Desde mi noray

Un empresario soñador

Javier Esquivel, en una imagen reciente.

Javier Esquivel, en una imagen reciente. / LP/DLP

J. Fco Fonte

El pasado viernes nos ha dicho adiós para siempre a los 83 años de edad, este vizcaíno empresario portuario, forjador de una gran terminal de contenedores como es en la actualidad Operaciones Portuarias Canarias (Opcsa), situada primero en el muelle Vírgen del Pino (EN2) y luego en la explanada naciente del muelle León y Castillo, con casi 40 años de existencia, hoy propiedad de la mayor naviera del mundo, la Mediterraneam Shiping Company (MSC).

Javier Esquível Astelarra pisó por primera vez Gran Canaria un día del Pino de 1963 en plena juventud como gerente de la consignataria Polsuardíaz. Con gran inquietud se fue adentrando en la realidad del puerto de La Luz permitiéndole soñar sobre las posibilidades de nuevos servicios debido a su situación estratégica entre continentes. Volvió al puerto de Bilbao reclamado por la firma Toro y Betolaza pero siempre con el “gusanillo” de que el puerto de Las Palmas podía desarrollar su logística sin desvincularse de esta tierra y como mejor afirmación aquí contrajo matrimonio con Gabriela Martínez-Arroyo Beautell que le dió dos hijas, Gabriela y Patricia también vinculadas al negocio portuario. Conocimos a Javier y tratamos una buena amistad a su vuelta de Bilbao con proyectos e ideas para hacer más grande al puerto de La Luz, creando empresas consignatarias propias y gestionando nuevos servicios con una inquietud y dinamismo únicos. A su gestión se debe la llegada de los primeros buques car-ferries para el transporte de coches y el arribo del primer buque para dar combustible a flote, caso del cisterna “Carol” de la Marítima de Erandio. Pero su gran obra seguía en ebullición en su cabeza vasca que era una terminal para contenedores. Se preparó unos planos y bajo el brazo iba de un lugar para otro mostrándolos como un futuro inminente, era todo un profeta, abría puertas de despachos oficiales y pisaba a diario el recinto portuario soñando con el muelle adecuado para la ubicación de la terminal. Su contacto con las navieras líderes mundiales en el negocio caso de la americana Sea-Land, Maersk y sobre todo MSC le animaban a seguir adelante fundando en 1986 Opcsa en los primeros 50.000 metros cuadrados del muelle Vírgen del Pino.

Su irrupción fue toda una revolución en el mundo de sus colegas consignatarios en La Luz que les cogió con el paso cambiado, al ser un adelantado de las necesidades que demandaba la modernización de la tarea portuaria con la llegada del contenedor y la desaparición del barco convencional de la carga suelta. Este era Javier Esquível, un hombre providencial con una visión adelantada del negocio portuario. Un gran relaciones públicas que se movía por todas partes aunque abriendo camino aunque algunas veces no culminaba su obra. Fue una paladín del empuje que supuso el transbordo de contenedores colocando al puerto de La Luz en las primeras posiciones de los puertos españoles.

Hoy día la terminal de Opcsa es el “santo y seña” en el tráfico de nuestro recinto. Su planificación y modernidad con la incorporación de nueva maquinaria la ponen en vanguardia en Canarias de todos los recintos de su clase. Hay que reconocer que ha sido la obra de este vizcaíno-canario que nos ha dicho adiós para siempre. La única pena de Javier Esquível es que soñaba con la creación de un Instituto de Estudios Portuarios en nuestra Universidad para que los jóvenes se fueran adiestrando en el mundo del negocio marítimo pero no ha sido posible. Vaya nuestro reconocimiento en esta hora de la despedida con nuestro más sentido pésame a su esposa e hijas y demás familia. El puerto de La Luz ha perdido un firme valedor, un trabajador en primera fila por su desarrollo, que nunca dejaremos de agradecer por la visión adelantada que tuvo en todos los aspectos. Descanse en paz.

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