dio una condición más importante que cualquier categoría: ser querido por todo el deporte autóctono allá donde fuera.

Ignacio Hernández es padre de Cristo Hernández, el continuador de la familia 'Callejón' en los terreros -actualmente es puntal del Unión Norte de Fuerteventura y el pasado curso fue máximo tumbador de Liga Disa Gobierno de Canarias de Primera Categoría-.

En sus inicios como deportista, Ignacio, que rondaba los dos metros de altura, se decantó por la canasta y llegó a jugar en las categorías inferiores del CB Gran Canaria, bajo la denominación de Claret.Su recorrido bajo aros también tuvo otros equipos como los Salesianos e incluso el Hospitalet de Llobregat. Después dio el pasó a la arena y siguió el camino de su padre Antonio ('Callejón I') y sus hermanos Julio ('Callejón II') y Ambrosio ('Callejón III'). Una serie que continuó con el menor de los hermanos, Marcos ('Callejón V').

Durante su carrera, Ignacio Hernández ' Callejón IV' defendió las camisetas del Acaymo de Telde, La Viña, Las Huesas, Unión Gáldar, Vecinos Unidos de Firgas, Tacuense, Universidad Popular de San Matias, Chimbesque -donde coincidió con Parri-, San Antonio Abad de Fuencaliente, Tedote, Unión Norte de Haria Lanzarote.

El luchador natal del barrio teldense de La Viña, donde se instaló su padre procedente desde San Mateo, fue una persona que defendió las costumbres canarias más allá del terrero. El cachorro en su cabeza era un clásico en su persona. Amante de la música canaria, se defendía tocando la púa.