De la placa a la bombonera roja

La UD pisa por primera vez el nuevo Son Moix, un centro comercial con bares temáticos y una inversión de 30 millones al estilo Reale

El viejo Lluís Sitjar, con la puerta, que fue remodelada.

El viejo Lluís Sitjar, con la puerta, que fue remodelada. / La Provincia.

Paco Cabrera

Paco Cabrera

Del Estadio Lluís Sitjar a la bombonera de fuego de Son Moix. El pasado y el presente unidos por una placa. La UD Las Palmas pisa esta tarde, por primera ocasión, el nuevo hogar del RCD Mallorca con una capacidad para 27.142 espectadores y cuyo coste de remodelación superó los 30 millones. La Junta de Govern del Ayuntamiento de Palma le cedió la explotación al club hasta 2064. El equipo de arquitectos lo lidera Izaskun Larzabal, que también fue la responsable del cierre del estadio de la Real Sociedad, el Reale Arena –donde la UD Las Palmas jugó el pasado sábado 4 de mayo–. Son Moix brilla como un volcán de vanguardia, mientras que del Estadio Lluís Sitjar –derruido en 2014– solo queda una placa.

En el viejo Lluís Sitjar maravilló Juan Carlos Valerón. Sentó cátedra. El 13 de junio de 1999, Jovan Stankovic anotó el último tanto ante el Celta de Vigo y que valía el billete para jugar la Champions. El Flaco se había marchado una temporada antes al Atlético. Inaugurado el 23 de septiembre de 1945 como el Es Fortí, luego cambió la denominación (1955) para la honrar la figura del expresidente.

El último paso de la UD Las Palmas por el Lluís Sitjar aconteció en Copa del Rey en 1998 (derrota por 2-1). Luego siete encuentros en Son Moix con un balance de tres victorias amarillas, dos empates y dos derrotas. En el último precedente, triunfo por la mínima en 2021 gracias a un tanto de Sergio Araujo (0-1). José Mel Pérez fue el técnico de los grancanarios. Algo más de tres años después, ya con las obras terminadas, solo queda el esqueleto, Las Palmas pisa otro estadio. Un ejemplo de vanguardia, también financiados por el club bermellón gracias a los fondos CVC de LaLiga.

Tres años y una transformación radical. Ni rastro de la pista de atletismo, igual que en el Gran Canaria, lo que ha acercado a la afición al césped –pasaron de alentar a 45 metros a 8,5 metros en los fondos–. Con 20.500 abonados, hay actividades todos los días.

Para la financiación, con un presupuesto que ronda los 30 millones, el Mallorca contó con el apoyo de CVC y del Plan Impulso. Hay siete niveles diferentes de hospitality. La joya de la corona una zona acristalada con visión de 360 grados junto a la salida de vestuarios. Una zona de hospitality que tiene una terraza y una pequeña grada pegada a los banquillos.

El mismo concepto que se edificó en el Reale Arena. Ver la salida de los jugadores a pie de césped, bajo una cristalera, es una idea original del estadio White Hart Lane del Tottenham Hotspur.

Alfonso Díaz, CEO de negocio del RCD Mallorca, ha detallado en diferentes medios el cambio de estrategia. El concepto está claro. Convertir el platillo volante rojo de fuego en un crucero. «Nos interesa atraer al residente extranjero y a toda la familia. El estadio debe estar abierto los 365 días del año, más facturación, más vida».

Una imagen de Son Moix, que tiene una capacidad para 27.142 espectadores.

Una imagen de Son Moix, que tiene una capacidad para 27.142 espectadores. / La Provincia.

Los ingresos comerciales crecieron un 50% en relación al estadio con pistas de atletismo y ajeno a las reformas. «Todo se reduce a la percepción de marca del propio estadio y en la pasada Liga lucimos récord de ingresos».

En el pasado curso, el club vendió 40.951 entradas para sus partidos en el Estadi Son Moix, que recibió a más de 281.600 personas. Pero la competición no es el plato fuerte. El uso del primer equipo representa un 6% de los días del año. Hay otro 94% de fechas para brindarle una utilidad comercial a 60.000 metros cuadrados. «Ya veníamos haciendo eventos desde hace dos o tres años. Pero el nuevo estadio ha sido concebido para que tenga actividad los 365 días».

Bares temáticos, un museo, discotecas, pubs, saunas, piscinas e incluso una guardería. «Es dar accesibilidad y convertir un estadio de fútbol, que suelen ser como grandes fortalezas de hormigón y vallados, en un sitio agradable».

Congresos, citas gastronómicas y el peso de la Fundació Reial Mallorca. El estadio es un espacio para la salud, conciertos y la formación. Se han acondicionado 3.000 metros cuadrados para una clínica deportiva, otra de estética y un gimnasio para deportistas de avanzada edad. La placa del viejo Sitjar fue adecentada por el Ayuntamiento. Aquello es el pasado, la bombonera es un crucero.

Arriba, una imagen de Son Moix, que tiene una capacidad para 27.142 espectadores. El club tiene una media de asistencia de 17.703, 7.328 menos que en el Gran Canaria. Sobre estas línea |

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