La hostelería en Canarias cerró 2018 con cerca de 19.000 establecimientos, que emplearon a cerca de 200.000 trabajadores. Su facturación supuso 16.063 millones de euros y, después de Baleares, es la Comunidad Autónoma en la que el sector tiene una mayor aportación a la riqueza regional con un 18,6%.

Son algunas de las cifras que se recogen en el Anuario de la Hostelería de España 2019, presentado por Hostelería de España en la sede madrileña de Mahou-San Miguel con datos estadísticos del sector referentes a 2018, incluyendo sus dos ramas de actividad: restauración y alojamiento.

En el análisis que ofrece este informe en relación a las Islas Canarias, en 2018 la actividad del sector se ha moderado, al ser una de las regiones con mayor dependencia del turismo, que en este año ha ralentizado el crecimiento.

El número de establecimientos aumentó en 2018 respecto al año anterior en las dos ramas de actividad hostelera, de forma más moderada en las actividades de restauración (1,9%), mientras que en el alojamiento tuvo lugar un impulso de dos dígitos (13,9%). Por provincias, el avance es algo más favorable en Las Palmas, con aumento suave de los locales de restauración (2,3%) y un fuerte incremento en el alojamiento (13,4%). En la provincia de Santa Cruz de Tenerife, la evolución es similar, con crecimiento mucho más destacado en el alojamiento (14,7%) que en las actividades de restauración (1,5%).

Comparando con el comportamiento del año anterior, en cambio, en Las Palmas el ritmo de crecimiento ha subido, mientras que en Tenerife ha sido más suave. Además, el balance de los últimos ocho años es negativo en esta última provincia debido a que todavía no se ha recuperado la cifra de locales de restauración que había en 2010.

El empleo registró una moderada bajada (-4,8%), si se comparan los 203.075 trabajadores de 2017 y los 193.400 de 2018. De éstos, 95.250 pertenecen a las actividades de restauración y 98.150 a las de alojamiento.

Por su parte, los precios tuvieron una mayor subida en el conjunto hostelero, debido al impulso en la rama de restauración, ya que en el alojamiento el aumento fue más moderado, cerca de cinco puntos respecto al que tenía lugar en 2017.