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Las ovejas australianas comen tedera canaria

Científicos de Australia logran una variedad de la planta forrajera "mejorada" con ADN isleño

Las ovejas australianas comen tedera canaria

El gen canario campa a sus anchas en el campo australiano. Las ovejas merinas de Australia, uno de los principales países productores de lana del mundo junto a Nueva Zelanda, cuentan en su dieta con forraje con ADN isleño. La tedera (Bituminaria bituminosa) es una leguminosa que crece de forma silvestre en Canarias, donde se ha utilizado de forma tradicional para la alimentación de rumiantes, principalmente cabras y vacas, y de algunos herbívoros como el conejo. Una de sus variedades, la albomarginata de Lanzarote, ha servido de base a científicos australianos para desarrollar "una tedera mejorada" que se adapta a las condiciones climáticas y a las características del suelo del país de los marsupiales. El éxito de la investigación ha sido tal que a finales de octubre, concretamente el día 25, los investigadores presentaron junto al Gobierno australiano la primera variedad comercial bajo el nombre Lanza. Una denominación que no es fruto de la casualidad, sino que hace gala de su composición pues más del 80% de su gen es netamente conejero.

Los más de 17.000 kilómetros que separan al Archipiélago de Australia en línea recta no han sido impedimento para que la variabilidad genética de la especie forrajera de las Islas haya trascendido fronteras. El Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), organismo autónomo adscrito a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Ejecutivo regional, acumula varias décadas de trabajo en el incremento de la autosuficiencia alimenticia del ganado de las Islas. En este campo han centrado buena parte de su atención en la tedera, describiendo principalmente tres: bituminosa (la variedad común ), crassiuscula (presente en la zona de cumbre de Tenerife) y albomarginata (nativa de Lanzarote).

El estudio de las variedades propias de las Islas se presentó a finales de la década de los 80 en la Sociedad de Pastos, una asociación científica de ámbito nacional. A raíz de esta presentación, otros centros de investigación del país, principalmente los situados en el Levante, se zambulleron en el estudio de sus tederas -pues esta planta está presente en todo el Mediterráneo, donde también suscita un gran interés como pasto- y de las variedades canarias.

En 2008 fue cuando Australia fijó su atención en las bituminarias de España, por lo que el doctor uruguayo Daniel Real, ligado al centro australiano de investigaciones Future Farm Industries Cooperative Research Centre Ltd, dependiente de la Universidad de Australia Occidental, se desplazó primero hasta la Península y luego hasta Canarias para recolectar semillas de tedera. Fueron los primeros pasos de una prolífera cooperación. El ICIA, junto con el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida) y el Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (Cibio), de la Universidad de Alicante, firmó en 2010 un acuerdo de colaboración con el centro australiano citado anteriormente.

Cuatro años después, Pilar Méndez, investigadora del ICIA, se desplazó a Australia para conocer de cerca los detalles del proyecto que estaban llevando a cabo en el instituto científico australiano y asistir, a su vez, a la primera siembra del material que desde finales de octubre se comercializa. Fruto de esta colaboración, el ICIA se queda con un 5% de los royalties que se derivan de la explotación de dicho recurso y otro 3% cada uno de los otros dos centros españoles.

Si bien el instituto canario no participó en la fase técnica de la mejora de la tedera con cruces genéticos, fue determinante el estudio previo que había desarrollado para seleccionar las semillas que podrían aportar algún tipo de valor a la investigación que desde Australia se ha gestado durante años y que sembrará de tedera con genes canarios el campo australiano.

Méndez explica que la albomarginata se diferencia del resto de variedades en que crece en condiciones semiáridas. Y aunque es menos productiva desde el punto de vista de la biomasa, "tiene mucha mayor cantidad de biomasa aprovechable". "Es decir, es menos leñosa, por lo que al final el rendimiento es mayor", expone. Desde el punto de vista nutricional, la variedad de Lanzarote tiene normalmente más cantidad de proteínas y menor contenido en cumarinas, según indica la investigadora. La variedad crassiuscula, en cambio, tiene interés como recurso fitogenético, pero no como productora de forraje porque "no pervive bien" de una año a otro.

Pero la tedera es algo más que una planta forrajera. Esta leguminosa, asociada a hongos micorrícicos y rizobios -unos microorganismos benéficos presentes de manera natural en las raíces de las planta- mejoran la fertilidad de los suelos. Los resultados de la investigación en esta vertiente permitirán aumentar la producción local de forraje para la actividad ganadera, muy dependiente de los insumos importados porque la producción de alimento en el territorio insular es muy escasa.

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