Aprovechar el agua que se produce al condensar la niebla. Esta es la idea que Theo Hernando, ingeniero agrícola, y Ricardo Gil, arquitecto técnico, han materializado en los Llanos de Constantino, situados en Valleseco a 1.600 metros de altitud, a través de la instalación de 30 captadores de niebla diseñados por el los mismos y que comenzarán a comercializar en octubre.

El prototipo original, utilizado en países como Chile y Perú y basado en "una malla extendida, mantenida por dos palos y con un canalón debajo", ha sido transformado en una estructura tridimensional. "Un captador plano ocupa unos 12 metros cuadrados y recoge 45 litros diarios, mientras que cada uno de nuestros captadores ocupan 1,6 metros cuadrados, con 64 metros de malla captadora que recogen una máxima de 500 litros de agua al día", comenta Hernando.

La búsqueda de mayor estabilidad dio como resultado este cambio de estructura con el que, además, se obtienen mayores beneficios. "Al día podemos recolectar 15.000 litros de agua procedentes de la niebla", apunta Gil.

Inversión

Hernando y Gil han invertido un total de 150.000 euros en esta planta productora donde los captadores comenzarán a producir agua a mediados de este mes. El producto estará en el mercado en dos meses y ambos esperan recuperar la inversión inicial en un periodo de dos a cuatro años. "La idea es darle el producto a las distribuidoras de agua para que, a través de ellas, se comercialice en tiendas gourmet, en hoteles y restauración", apuntan.

En la provincia de Santa Cruz de Tenerife han llegado a un acuerdo con la distribuidora Fuente Alta pronto esperan hacer lo propio con en Las Palmas, donde sí cuentan ya con la empresa embotelladora que, en este caso será Aguas de Guayadeque, situada en Agüimes.

Lejos de querer posicionarse como un producto de lujo, prevén salir al mercado con precios asequibles, donde la botella de un litro costará alrededor de un euro y la de medio litro entre 0,60 y 0,70 céntimos. No obstante, el pequeño volumen de producción con el que contarán no les permitirá estar presentes en supermercados y grandes superficies. "Los 15.000 litros que podemos llegar a producir en un día es el 1% de lo que producen las empresas de agua de manantial y lo que ellas embotellan a la hora es lo que nosotros embotellamos en un mes", comenta Hernando.

Aunque, de momento, la planta instalada en Gran Canaria es la única productora, no descartan instalarse en otros lugares del mundo como productores locales de este tipo de agua. "La exportación la haremos lanzando botellas a algunos sitios para ver si hay demanda y lo que pretendemos es ser productores locales, es decir, que si existe una demanda en Perú, establecernos allí para producir", explica Gil. De esta manera compiten con los productores locales al mismo nivel, sin tener que hacer frente a los costes de aranceles e impuestos que se imponen a los exportadores.

Lugares como Cádiz y Almería, en España, California, algunas zonas de África y América del Sur se presentan como posibles demandantes de forma de producir agua. "Mantenemos contacto con empresas españolas que trabajan en el extranjero para realizar proyectos productivos en otros países y también hay empresas de agua que nos piden estudios de sus depósitos por el mundo para ver si podemos aplicar nuestros captadores", explican.

Ambos no dudan en señalar que lo que diferencia su producto del resto es, además del proceso de obtención, la calidad del resultado final. "No generamos ningún tipo de residuo, cosa que sí pasa con las desaladoras, galerías y pozos. Además, este agua no toca el suelo por lo que tiene mineralización muy débil y no contiene sales como el bicarbonato o el flúor", añade Hernando.